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11 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Junto a la salamanca

Sabado, 16 de marzo de 2013 20:07

Junto a la vertiente de la salamanca no pudo dar la perrita negra con el Diablito, sino con una larga fila detrás de un hombre que explicaba lo que sucedía detrás de esas aguas cristalinas que caían desde la peña.

Los de la fila sacaban fotografías de cada uno de los detalles, atendían a las palabras de su guía y empezaban a comprar souvenires rojos cuando la perrita se metió entre ellos, sorprendida y asustada.

La gente se asombró con la silueta roja que empezó a recorrer el agua de la vertiente. La emoción llegaba al máximo y se cumplían con creces las promesas de la agencia de turismo: estaban viendo al Diablo en persona, cuando la perrita, que por ser negra no le temía, le mostró sus dientes con furia.

El guía empezó a desesperarse, no sea cosa que el Diablo se le espantara y con él la emoción de los turistas, cuando una mano de guante rojo salió del agua, la tomó del cuello y se la llevó del otro lado, dentro de la cueva.

Era donde la perrita quería llegar, la misma morada del Diablito, para saber la causa del fin del Carnaval desde ese Miércoles de Cenizas en el que todos regresaron a sus hogares como si nada más volviera pasar, pero los ojos del Diablo estaban aterrados.

Se dice que las perras negras pueden enfrentar al mismo Malo, pero su miedo parecía no venir de ella sino de la centena de locales y restoranes que ofrecían sus satánicos servicios desde cada rincón de la cueva de la salamanca.

Así no se puede vivir, dijo al fin el Diablo. Si hasta los santos han descubierto que este es un buen negocio.

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