A pesar de insistir permanentemente en la concientización de la importancia de contar con un espacio libre de objetos para favorecer la circulación de peatones y especialmente de personas con discapacidad visual, transitar por las aceras y espacios públicos continúa siendo todo un desafío.
Actualmente es común ver un sinfín de cosas fuera de lugar, que incluyen desde autos estacionados sobre las veredas y en las esquinas donde se encuentran los acceso a las rampas, mesas de bares y restaurantes que se instalan sobre las veredas, puestos de venta ambulantes, hasta ramas de árboles que sobresalen, basura acumulada en esquinas y cartelería, elementos que constituyen un gran inconveniente para las personas no videntes, a la hora de circular por las calles de la ciudad.
De igual modo, la carencia de otros elementos indispensables para las personas no videntes se hace notable, tal es el caso de los semáforos sonoros que ayudan a lograr una mayor independencia para cruzar las calles, los cuales escasean, sobre todo en las principales arterias de la ciudad donde son aún más necesarios.
Si bien se ha mejorado la conciencia de los ciudadanos en cuanto a la asistencia a las personas ciegas o de visión reducida, especialmente a la hora de cruzar las calles o subir a un colectivo, es necesario propiciar conductas solidarias que faciliten la libre circulación tanto para este sector, como para toda la sociedad en su conjunto.
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Actualmente es común ver un sinfín de cosas fuera de lugar, que incluyen desde autos estacionados sobre las veredas y en las esquinas donde se encuentran los acceso a las rampas, mesas de bares y restaurantes que se instalan sobre las veredas, puestos de venta ambulantes, hasta ramas de árboles que sobresalen, basura acumulada en esquinas y cartelería, elementos que constituyen un gran inconveniente para las personas no videntes, a la hora de circular por las calles de la ciudad.
De igual modo, la carencia de otros elementos indispensables para las personas no videntes se hace notable, tal es el caso de los semáforos sonoros que ayudan a lograr una mayor independencia para cruzar las calles, los cuales escasean, sobre todo en las principales arterias de la ciudad donde son aún más necesarios.
Si bien se ha mejorado la conciencia de los ciudadanos en cuanto a la asistencia a las personas ciegas o de visión reducida, especialmente a la hora de cruzar las calles o subir a un colectivo, es necesario propiciar conductas solidarias que faciliten la libre circulación tanto para este sector, como para toda la sociedad en su conjunto.
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