El psicoanalista de la Biblioteca Analítica de Jujuy, expuso en el curso que esa entidad organizó denominado"Tristeza, depresión y melancolía", que en su quinta clase busca dar a conocer el enfoque desde el psicoanálisis. Plantea un rumbo crítico del la psiquiatría y la medicación como cura, y que ante esto se puede reinterpretar la propia historia y cambiar su destino.
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El psicoanalista de la Biblioteca Analítica de Jujuy, expuso en el curso que esa entidad organizó denominado"Tristeza, depresión y melancolía", que en su quinta clase busca dar a conocer el enfoque desde el psicoanálisis. Plantea un rumbo crítico del la psiquiatría y la medicación como cura, y que ante esto se puede reinterpretar la propia historia y cambiar su destino.
¿Cuál fue el enfoque que tuvo este curso centrado en depresión?
-Es un enfoque desde el Psicoanálisis para esta problemática, que se puede hablar de tristeza, de depresión o de melancolía. Cuando hablamos de depresión, es un término que se puso de moda en los últimos 50 años, acompañado de un movimiento de investigación de la psiquiatría y que la asocia a una enfermedad y ofrece una cura, un medicamento que la podría curar. Nosotros planteamos un enfoque más crítico de esa perspectiva reduccionista, investigamos y exponemos lo que pueden ser múltiples causas de este estado de ánimo, de esta afección y padecimiento que puede tomar distintas formas. A veces puede tomar la forma de tristeza con distintos niveles de gravedad, pero que no necesariamente implica una enfermedad, entonces al tener múltiples causas y determinantes, la resolución no pasa por un medicamento sino por una pregunta sobre las condiciones de vida de la gente, las pérdidas, los ideales, el vacío, la necesidad, la ilusión. Quizás los imperativos desde la publicidad o del marketing se crean necesidades y se imponen ideales, que las personas deberían ser felices. Entonces que uno no alcance esos niveles de felicidad aparece el efecto relacionado con la tristeza, la sensación de no estar a la altura de los ideales, de lo que la sociedad exige o de la que publicidad nos muestra.
¿Es decir que se vive una frustración latente, sea por necesidades afectivas, emocionales o de consumo, no alcanzar los niveles de vida que se supone debe tener para ser felices?
-Así es. Y si bien actualmente se puso de moda lo de la depresión, vemos que es un efecto de la época donde hay una obligación de consumo, una oferta de múltiples productos que ofrecen la felicidad y mucha gente al no poder alcanzarlos encuentra en una sensación de vacío, que es constitutivo. Tomamos la historia de la melancolía, un término más antiguo que el de depresión, los autores clásicos hablan de un vacío, una falta que nos atraviesa a todos los seres humanos. La felicidad es una meta a alcanzar, son pocas las personas que podría decirse que viven en un estado de felicidad permanente. Hay quienes viven esa falta como un motor que los lleva a progresar, avanzar, investigar, saber más, a crecer; y otros que dicen que les falta eso y que contra eso no pueden hacer nada, o habrá algún medicamento que lo cure, o un producto, un trago, ropa o algo que lo haga feliz.
-¿Ahí entran a jugar las adicciones?
-Ahí entran directamente las adicciones, la principal es el alcohol, la publicidad nos muestra sujetos felices gracias a eso, y es una droga legal. Luego tenemos aquéllos que tienen más al alcance de la mano por condiciones sociales o contextuales, la droga que funciona para tapar esa sensación de vacío, a veces para aliviar la sensación de tristeza.
¿Todas son como muletas de evasión?
-Si son como muletas para palear ese vacío.
¿Pero hay gente que tiene esos vacíos emocionales por predisposición, más que otros?
-Si, hay gente que frente a eso efectivamente llega a sufrir mucho, aislarse, a renunciar a la vida, a todo intento de modificar las condiciones de su vida y otros que pueden hacer algo con eso. Lo que proponemos desde el psicoanálisis son distintas herramientas teóricas para operar frente a estas presentaciones de la tristeza, a veces diagnosticadas como depresión, que a veces vienen de tratamientos largos con medicación sin que haya una modificación sustancial. Entonces a veces una entrevista con un psicoanalista puede aclarar, modificar algo de eso, relanzar nuevamente el deseo de las personas.
¿Se decía que la raíz en todo estaba en la niñez, la familia?
-El ser humano vienen con un bagaje biológico, se va construyendo en unas relaciones con sus padres, con las personas encargadas de su crianza, y ese modo en que fueron educados, criados, las cosas azarosas, contingencias si nos van marcando y determinando los efectos. Luego, se ven en los síntomas, la personalidad, los rasgos de carácter, son producto de una historia.
¿Cómo se pueden cambiar a través del psicoanálisis, con qué elementos?
-En psicoanálisis vemos que se puede modificar la historia, que uno no está condenado por las cosas que le ocurrieron en la infancia a sufrir toda la vida de eso, eso se puede modificar y cambiar. El psicoanálisis propone una relectura, una reinterpretación de lo que podrían haber sido condiciones de vida no muy felices, otra lectura de esa vida que permita empezar de nuevo, vivir de nuevo la historia y crearse quizás un destino diferente.