El aburrimiento, que puede traducirse en la falta de proyectos para el futuro, impide llevar adelante una actividad profesional satisfactoria, dificulta las relaciones sociales, desemboca en la falta de incentivos, de pasiones o hobbies, y no permite a la persona mantener compromisos de cualquier tipo.
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El aburrimiento, que puede traducirse en la falta de proyectos para el futuro, impide llevar adelante una actividad profesional satisfactoria, dificulta las relaciones sociales, desemboca en la falta de incentivos, de pasiones o hobbies, y no permite a la persona mantener compromisos de cualquier tipo.
Cuando esto se vuelve cada vez más frecuente, se produce un progresivo deterioro de la personalidad y el individuo está signado por la insatisfacción.
¿Por qué una persona se aburre?
Cuando el individuo no puede descubrir cuáles son los intereses y las actividades que lo hacen plenamente feliz y lo comprometen totalmente, sobreviene el aburrimiento. Esta incapacidad tiene su origen en el ambiente exterior, como el confinamiento solitario, la privación de estímulos, el trabajo monótono o la propia inhibición.
Psicológicamente hablando, la persona ha perdido o nunca tuvo su “meta pulsional”. Entonces la persona aburrida siempre va a estar buscando algo (una situación o hecho) externo que le permita encontrar la energía vital de la que carece.
Quien padece esto, sabe que quiere algo, pero no sabe qué ni cómo obtenerlo. El aburrimiento a su vez, trae intranquilidad, tensión y hasta irritabilidad.
Factores psicológicos
La neurociencia ha tratado de describir los factores psicológicos que explican por qué en la misma situación una persona puede divertirse y otra no:
El cerebro normalmente produce sustancias químicas necesarias para el correcto funcionamiento emocional. La dopamina es la responsable de la motivación y determina el nivel de respuesta emocional ante diversas situaciones.
Ciertas investigaciones han comprobado que las personas con tendencia al aburrimiento tienen un déficit en la producción de esta sustancia. Por ello se aburren en el trabajo, en el estudio, en su vida social y hasta en su vida sexual.
Como esta sustancia también es vital para experimentar la sensación de placer, su ausencia o escasez, le impiden encontrar el “gusto” de las cosas o situaciones.
Quienes se aburren es porque tienen desarreglos hormonales. Los niveles de hormonas, especialmente ACTH, ocitocina y MSH, producido por las glándulas internas pueden condenar al sujeto, hombre o mujer, a un estado de aburrimiento persistente.
El aburrimiento, entonces, tiene sus orígenes en causas químicas, no es un rasgo de carácter de la persona ni es una condición de la cual es posible librarse por voluntad propia. Es necesario recibir tratamiento, de lo contrario, los síntomas pueden durar semanas, meses e incluso años.