Era el año 2017, cuando el encuentro con el ave aun siendo pichón fue suficiente para enternecer su corazón en un rincón de la urbanidad capitalina. Tuvo el más especial de los cuidados al abrazar entre sus manos al pequeño ser que, sin saberlo, haría de ella una amiga humana que sería su aliada y gran compañía.
Con el transcurso del tiempo, el bebé de paloma que había caído de su nido desde las alturas, mejoró su salud gracias a Carla Patricia Caro quien no dudó en auxiliarlo. "Yo siempre veía a las palomas que no hacen daño y cuando lo vi tirado, quise ocuparme", recordó Caro. Como veía que era muy pequeño para dejarlo con las palomas adultas, decidió cuidarlo hasta que estuviera rehabilitado. "Hablé con médicos veterinarios y ahí descubrí que era un pichón de paloma macho, también me fijé en youtube para ver cómo hacer", dijo.
Con alegría cuidaba día a día a "Machirulo", el nombre que eligió para llamarlo mientras permaneciera como invitado en su casa. "Fue muy lindo porque yo nunca tuve pájaros, pero me interesó cómo es la vida de las palomas a partir de 'Machirulo'", recordó quien lo alimentaba los primeros tiempos con vitina, agua y vitaminas para que cobrara fuerzas y energías.
Cuando pasaron tres meses y el bebé se había convertido en una paloma adulta, Caro resolvió soltarlo al viento y que su naturaleza hiciera lo propio en el momento de volar a la libertad. Pero, cuando tenía que suceder, el palomo no quería irse de su lado. Es que el ave se había acostumbrado a una rutina dentro de un hogar que lo protegió con el corazón. "Era muy cariñoso e inteligente, con él entendí que las palomas son especiales y territoriales. Cuando veía alguna conducta extraña, lo llevaba a la veterinaria", indicó.
Estaba tan habituado a la vida en Los Huaicos, que se animó a volar por cercanías de la casa y, luego, superar esa distancia mediante una organización de horarios estipulados; ya que a las 9 de la mañana, después de alimentarse de semillas, emprendía vuelo hasta regresar a las 19. "Iba y volvía solito. Cuando se hizo grande, se posaba en la ventana de mi casa y en todos lados, era muy observador y curioso, se daba cuenta de las cosas. Averigüé que en Estados Unidos las tienen de mascotas, pero para mí era mi compañero", reflexionó. La presencia de "Machirulo" fue notable porque colmó de amor las almas que lo protegieron y sembró conciencia para la preservación de esta especie que forma parte de la urbanidad cada día. Sólo cuatro años vivió el palomo de plumaje níveo y renegrido, hasta morir a una edad adulta en 2021, respetando el ciclo de toda criatura de la naturaleza.
Su recuerdo palpita fuerte en la memoria de quienes conectaron con su energía, pero más de la joven que lo adoptó como un integrante más de su familia. Por ello, fue el principal motivo para que naciera el refugio que rescata palomas heridas, enfermas o golpeadas que precisan auxilio. "Él me enseñó a aprender de estas aves, así que la mejor manera de recordarlo era haciendo algo por sus pares. Empecé el refugio en mi casa -ahora vivo en Palpalá- me encontré con tres palomas lastimadas, las llevé a la veterinaria y armé una página con información para que la gente aprenda también", comentó feliz de ayudar a seres alados que siendo pichones, suelen caerse de los nidos durante este mes. "Los primeros tiempos fui separando a las palomas por edades, entre los chiquitos que los llevaba en cajas en el colectivo hasta los que tengo para irlos largando, de más de tres meses que es cuando ya son adultos y los llevo al Xibi Xibi", aseguró.
Uno de los espacios ecológicos elegidos por la proteccionista es el parque lineal, donde la avifauna extraordinaria convive en armonía. Es que al ser seres que sienten y parte del paisaje urbano, tienen derecho a la vida y a no ser maltratados.
"Las palomas no son una plaga como se piensa, no tienen itas porque ellas se acicalan bien. La veterinaria me aseguró que aunque tengan esa fama, no tienen enfermedades contagiosas para el humano", comentó para quien la parte más delicada de ellas, son las patitas que en numerosas ocasiones suelen faltarles. "Se enredan en pelo humano, tanzas o plásticos y como son tan finas, se les corta la circulación y terminan siendo cortadas", contó, llamando la atención a la sociedad de educar para la tranquilidad mental de estos seres, ya que se estresan cuando los niños los espantan y los corren, alterando su calma. "Son miedosas y muchas de ellas no vuelan, caminan y las atropellan por eso es importante tratar de verlas en la medida de lo posible", comentó Caro, que sabe que cuando están muy golpeadas, mucho no se puede hacer ya que al tener sacos aéreos -bolsitas con aire- cuando se revientan, se mueren. "Las palomas merecen ser ayudadas, más allá del mal concepto que se tiene de ellas. No son ratas con alas, ni están llenas de enfermedades. Se deben respetar, llegué a tener dieciséis en un momento y aprender de ellas es algo hermoso", reflexionó la proteccionista de aves que continúa con su activismo desde la página hogar transitorio Juanita en Facebook. Está abierto a especímenes lastimados que precisen ayuda y brinda información para que la sociedad respete a las aves que habitan la ciudad libremente.