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15 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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El Papa denunció que "hay una sociedad de pocos y para pocos"

Lunes, 15 de febrero de 2016 01:30
MÉXICO / FRANCISCO CUMPLIÓ SU SUEÑO DE REZARLE A LA VIRGEN DE GUADALUPE. 
El papa Francisco denunció ayer cómo el comportamiento del hombre crea "una sociedad de pocos y para pocos" durante la multitudinaria misa celebrada en Ecatepec, municipio mexicano con un alto nivel de marginación y violencia.
En el área campestre del centro estudios de Ecatepec se concentraron cerca 300 mil personas para escuchar al pontífice, quien habló en su homilía de que el sueño de Dios "está continuamente amenazado por el padre de la mentira, por aquel que busca separarnos, generando una sociedad dividida y enfrentada", una "sociedad de pocos y para pocos".
Comenzó su sermón recordando que ya estamos el tiempo de Cuaresma, que precede a la Pascua, y que "es un tiempo especial para recordar el regalo de nuestro bautismo, cuando fuimos hechos hijos de Dios".
"La Iglesia nos invita a reavivar el don que se nos ha obsequiado para no dejarlo dormido como algo del pasado o en algún cajón de los recuerdos", dijo, e invitó a "recuperar la alegría y la esperanza que nos hace sentir hijos amados del Padre".
También recordó que estamos transitando el tiempo de Cuaresma y pidió a los fieles recuperar la esperanza en Dios.
También se refirió al sufrimiento que "experimentamos en nuestra propia carne o en la de nuestra familia, el dolor que nace de no sentir reconocida esa dignidad que todos llevamos dentro".
"Cuántas veces hemos tenido que llorar y arrepentirnos por darnos cuenta de que no hemos reconocido esa dignidad en otros", exclamó y agregó: "Cuántas veces, y con dolor lo digo, somos ciegos e inmunes ante la falta de reconocimiento de la dignidad propia y ajena".
Por ello, Francisco indicó que la "Cuaresma es tiempo para ajustar los sentidos y abrir los ojos frente a tantas injusticias que atentan directamente contra el sueño y proyecto de Dios".
Citó las tres tentaciones que rompen y dividen la imagen de Dios: la riqueza, la vanidad y el orgullo.
Sobre la riqueza dijo que se trata de "adueñarse de bienes que han sido dados para todos y utilizarlos tan sólo para mí: Es tener el pan a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento", al tiempo que criticó "la búsqueda de prestigio con base en la descalificación continua y constante de los que no son como uno".
El sumo pontífice lamentó "la búsqueda exacerbada de esos cinco minutos de fama que no perdona la fama de los demás, haciendo leña del árbol caído", y nombró luego la tercera tentación, "el orgullo", el "ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la vida común de los mortales".

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El papa Francisco denunció ayer cómo el comportamiento del hombre crea "una sociedad de pocos y para pocos" durante la multitudinaria misa celebrada en Ecatepec, municipio mexicano con un alto nivel de marginación y violencia.
En el área campestre del centro estudios de Ecatepec se concentraron cerca 300 mil personas para escuchar al pontífice, quien habló en su homilía de que el sueño de Dios "está continuamente amenazado por el padre de la mentira, por aquel que busca separarnos, generando una sociedad dividida y enfrentada", una "sociedad de pocos y para pocos".
Comenzó su sermón recordando que ya estamos el tiempo de Cuaresma, que precede a la Pascua, y que "es un tiempo especial para recordar el regalo de nuestro bautismo, cuando fuimos hechos hijos de Dios".
"La Iglesia nos invita a reavivar el don que se nos ha obsequiado para no dejarlo dormido como algo del pasado o en algún cajón de los recuerdos", dijo, e invitó a "recuperar la alegría y la esperanza que nos hace sentir hijos amados del Padre".
También recordó que estamos transitando el tiempo de Cuaresma y pidió a los fieles recuperar la esperanza en Dios.
También se refirió al sufrimiento que "experimentamos en nuestra propia carne o en la de nuestra familia, el dolor que nace de no sentir reconocida esa dignidad que todos llevamos dentro".
"Cuántas veces hemos tenido que llorar y arrepentirnos por darnos cuenta de que no hemos reconocido esa dignidad en otros", exclamó y agregó: "Cuántas veces, y con dolor lo digo, somos ciegos e inmunes ante la falta de reconocimiento de la dignidad propia y ajena".
Por ello, Francisco indicó que la "Cuaresma es tiempo para ajustar los sentidos y abrir los ojos frente a tantas injusticias que atentan directamente contra el sueño y proyecto de Dios".
Citó las tres tentaciones que rompen y dividen la imagen de Dios: la riqueza, la vanidad y el orgullo.
Sobre la riqueza dijo que se trata de "adueñarse de bienes que han sido dados para todos y utilizarlos tan sólo para mí: Es tener el pan a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento", al tiempo que criticó "la búsqueda de prestigio con base en la descalificación continua y constante de los que no son como uno".
El sumo pontífice lamentó "la búsqueda exacerbada de esos cinco minutos de fama que no perdona la fama de los demás, haciendo leña del árbol caído", y nombró luego la tercera tentación, "el orgullo", el "ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la vida común de los mortales".

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