En medio de esta guerra que no da tregua, al menos ocho personas fallecieron ayer y más de 20 resultaron heridas en un bombardeo contra el barrio de Bab Touma, en el casco histórico de Damasco, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización pro opositora con sede en Londres.
El director del Observatorio, Rami Abderrahman, informó que los proyectiles cayeron en la zona de Al Qaimariya, conocida por sus restaurantes; mientras que la agencia de noticias oficial siria Sana sólo destacó que el responsable del ataque fue la milicia insurgente Ejército del Islam.
El barrio de Bab Touma, de mayoría cristiana y en manos del gobierno de Bashar al Assad, suele ser blanco de cohetes lanzados por grupos armados rebeldes sirios desde los barrios que controlan en las afueras de la ciudad.
La caída de cohetes en Damasco había disminuido tras la entrada en vigor del alto el fuego pactado por Estados Unidos y Rusia en febrero pasado, pero aunque esta tregua que aún sigue vigente en algunas partes del país- los combates y los bombardeos nunca se detuvieron del todo y la violencia parece haber escalado otra vez en los últimos meses.
El gobierno sirio reiteró ayer que "está dispuesto a alcanzar una solución política a la crisis (...) y a reanudar el diálogo entre los sirios sin precondiciones", según aseguró una fuente anónima de la Cancillería a la agencia local Sana.
Sin embargo, en el terreno no se vislumbra ninguna posibilidad de diálogo o de paz.
Horas antes del ataque contra el casco histórico de Damasco, el Observatorio denunció que al menos cinco miembros de la Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una milicia kurdo-siria apoyada por Estados Unidos, y 16 combatientes del Estado Islámico (EI) murieron en combates en la ciudad siria de Manbech, al este de la provincia norteña de Alepo, uno de los lugares más calientes de esa guerra.
En Alepo los combates y los bombardeos escalaron tanto que cada vez menos hospitales pueden permanecer abiertos. Ayer cerraron otros cuatro centros médicos de campaña por razones de seguridad, a los que se suman varios dirigidos o asistidos por organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras y Médicos del Mundo.
Estos combates son parte de la ofensiva de la milicia kurdo para recuperar el territorio tomado por el EI desde 2014. En el medio, otra vez, quedaron los civiles que están encerrados en pueblos y ciudades y que son amenazados por los islamistas.
El Observatorio denunció que al menos ocho civiles, entre ellos mujeres y niños, fueron asesinados por el EI cuando intentaban huir de las zonas controladas por esta milicia, que a fines de 2014 había logrado controlar más de un cuarto de los territorios vecinos de Irak y Siria.
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En medio de esta guerra que no da tregua, al menos ocho personas fallecieron ayer y más de 20 resultaron heridas en un bombardeo contra el barrio de Bab Touma, en el casco histórico de Damasco, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización pro opositora con sede en Londres.
El director del Observatorio, Rami Abderrahman, informó que los proyectiles cayeron en la zona de Al Qaimariya, conocida por sus restaurantes; mientras que la agencia de noticias oficial siria Sana sólo destacó que el responsable del ataque fue la milicia insurgente Ejército del Islam.
El barrio de Bab Touma, de mayoría cristiana y en manos del gobierno de Bashar al Assad, suele ser blanco de cohetes lanzados por grupos armados rebeldes sirios desde los barrios que controlan en las afueras de la ciudad.
La caída de cohetes en Damasco había disminuido tras la entrada en vigor del alto el fuego pactado por Estados Unidos y Rusia en febrero pasado, pero aunque esta tregua que aún sigue vigente en algunas partes del país- los combates y los bombardeos nunca se detuvieron del todo y la violencia parece haber escalado otra vez en los últimos meses.
El gobierno sirio reiteró ayer que "está dispuesto a alcanzar una solución política a la crisis (...) y a reanudar el diálogo entre los sirios sin precondiciones", según aseguró una fuente anónima de la Cancillería a la agencia local Sana.
Sin embargo, en el terreno no se vislumbra ninguna posibilidad de diálogo o de paz.
Horas antes del ataque contra el casco histórico de Damasco, el Observatorio denunció que al menos cinco miembros de la Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una milicia kurdo-siria apoyada por Estados Unidos, y 16 combatientes del Estado Islámico (EI) murieron en combates en la ciudad siria de Manbech, al este de la provincia norteña de Alepo, uno de los lugares más calientes de esa guerra.
En Alepo los combates y los bombardeos escalaron tanto que cada vez menos hospitales pueden permanecer abiertos. Ayer cerraron otros cuatro centros médicos de campaña por razones de seguridad, a los que se suman varios dirigidos o asistidos por organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras y Médicos del Mundo.
Estos combates son parte de la ofensiva de la milicia kurdo para recuperar el territorio tomado por el EI desde 2014. En el medio, otra vez, quedaron los civiles que están encerrados en pueblos y ciudades y que son amenazados por los islamistas.
El Observatorio denunció que al menos ocho civiles, entre ellos mujeres y niños, fueron asesinados por el EI cuando intentaban huir de las zonas controladas por esta milicia, que a fines de 2014 había logrado controlar más de un cuarto de los territorios vecinos de Irak y Siria.