El pintor y escultor orureño Gustavo Lara Torrez falleció en la madrugada de ayer por complicaciones en su salud, según informó a los medios bolivianos ayer, el director de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (BCB) Roberto Borda.
Era hermano del también fallecido recientemente pintor y muralista Raúl Lara, nació en Huanuni, Oruro, en 1934.
Gustavo Lara Torrez estudió arte en Oruro (1948-1952), y residió en Argentina entre 1955 y 1977, incluso en nuestra provincia.
Marlene Durán Zuleta (1987) comentó: "A la distancia ha difundido el arte, en sus diferentes técnicas, mostrando talento y calidad mereciendo de esta manera un lugar definitivo a nivel internacional".
El estudioso del arte Pedro Querejazu (1989), anotó sobre el artista: "preocupado por la representación del ser humano, muestra a barrocos santos tentados por sensuales diablesas, a señoriales y esquivos arcángeles y cortesanas escondidas en azules penumbras".
Entre sus obras más célebres se encuentra la escultura de bronce de la heroína Juana Azurduy de Padilla, realizada en 1989 y que está instalada en la plaza del mismo nombre en Villa Dolores, en la ciudad de El Alto, de su país.
Fue consejero de la Fundación del Banco Central de Bolivia y obtuvo varios reconocimientos, entre ellos el Premio del proyecto Monumento Minero de Huanuni (Oruro, 1950); Primer Premio Adquisición del I Salón Nacional del Ministerio de Educación (LP, 1955); Premio Adquisición del Concurso de Retratos de Bolívar y Sucre de la UTO (Oruro, 1955); Primer Premio en pintura del Salón Murillo con la obra ’Estudio I’ (LP, 1978); Mención Honrosa en la II Bienal INBO (LP, 1977).
Al igual que su hermano Raúl, Gustavo Lara, dejó su marca indeleble en el arte de Jujuy, haber vivido en nuestra tierra lo inspiró y marcó a él también. Sin dudas los enriquecimientos y las marcas fueron mutuas.
Ambos estudiaron primero Artes Plásticas en Oruro junto a otro artista, Félix Ayaviri, y luego en Buenos Aires, Argentina.
Cuando falleció su hermano Raúl, en agosto de 2011, Gustavo Lara, que era mayor recordó que su hermano siempre estaba rodeado de arte. "Yo tengo 9 años más que él y tenía mi taller de pintura y escultura en Oruro y él vivía en ese ambiente. Un buen día quiso que le prestara mis acuarelas más viejitas, yo le presté las más nuevitas, le di una clase y le indiqué un paisaje para pintar. A la hora, me sorprendió con una hermosa acuarela. Ahí empezó su vida de artista hasta hoy, tendría unos 11 o 12 años", rememoraba en ese momento. Así es que ambos fueron artistas plásticos brillantes y muy compañeros a lo largo de toda su vida.
Junto a otro hermano, Rafael, vivieron en nuestro país, donde conocieron además al poeta puneño Domingo Zerpa, y de ahí también los lazos con nuestra provincia.
Raúl incluso convivió con Domingo Zerpa en Buenos Aires.
El vínculo de los hermanos Lara siempre fue muy fuerte, es por eso que Gustavo también partió a Argentina donde vivió junto a sus hermanos Raúl y Rafael, este último fue torturado y es uno de los miles de desaparecidos a manos de la dictadura militar. El dolor de la pérdida hizo regresar al país a Raúl y Gustavo, en la década del 70.
"Cuando volvimos nos impresionó mucho el paisaje y el mestizo, encontramos en la temática urbana un mundo de sugerencias para el hecho artístico", explicaba Gustavo Lara. Y es que los artistas regresaron y se instalaron en La Paz, una ciudad donde quedaron cautivados por el mestizo, el cholo y las fiestas populares.
Gustavo Lara decía de su hermano, aún después de su muerte, que "hay algo permanente con él, estamos juntos en todo, aún ahora. Lo tengo presente siempre, éramos muy amigos, muy compañeros, muy colegas y muy trabajadores, vivió su mundo artístico con completa libertad”.