El padre del joven
Ariel Llampa además contó, al borde de derramar lágrimas, cómo era su hijo y el pesar que su familia vive en este tiempo, desde que no sabe de su paradero.
"Si él estuviera vivo y pudiera, lo primero que haría sería buscar la manera de comunicarse con su madre, él ama a su mamá más que a nada en el mundo; cuando estaba en mi casa todo el tiempo le demostraba su amor, todo el tiempo la mimaba
Ariel tenía 17 años en el momento de su desaparición, cursaba el cuarto año del secundario, tenía sueños como todo adolescente, quería estudiar medicina "y de seguro lo lograría, porque era un chico muy inteligente", dijo Ceferino.
"Mi hijo jugaba mucho al fútbol, andaba para todos lados y se hizo de muchos amigos, por eso creo que para haberlo atacado, primero debieron agarrarlo solo y luego doparlo, porque no era un muchacho que fácilmente podían agredirlo, tenía un buen estado físico", dijo.
Además Ceferino habló de su cansancio y el profundo dolor que le genera la incertidumbre de no saber si está con vida o no su hijo Ariel. "Estamos todos cansados, pero no bajamos los brazos, vamos a seguir buscándolo y vamos a tocar las puertas que sean necesarias para que nos ayuden", dijo Llampa.
El padre del joven
Ariel Llampa además contó, al borde de derramar lágrimas, cómo era su hijo y el pesar que su familia vive en este tiempo, desde que no sabe de su paradero.
"Si él estuviera vivo y pudiera, lo primero que haría sería buscar la manera de comunicarse con su madre, él ama a su mamá más que a nada en el mundo; cuando estaba en mi casa todo el tiempo le demostraba su amor, todo el tiempo la mimaba
Ariel tenía 17 años en el momento de su desaparición, cursaba el cuarto año del secundario, tenía sueños como todo adolescente, quería estudiar medicina "y de seguro lo lograría, porque era un chico muy inteligente", dijo Ceferino.
"Mi hijo jugaba mucho al fútbol, andaba para todos lados y se hizo de muchos amigos, por eso creo que para haberlo atacado, primero debieron agarrarlo solo y luego doparlo, porque no era un muchacho que fácilmente podían agredirlo, tenía un buen estado físico", dijo.
Además Ceferino habló de su cansancio y el profundo dolor que le genera la incertidumbre de no saber si está con vida o no su hijo Ariel. "Estamos todos cansados, pero no bajamos los brazos, vamos a seguir buscándolo y vamos a tocar las puertas que sean necesarias para que nos ayuden", dijo Llampa.