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2 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Un perro recorrió 12 km para llegar al velorio de su dueño y su reacción hizo llorar a todos

Nick, un perro mestizo, caminó 12 kilómetros para llegar al velorio de su dueño y protagonizó una despedida que conmovió a toda la familia.

Martes, 02 de septiembre de 2025 12:15

La conmovedora historia de Nick, un perro mestizo de Ipuiúna, en el sur del estado de Minas Gerais (Brasil), dio la vuelta al mundo en las últimas horas. El animal recorrió 12 kilómetros por su cuenta para llegar al velorio de su cuidador, Claudemir Cándido Luiz, conocido por todos como Marola, quien había fallecido repentinamente a los 45 años tras un paro cardiorrespiratorio.

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La conmovedora historia de Nick, un perro mestizo de Ipuiúna, en el sur del estado de Minas Gerais (Brasil), dio la vuelta al mundo en las últimas horas. El animal recorrió 12 kilómetros por su cuenta para llegar al velorio de su cuidador, Claudemir Cándido Luiz, conocido por todos como Marola, quien había fallecido repentinamente a los 45 años tras un paro cardiorrespiratorio.

Lo que sucedió durante esa despedida superó cualquier explicación racional: el perro entró solo al salón donde se desarrollaba la ceremonia, buscó el ataúd de su compañero de vida, se acostó a su lado y lloró.

Una vida compartida en la granja familiar
Marola vivía en una granja junto a su familia y a Nick desde hacía diez años. Quienes lo conocieron aseguran que el vínculo entre ambos era inseparable: trabajaban juntos, compartían rutinas y hasta dormían cerca.

“Nick lo era todo para él”, contó con emoción el padre del fallecido, Edvino Cándido Luiz, productor rural de la zona. Para la familia, el perro se convirtió en un miembro más del hogar, siempre fiel a su cuidador.

La repentina muerte de Marola
El 15 de agosto, Marola comenzó a sentirse mal mientras estaba en la granja. A pesar de los dolores, decidió conducir solo hasta el hospital de la ciudad en busca de ayuda médica. Sin embargo, falleció poco después de ingresar al centro de salud.

Al día siguiente, familiares y amigos organizaron el velorio en un salón ubicado a 12 kilómetros del lugar donde vivía. Nadie imaginaba que Nick sería parte de esa última despedida.

El camino solitario de Nick
Sin que nadie lo llevara, el perro salió de la granja y comenzó a recorrer la ruta que separaba su hogar del lugar donde se realizaba el velorio. No se sabe con exactitud cómo supo llegar, pero lo cierto es que Nick entró al salón justo en medio de la ceremonia.

La sorpresa fue mayúscula: los presentes no podían creer que el animal hubiera llegado por sus propios medios. “Me sorprendió mucho, fue algo que nunca imaginamos que podía suceder”, relató conmovida Kátia Luiz, cuñada del fallecido.

“Se acostó y lloró”

 

Lo más impactante ocurrió cuando la familia decidió permitirle a Nick acercarse al ataúd. En ese momento, el perro olfateó, movió la cola con suavidad, se acostó al lado de su cuidador y comenzó a llorar.

“Estaba totalmente abatido, con los ojitos llorosos, fue triste de ver. Realmente sintió la pérdida de su tutor”, recordó Kátia.

Las imágenes captadas por los familiares muestran a Nick con la mirada baja, en silencio, como si entendiera el momento que estaba viviendo.

Un perro distinto ese día
Según la familia, Nick solía ser un animal arisco y celoso con los extraños, pero esa jornada estaba completamente diferente. Se mostró tranquilo, entregado y con un dolor visible. “Era como si comprendiera que debía despedirse”, explicaron los allegados.

Ese cambio en su actitud reforzó aún más la idea de que los animales son capaces de percibir la muerte y procesar el duelo de maneras similares a los humanos.

El símbolo de una relación única
Para los familiares de Marola, el gesto del perro se convirtió en un símbolo de lealtad y amor verdadero. “La fidelidad lo llevó al tutor. Esta relación era algo que muchas veces ni siquiera un ser humano puede demostrar”, dijo Kátia, quien fue una de las que ayudó a acercar a Nick al féretro.

El hermano de Marola, José Cándido Luiz, también se emocionó al recordar ese momento: “Él ya no está con nosotros, pero lo que queda son los buenos recuerdos. Los llevaré conmigo toda la vida”.

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