Se trata de Luis Alberto Díaz, al que se le aplicó la condena por el delito de "homicidio simple" en perjuicio del oficial Juan Ramón Galván, en un episodio registrado el 5 de agosto de 2012.
En la misma audiencia, los jueces resolvieron absolver a Fabián López, amigo de Díaz, acusado inicialmente de los delitos de "lesiones y resistencia a la autoridad" por agredir al mismo grupo de policías que llegó a la vivienda del agresor por la denuncia de su pareja, en un caso de violencia de genero.
El fallo fue dictado por los camaristas Graciela Viaña de Avendaño, Margarita Piazza de Montoto y Alfredo Pérez Gallardo,
Durante los alegatos, la fiscal Norma Elizabeth Morán había solicitado prisión perpetua para Díaz y dos años de suspenso para López.
Por su parte, los abogados defensores solicitaron la absolución de los acusados, por interpretar que actuaron "en legítima defensa" y que en el caso de Díaz se trató de un homicidio preterintencional, porque "no tuvo intenciones de matar al policía".
De acuerdo a la instrucción, los acusados habían compartido una cena en la que ingirieron abundante bebidas alcohólicas.
En horas de la madrugada, y por cuestiones del momento, López agredió a su pareja, Esther Toro, provocándole lesiones en el rostro, lo que derivó en una denuncia policial en el Destacamento de Pampa de los Guanacos.
Al arribo de la patrulla, los ocupantes de la casa se armaron de palos y machetes para enfrentar a los policías y durante un forcejeo, Díaz le pegó de atrás al policía Galván con un trozo de madera de quebracho.
Como consecuencia del golpe en la cabeza, el efectivo sufrió fractura de cráneo y falleció horas más tarde en el hospital zonal.
Durante el juicio oral y público, los acusados se abstuvieron de prestar declaración y en la última audiencia, que finalizó cerca de la medianoche de ayer en los Tribunales de Santiago del Estero, escucharon de pie y sin muestras de arrepentimiento el fallo judicial.
En tanto, los familiares del policía asesinado provocaron disturbios disconformidad con el fallo y los jueces debieron retirarse escoltados.
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Se trata de Luis Alberto Díaz, al que se le aplicó la condena por el delito de "homicidio simple" en perjuicio del oficial Juan Ramón Galván, en un episodio registrado el 5 de agosto de 2012.
En la misma audiencia, los jueces resolvieron absolver a Fabián López, amigo de Díaz, acusado inicialmente de los delitos de "lesiones y resistencia a la autoridad" por agredir al mismo grupo de policías que llegó a la vivienda del agresor por la denuncia de su pareja, en un caso de violencia de genero.
El fallo fue dictado por los camaristas Graciela Viaña de Avendaño, Margarita Piazza de Montoto y Alfredo Pérez Gallardo,
Durante los alegatos, la fiscal Norma Elizabeth Morán había solicitado prisión perpetua para Díaz y dos años de suspenso para López.
Por su parte, los abogados defensores solicitaron la absolución de los acusados, por interpretar que actuaron "en legítima defensa" y que en el caso de Díaz se trató de un homicidio preterintencional, porque "no tuvo intenciones de matar al policía".
De acuerdo a la instrucción, los acusados habían compartido una cena en la que ingirieron abundante bebidas alcohólicas.
En horas de la madrugada, y por cuestiones del momento, López agredió a su pareja, Esther Toro, provocándole lesiones en el rostro, lo que derivó en una denuncia policial en el Destacamento de Pampa de los Guanacos.
Al arribo de la patrulla, los ocupantes de la casa se armaron de palos y machetes para enfrentar a los policías y durante un forcejeo, Díaz le pegó de atrás al policía Galván con un trozo de madera de quebracho.
Como consecuencia del golpe en la cabeza, el efectivo sufrió fractura de cráneo y falleció horas más tarde en el hospital zonal.
Durante el juicio oral y público, los acusados se abstuvieron de prestar declaración y en la última audiencia, que finalizó cerca de la medianoche de ayer en los Tribunales de Santiago del Estero, escucharon de pie y sin muestras de arrepentimiento el fallo judicial.
En tanto, los familiares del policía asesinado provocaron disturbios disconformidad con el fallo y los jueces debieron retirarse escoltados.