El apelativo "tacita de plata" que hace muchos años hacía referencia directa a San Salvador de Jujuy, actualmente no se ajusta a la realidad de la ciudad que, lejos de ser aquel vistoso valle, se encuentra abandonada. Uno de los vecinos de la capital, recordó la importancia de que cada ciudadano se responsabilice de su cuidado.
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El apelativo "tacita de plata" que hace muchos años hacía referencia directa a San Salvador de Jujuy, actualmente no se ajusta a la realidad de la ciudad que, lejos de ser aquel vistoso valle, se encuentra abandonada. Uno de los vecinos de la capital, recordó la importancia de que cada ciudadano se responsabilice de su cuidado.
Varias son las ideas que el médico José Arcadio Menéndez recuerda del por qué se denominaba "tacita de plata" a la ciudad, "porque se exalta su presencia sobre el verde de los cerros, por su antigua artesanía y riqueza en plata, por su blancura y donaire, por su coqueto trazado entre ríos que la rodean como cintas que de noche reverberan cuando los ensancha la luna, porque es pequeña y argentea (moneda de plata, tacita) que así parece de lejos, o porque así llaman a Cádiz, tacita de Andalucía con sus montañas y ríos de aires y serranías parecidas a Jujuy", mencionó entre otros calificativos.
En ese marco, sostuvo que más allá de la misma naturalidad y la riqueza de su geografía, las calles y avenidas de la ciudad siempre se encontraban impecables y eso de debía su "brillo" particular. Sin embargo, hoy la ciudad se encuentra sucia, con papeles tirados en la vereda o la calle, bolsas rotas por perros vagabundos, envoltorios de golosinas, cajas de cigarrillos, cáscaras de frutas y envases de plástico. "¡Cuanto cambió la tacita de plata!", expresó Menéndez.
Aunque la limpieza suela asociarse al trabajo del municipio, destacó que la limpieza y respeto por la ciudad se aprende desde el hogar de cada ciudadano. Como vecino de la "tacita de plata" Menéndez opinó además que "si en el hogar esto no se enseña, en la escuela poco y nada, seguiremos en un chiquero lamentable, desagradable, empantanados junto a otros males reconfirmando nuestra lejana ubicación en el mundo civilizado. Y no me refiero a lo tecnológico, sino a perdedores e indiferentes en que nos convertimos. Parecería, todo nos da igual".
En este sentido se relacionó directamente el rol de la familia, e inmediatamente del Estado para volver a hacer que la ciudad recupere su esplendor. El médico y referente de una asociación civil de la provincia expresó que si bien hoy por hoy es difícil exigir a la población socializarse, nada justifica la desalineada situación. "La pobreza no significa ser sucio ni burro, a bañarse entonces y a estudiar y capacitarse. A elegir bien a quienes tienen el deber de cuidarnos y administrar nuestros recursos", enfatizó Menéndez en este sentido, y cerró su opinión citando un refrán de aborígenes australianos que dicen "todos estamos de visita en este momento y lugar. Hemos venido a observar, aprender, crecer, amar y volver a casa".
Un compromiso de todos
Sin duda, las impresiones de Menéndez se condicen con la realidad de nuestra ciudad capital, como también la necesidad de que cada uno de los habitantes de San Salvador de Jujuy se hagan cargo de lo que les toca. Esto es sencillo y no demanda demasiado trabajo.
Simplemente se trata de no arrojar basura en la vía pública. Si se sabe que el recolector no va a pasar no sacar los residuos a fin de evitar que los perros callejeros los esparzan por todos lados.
Por otro lado, cuidar el arbolado y mantener un arbolito en la vereda. No es mucho pedir.