En un breve discurso frente a la sede de gobierno, apenas minutos después de ser nombrada por la reina Isabel II como la nueva primer ministro en el Palacio de Buckingham, May reivindicó el legado de su antecesor y correligionario, David Cameron, a quien calificó como "un primer ministro moderno".
Celebró su "estabilización de la economía" y su lucha por una mayor "justicia social", pero acto seguido enumeró los problemas sociales y económicos que aquejan al país y la discriminación y padecimientos que sufren los pobres, las minorías raciales y las mujeres.
May prometió que su Gobierno continuará la misma senda de búsqueda de la justicia social y adelantó que no priorizará "a los poderosos, a los ricos o a los privilegiados" a la hora de promover leyes y tomar decisiones, y describió con detalles las dificultades que enfrentan actualmente las familias de clase trabajadora que "luchan para llegar a fin de mes". "Vamos a tratar de ayudar a todos, no importa de dónde vengan y sus antecedentes", sentenció la nueva premier, que destacó las diferencias económicas y raciales que aún marcan el ritmo social de Reino Unido, una de las principales potencias de Europa y del mundo entero.
May destacó la necesidad de crear una unidad dentro del reino -nombró a Irlanda del norte, Gales y Escocia, tres regiones que comenzaron a coquetear con una ruptura tras el "Brexit"- y de "construir un rol más constructivo en el mundo" una vez que el país abandone la UE, un proceso que ella misma deberá iniciar en los próximos días y que podría concentrar su atención durante dos años. La mandataria apoyó la permanencia de Reino Unido dentro de la UE como ministra de Interior de Cameron, pero una vez que la salida del bloqueo triunfó se convirtió en una de las opciones más fuertes del Partido Conservador.
inicia sesión o regístrate.
En un breve discurso frente a la sede de gobierno, apenas minutos después de ser nombrada por la reina Isabel II como la nueva primer ministro en el Palacio de Buckingham, May reivindicó el legado de su antecesor y correligionario, David Cameron, a quien calificó como "un primer ministro moderno".
Celebró su "estabilización de la economía" y su lucha por una mayor "justicia social", pero acto seguido enumeró los problemas sociales y económicos que aquejan al país y la discriminación y padecimientos que sufren los pobres, las minorías raciales y las mujeres.
May prometió que su Gobierno continuará la misma senda de búsqueda de la justicia social y adelantó que no priorizará "a los poderosos, a los ricos o a los privilegiados" a la hora de promover leyes y tomar decisiones, y describió con detalles las dificultades que enfrentan actualmente las familias de clase trabajadora que "luchan para llegar a fin de mes". "Vamos a tratar de ayudar a todos, no importa de dónde vengan y sus antecedentes", sentenció la nueva premier, que destacó las diferencias económicas y raciales que aún marcan el ritmo social de Reino Unido, una de las principales potencias de Europa y del mundo entero.
May destacó la necesidad de crear una unidad dentro del reino -nombró a Irlanda del norte, Gales y Escocia, tres regiones que comenzaron a coquetear con una ruptura tras el "Brexit"- y de "construir un rol más constructivo en el mundo" una vez que el país abandone la UE, un proceso que ella misma deberá iniciar en los próximos días y que podría concentrar su atención durante dos años. La mandataria apoyó la permanencia de Reino Unido dentro de la UE como ministra de Interior de Cameron, pero una vez que la salida del bloqueo triunfó se convirtió en una de las opciones más fuertes del Partido Conservador.