Un grupo de empleados de una
compañía ganadera amenazó ayer con
pistolas automáticas a los miembros de la comunidad indígena Sawhoyamaxa de
Paraguay, que recientemente logró que el Estado expropie a su favor 14.404 hectáreas que un empresario alemán les había arrebatado, informó la ONG Tierraviva.
Sawhoyamaxa es la primera comunidad indígena en Paraguay que se ha beneficiado de una expropiación de tierras en democracia.
Después de ser expulsados de su territorio ancestral, y tras 23 años de lucha en los tribunales, lograron que el año pasado el Estado promulgara una ley que les devuelve 14.404 hectáreas.
El incidente comenzó cuando cinco personas armadas que trabajan para las firmas Roswell Company S.A. y Kansol S.A., propiedad del ganadero alemán Heribert Roedel, acudieron hasta las viviendas de la comunidad indígena, en sus tierras ubicadas en el Chaco paraguayo, y les exigieron que se marcharan, informó Ireneo Téllez, abogado de Tierraviva.
Cuando el líder de la comunidad, Carlos Marecos, se enfrentó al gerente de Roedel, identificado como Luís Brítez, este respondió sacando una pistola y apuntándole a la cara, según Téllez.
"Con toda impunidad, además iba acompañado de dos policías que ni le sacaron el arma ni lo detuvieron pese a estar cometiendo un delito flagrante de amenaza", dijo Téllez a una agencia de noticias en conversación telefónica desde el lugar, ubicado en el departamento de Presidente Hayes, a unos 300 kilómetros de Asunción.
La comunidad espera que el Estado dé cumplimiento al resto de la sentencia de la Corte de Derechos Humanos (Cidh). La comunidad espera que el Estado dé cumplimiento al resto de la sentencia de la Corte de Derechos Humanos (Cidh).
"Si no hubiese intervenido el resto de la comunidad, no sé que hubiera pasado", agregó el abogado.
"Está todo filmado y por suerte logramos que los policías lo hicieran constar en el acta. Aunque la Fiscalía, con la que nos comunicamos, se negó a constituirse en el lugar cuando tienen la obligación de hacerlo", añadió.
Sin embargo, los nativos aún no han conseguido que los empleados del ganadero abandonen las tierras.
Un grupo de empleados de una
compañía ganadera amenazó ayer con
pistolas automáticas a los miembros de la comunidad indígena Sawhoyamaxa de
Paraguay, que recientemente logró que el Estado expropie a su favor 14.404 hectáreas que un empresario alemán les había arrebatado, informó la ONG Tierraviva.
Sawhoyamaxa es la primera comunidad indígena en Paraguay que se ha beneficiado de una expropiación de tierras en democracia.
Después de ser expulsados de su territorio ancestral, y tras 23 años de lucha en los tribunales, lograron que el año pasado el Estado promulgara una ley que les devuelve 14.404 hectáreas.
El incidente comenzó cuando cinco personas armadas que trabajan para las firmas Roswell Company S.A. y Kansol S.A., propiedad del ganadero alemán Heribert Roedel, acudieron hasta las viviendas de la comunidad indígena, en sus tierras ubicadas en el Chaco paraguayo, y les exigieron que se marcharan, informó Ireneo Téllez, abogado de Tierraviva.
Cuando el líder de la comunidad, Carlos Marecos, se enfrentó al gerente de Roedel, identificado como Luís Brítez, este respondió sacando una pistola y apuntándole a la cara, según Téllez.
"Con toda impunidad, además iba acompañado de dos policías que ni le sacaron el arma ni lo detuvieron pese a estar cometiendo un delito flagrante de amenaza", dijo Téllez a una agencia de noticias en conversación telefónica desde el lugar, ubicado en el departamento de Presidente Hayes, a unos 300 kilómetros de Asunción.
La comunidad espera que el Estado dé cumplimiento al resto de la sentencia de la Corte de Derechos Humanos (Cidh). La comunidad espera que el Estado dé cumplimiento al resto de la sentencia de la Corte de Derechos Humanos (Cidh).
"Si no hubiese intervenido el resto de la comunidad, no sé que hubiera pasado", agregó el abogado.
"Está todo filmado y por suerte logramos que los policías lo hicieran constar en el acta. Aunque la Fiscalía, con la que nos comunicamos, se negó a constituirse en el lugar cuando tienen la obligación de hacerlo", añadió.
Sin embargo, los nativos aún no han conseguido que los empleados del ganadero abandonen las tierras.