3 de Julio,  Jujuy, Argentina
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Medio centenar de comedores  y merenderos comunitarios reciben ayuda de matrimonio emprendedor

A través del emprendimiento solidario Frigorífico El Mojón, Daniel y Elsa  entregaron cada semana cien kilos de carne  
Lunes, 13 de enero de 2025 12:43

La palabra solidaridad, que en su máxima expresión, es realizar acciones concretas por el bien común, ha movilizado a líderes sociales, escritores y poetas en su intento por definirla sosteniendo que “las pequeñas cosas son las responsables de los grandes cambios”, “si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano” y “hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos”, entre otras consabidas frases célebres.  Con esa premisa, una pareja de jóvenes emprendedores jujeños, Héctor Daniel Velázquez y Elsa Alvarado, decidió que la solidaridad sea la fuerza movilizadora para llegar a quienes más lo necesitan y sabiendo cual era el camino, pusieron su mirada en los comedores y merenderos comunitarios, verdaderos centros de  trabajo, entrega y solidaridad, dando vida al Proyecto solidario de frigorífico El Mojón, entregando semanalmente cien kilos de carne a comedores comunitarios.   

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La palabra solidaridad, que en su máxima expresión, es realizar acciones concretas por el bien común, ha movilizado a líderes sociales, escritores y poetas en su intento por definirla sosteniendo que “las pequeñas cosas son las responsables de los grandes cambios”, “si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano” y “hay que unirse, no para estar juntos, sino para hacer algo juntos”, entre otras consabidas frases célebres.  Con esa premisa, una pareja de jóvenes emprendedores jujeños, Héctor Daniel Velázquez y Elsa Alvarado, decidió que la solidaridad sea la fuerza movilizadora para llegar a quienes más lo necesitan y sabiendo cual era el camino, pusieron su mirada en los comedores y merenderos comunitarios, verdaderos centros de  trabajo, entrega y solidaridad, dando vida al Proyecto solidario de frigorífico El Mojón, entregando semanalmente cien kilos de carne a comedores comunitarios.   

Para materializar la entrega y direccionar para que llegue a las personas que verdaderamente lo necesitan, Daniel y Elsa convocaron al equipo de mujeres de Grito Verde, que en su cotidiano andar es conocedor de las  necesidades de la comunidad para que sea nexo, brinde el acompañamiento, realice la parte logística, recorriendo los comedores y merenderos y mantenga un diálogo con todos los responsables.

El trabajo en conjunto, se inició en el mes de septiembre, con una entrega semanal de cien kilos de carne  a los primeros cinco comedores, sucesivamente, se fueron sumando otros que funcionan no sólo en San Pedro de Jujuy, sino en localidades y parajes de los departamentos San Pedro y Santa Bárbara. Cada semana,  dio lugar a un feliz encuentro y un compartir experiencias enriquecedoras con los voluntarios de comedores y merenderos, que también viven y sienten la solidaridad a flor de piel, ofreciendo su tiempo para preparar los alimentos en medio de las inclemencias del tiempo, en fuegueros que armaron en  domicilios particulares y en algunas instituciones sociales y religiosas. 

Con gran esmero, Daniel Velázquez junto a la familia de frigorífico El Mojón, dedicó un tiempo especial para preparar las bolsas de carne que serían entregadas a los comedores, cuyos responsables compartían y hacían público, con gran alegría, los ricos platos que preparaban, merced a la ayuda recibida. Así, finalizó el año 2024, contabilizando cincuenta comedores comunitarios que recibieron los bolsones de carne. Cabe destacar que el matrimonio emprendedor, también sumó sus manos para ayudar a las familias que sufrieron el embate del temporal que sacudió la región dejando viviendas destruidas  e inundadas.

Ante lo que fue una verdadera patriada del corazón en beneficio de los comedores y merenderos, la gente expresó su agradecimiento, “estamos muy agradecidos por el gesto de Daniel y Elsa,  que ponen un  granito de  arena apostando a la solidaridad para ayudar a tantas familias, porque ayudar a ayudar es uno de los más grandes gestos”, dijeron los responsables.  Los comedores comunitarios de Caritas apuntaron que de lunes a viernes asisten a  abuelos, discapacitados, niños, personas con adicciones, personas en situación de calle y aquellas que no tienen trabajo, “esta ayuda es una bendición, pedimos a Dios que multiplique todo el bien que realizan”, expresaron.   

De canillita y picolero a jugador de fútbol    

Héctor Daniel Velázquez, tiene 44 años,  nació en San Pedro de Jujuy y fue su madre Rosa Graciela Nieva, quien trabajó arduamente para criar a sus hijos. “Mi infancia fue dura, trabajaba en todo aquello que me permitía ganar unos pesos para ayudar a  mi mamá y a mis hermanos menores. Vendía picolé, diarios, trabajaba en la feria hombreando bolsas de papa y de  cebolla, fui ayudante de albañil. Con mi mamá salíamos a limpiar los locales donde organizaban eventos bailables, había mucha necesidad en mi hogar, mi mamá era el único sostén”, relata Daniel al retrotraerse en el tiempo.

Pero aquel niño que se enfrentó a la dura realidad de crecer de golpe, tenía una pasión, el fútbol, pero no podía siquiera pensar en jugar, hasta que apareció en su vida  un vecino de apellido Ríos, que por aquel entonces, era gerente de una empresa de gaseosas y fue cumplió su primer sueño, ayudándolo para jugar en club Atlético San Pedro. Tuvo que dejar de jugar para trabajar y cinco años después un amigo lo llevó al club Tiro y Gimnasia, donde debutó en primera. Luego de una temporada un representante de jugadores lo llevó a Buenos Aires. “Viajé y entrenamos cuatro meses en Deportivo Riestra y surgió la posibilidad de jugar en México. Nos llevó el fútbol llanero, donde  fui muy bien pagado en dólares. Por cinco años jugué recorriendo varios distritos y en una  final del Campeonato Virgen de Guadalupe, un jugador profesional de la selección mexicana  Silvio Banderas, me lesionó la rodilla, quedé un año sin poder jugar. Pude abrir mi negocio de comunicación, allí nació mi hija Renata”.

Nace el emprendedor

 “De vuelta a San Pedro, compré una carnicería donde antes solía trabajar, conocí a mi esposa Elsa que vive en El Fuerte, juntos  comenzamos con el emprendimiento del engorde para tener producción propia. Este  proyecto nos permitió dar mano de obra a 45 personas que trabajan en las carnicerías, choferes, mecánicos y peones rurales. “Lo único que me de mucha salud y mi  deseo es seguir ayudando, mis brazos están abiertos para toda la gente que necesita, agradezco a dos mujeres que son pilares en mi vida, mi madre Rosa Graciela y mi esposa Elsa”.  

 

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