Con profundo sentimiento, la comunidad de San Pedro de Jujuy despidió al doctor Juan Carlos Taché, una figura central y multifacética que dejó una huella imborrable en la historia de la ciudad. Reconocido médico, exintendente municipal, investigador, docente e incansable promotor de la cultura local, el ilustre galeno dedicó su vida al servicio de su comunidad, destacándose en múltiples ámbitos.
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Con profundo sentimiento, la comunidad de San Pedro de Jujuy despidió al doctor Juan Carlos Taché, una figura central y multifacética que dejó una huella imborrable en la historia de la ciudad. Reconocido médico, exintendente municipal, investigador, docente e incansable promotor de la cultura local, el ilustre galeno dedicó su vida al servicio de su comunidad, destacándose en múltiples ámbitos.
Nacido en 1946 en una familia de agricultores catalanes, Taché siempre vivió con un profundo sentido de gratitud: "Si no vives para servir, no sirves para vivir", una máxima que guió su incansable labor y dejó como legado un ejemplo de compromiso y amor por su tierra.
Desde temprana edad, sintió una fuerte vocación por la medicina, inspirado por profesionales que admiraba. A pesar de las dificultades de la vida universitaria en Córdoba, se graduó y se especializó, demostrando una dedicación inquebrantable. Regresó a San Pedro en 1973 y trabajó en el hospital de La Esperanza y luego en el Hospital Guillermo C. Paterson, donde llegó a ser jefe del Servicio de Pediatría y, más tarde, director. Su compromiso con la salud pública lo llevó a realizar investigaciones relevantes sobre epidemias.
Se casó con María Inés Brunet Toril y tuvieron dos hijos: Juan Javier y María Sol.
Intendente y transformador de San Pedro de Jujuy
Más allá de su labor médica, Juan Carlos Taché se destacó por su activa participación en la vida política y social de San Pedro. Alineado con los principios de rectitud y honestidad, fue Secretario de Gobierno y, en 1983, asumió la intendencia municipal en un período crucial de resurgimiento democrático.
Aunque su gestión fue breve, logró importantes obras que transformaron la ciudad:
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Infraestructura: Expropiación del terreno para la terminal de ómnibus, construcción de la nueva planta potabilizadora, pavimentación de las avenidas Brasil y Jujuy, instalación de cordón cuneta y conexión de agua potable en barrios.
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Educación: Creación del Bachillerato Provincial N.º 11 "Monseñor Sixto Villoldo" y construcción de la Escuela N.º 413 "Alicia Moreau de Justo".
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Desarrollo urbano: Loteo del barrio San Miguel, culminación de viviendas Fonavi en el barrio San José y gestión de un subsidio adicional que permitió construir la Escuela N.º 414 "Adolfo Kapelusz". También logró la expropiación de terrenos al Ingenio La Esperanza, donde hoy se ubican los barrios Intendente Bernacchi y Horacio Guzmán, y firmó convenios con el Fonavi para la construcción de viviendas.
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Cultura e historia: Organizó el acto del Centenario de la fundación de San Pedro, restauró la histórica Casa Hacienda e inauguró el Museo Histórico, Arqueológico y de Arte Pablo Balduín. Gestionó el traslado de los restos del fundador Eugenio Tello desde Buenos Aires, el emplazamiento de su busto y la construcción de una urna en la plaza General Belgrano, donde se dejó un mensaje para la generación del 2083.
Además, impulsó la construcción del camino y la colocación de la imponente cruz de hierro en el cerro Centinela, hoy conocido como "cerro de la cruz".
Un legado cultural
Su pasión por el arte y la cultura fue igualmente notable. Integró el coro Palestrina y, como docente de la Escuela Normal, fundó el Grupo Micro Ópera, acercando a los jóvenes al mundo de la zarzuela. También creó el grupo musical Los Tunos, logrando que San Pedro tuviera representación en eventos nacionales e internacionales.
En una entrevista con Grito Verde, Juan Carlos Taché reflexionó:
"Si tuviera que volver a nacer, elegiría ser y vivir todo lo que guardo en mi corazón y mis recuerdos. No puedo pedir más de lo que Dios me ha dado. Creo que la vida ha sido muy generosa conmigo; muchas veces pienso que no merezco todo lo que tengo. La vida me enseñó que debemos ver al que necesita y, más aún, ofrecer las manos y el corazón para ayudar. Y, como decía mi gran maestro, consejero y amigo Monseñor Sixto Villoldo: ‘Si no vives para servir, no sirves para vivir’".