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11 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Moza con marido

Jueves, 28 de marzo de 2013 19:25

Tras su fama de cantor magnífico y de peleador indoblegable iba nuestro gaucho por los valles. Su fama por delante, él por detrás, hasta que llegó a una casa de los suburbios de un pequeño caserío. Como suele suceder, allí había una moza y, como no siempre sucede, era muy bella.

La muchacha vivía con su marido y, para desgracia del marido, ella supo de la fama de hombría y poesía de nuestro hombre, por lo que todo su horizonte se ensoñó y lo esperaba como algunos años atrás había esperado al joven que luego fue su esposo. Vaya a saberse cómo, pero se cruzaron sus caminos.

Tal vez ella pastoreara sus cabras cuando él pasaba al descuido, o ella buscaba agua en el arroyo cuando él se lavaba la camisa en las aguas claras y frías de una mañana, o acaso ella iba a pagar su cuenta de televisión por cable cuando él silbaba al descuido unas milongas, pero la cosa es que los ojos de uno se reflejaron en los del otro.

No muy lejos estaba aquel a quien ya le picaban las sienes, que se les acercó algo picadito por el desayuno de vino con gaseosa y los increpó. El gaucho miró a la moza, y recordando la célebre pelea de Fierro para rescatar a la Cautiva, vio en ella a una pobre mujer privada de la libertad, esclava de aquel mal tipo, se apeó y lo esperó cuchillo en mano.

El combate no duró, de todos modos, mucho, cosa que acrecentó la fama de bravo de nuestro gaucho, que por entonces se creía un justiciero. La moza estaba atónita, y empezaba a esbozar un reclamo cuando el gaucho le dijo que era libre y que se le subiera a la grupa para huir.
 

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