Marino había sido traído a juicio con la calificación legal de "homicidio doblemente calificado por alevosía y la calidad de la víctima en grado de tentativa", luego de ingresar en la madrugada a la vivienda de su expareja, ubicada en la cuarta etapa del barrio periqueño La Nueva Ciudad y agredió con un arma blanca a la madre de su hijo y su nueva pareja.
Según la requisitoria fiscal la expareja del imputado, Noelia Farfán, descansaba junto a su concubino Carlos Jurado y su hijo de apenas tres años (producto de la primera relación).
En esas circunstancias Marino ingresó de manera sigilosa al interior de la vivienda y con un cuchillo tipo sierrita en cada mano, estando sus víctimas en pleno estado de indefensión, hirió en primer lugar en el hombro izquierdo a Jurado, para luego dirigirse hacia su expareja manifestándole varias amenazas.
Marino además intentó apuñalar a Farfán mientras gritaba que "los iba a matar a todos", le causó dos heridas en los brazos, producto del acto reflejo de defensa de la víctima. Al tiempo que Jurado intentaba reponerse de la cama recibió un "puntazo" en la cabeza y fue reducido y obligado a caminar hacia la galería, fuera de la vivienda.
Jurado en el momento que caminaba con un cuchillo en el cuello delante de su agresor, recibió cuatro heridas más en el brazo izquierdo y en un "descuido" logró zafarse y reducir a su agresor.
El Tribunal en una extensa deliberación finalmente resolvió cambiar la calificación legal del hecho por el que había sido traído a juicio Marino y nuevamente se abrió el debate social en cuanto a la pena que tiene que pesar sobre los hombres agreden a sus exparejas y en los peores de los casos, terminan perpetrando la muerte.
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Marino había sido traído a juicio con la calificación legal de "homicidio doblemente calificado por alevosía y la calidad de la víctima en grado de tentativa", luego de ingresar en la madrugada a la vivienda de su expareja, ubicada en la cuarta etapa del barrio periqueño La Nueva Ciudad y agredió con un arma blanca a la madre de su hijo y su nueva pareja.
Según la requisitoria fiscal la expareja del imputado, Noelia Farfán, descansaba junto a su concubino Carlos Jurado y su hijo de apenas tres años (producto de la primera relación).
En esas circunstancias Marino ingresó de manera sigilosa al interior de la vivienda y con un cuchillo tipo sierrita en cada mano, estando sus víctimas en pleno estado de indefensión, hirió en primer lugar en el hombro izquierdo a Jurado, para luego dirigirse hacia su expareja manifestándole varias amenazas.
Marino además intentó apuñalar a Farfán mientras gritaba que "los iba a matar a todos", le causó dos heridas en los brazos, producto del acto reflejo de defensa de la víctima. Al tiempo que Jurado intentaba reponerse de la cama recibió un "puntazo" en la cabeza y fue reducido y obligado a caminar hacia la galería, fuera de la vivienda.
Jurado en el momento que caminaba con un cuchillo en el cuello delante de su agresor, recibió cuatro heridas más en el brazo izquierdo y en un "descuido" logró zafarse y reducir a su agresor.
El Tribunal en una extensa deliberación finalmente resolvió cambiar la calificación legal del hecho por el que había sido traído a juicio Marino y nuevamente se abrió el debate social en cuanto a la pena que tiene que pesar sobre los hombres agreden a sus exparejas y en los peores de los casos, terminan perpetrando la muerte.