La tercera y penúltima peregrinación al Santuario de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya se vivió con profunda devoción y una concurrencia multitudinaria de fieles que llegaron desde distintos puntos de la provincia. Ayer fue dedicada a los enfermos, y la encabezó el obispo de Jujuy, Daniel Fernández, acompañado por el padre Santos Gutiérrez, responsable de la Pastoral de Salud y párroco de barrio San Martín, y el rector del santuario, padre Germán Maccagno.
Pese al calor, muchos fieles llegaron en familia, acompañando a personas en sillas de ruedas, con dificultades de movilidad o tratamientos médicos, en busca del consuelo espiritual que representa la fe en la Virgen de Río Blanco.
Durante la homilía, el obispo Fernández dedicó su mensaje a los enfermos, recordando que Jesús "no se muestra indiferente ante el sufrimiento humano, sino que quiso compartirlo". Reflexionó sobre el sentido del dolor y la esperanza cristiana.
"El amor infinito de Dios se hace presente en cada instante de nuestra vida, especialmente cuando atravesamos el dolor o la enfermedad. Los creyentes no estamos exentos del sufrimiento, pero lo vivimos de otra manera, llevamos nuestra cruz con Jesús, y eso lo hace más llevadero, más dulce, más digno", dijo el obispo. Instó por eso a depositar las angustias y padecimientos en Cristo, quien tendrá siempre la última palabra.
Sobre María recordó el pasaje de la Visitación cuando María fue para acompañar a su prima Isabel y explicó que ella no duda cuando se trata de estar junto al que sufre. "Con su amor de madre intuye dónde hay dolor y se hace presente para consolar y sanar. Dejemos que ella pase su mano sobre nuestras heridas y nos devuelva la paz", reflexionó.
Uno de los momentos más coloridos de la jornada fue la llegada de un grupo de niños que portaba imágenes de Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones, y una representación de Jesús sosteniendo el mundo como símbolo del ardor misionero. El obispo destacó el trabajo de los misioneros jujeños Paola y José, que están en la Amazonía peruana.
"El mundo necesita hoy un nuevo impulso misionero, de laicos, religiosos y sacerdotes que lleven el amor de Cristo a las periferias marcadas por la guerra, la injusticia y el dolor", dijo, y pidió rezar por todos los misioneros y colaborar con ellos en el predio del santuario donde se puso una alcancía para sostener su labor.
La misa central contó además con la ofrenda del óleo sagrado, presentada por representantes de la Pastoral de Salud, y culminó con la exposición del Santísimo y la procesión por el predio en vehículo, donde el obispo y los sacerdotes fueron a bendecir a los presentes.
Antes de finalizar, Maccagno anunció a que el próximo domingo se realizará la última peregrinación, dedicada a los jóvenes y a las madres. "Recuerden que la hemos adelantado una semana, porque el 26 habrá elecciones, pero igualmente el santuario permanecerá abierto para quienes deseen venir a misa ese día", dijo.
También adelantó que esperan poder inaugurar ese día nuevos salones destinados a dormitorios para peregrinos y grupos de retiro. "Recen para que podamos terminar todo lo que falta en estos días", pidió. La misa concluyó con la multitud movilizándose por el predio, mezclándose con quienes ya esperaban en filas para entrar al Santuario, por la bendición de la Virgen.