El sonido ancestral de campanas, erkes y quenas llenó de vida las calles de Casabindo durante la celebración de la Virgen María de la Asunción, una celebración que, bajo un sol radiante, reunió a miles de personas en este pequeño pueblo puneño. La festividad, marcada por un profundo sincretismo religioso, culminó con el tradicional y emocionante Toreo de la Vincha, un ritual que combina valentía y devoción en honor a la patrona.
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El sonido ancestral de campanas, erkes y quenas llenó de vida las calles de Casabindo durante la celebración de la Virgen María de la Asunción, una celebración que, bajo un sol radiante, reunió a miles de personas en este pequeño pueblo puneño. La festividad, marcada por un profundo sincretismo religioso, culminó con el tradicional y emocionante Toreo de la Vincha, un ritual que combina valentía y devoción en honor a la patrona.
Desde la noche anterior, la música en vivo y la serenata a la Virgen crearon un ambiente festivo que anticipó la jornada de ayer en la imponente iglesia de Casabindo, una joya del arte cuzqueño, que acogió a fieles y turistas que acudieron al encuentro. Imágenes de la Virgen, traídas desde varios pueblos puneños, fueron llevadas en andas en una emotiva procesión que recorrió el pueblo, un gesto de devoción que los feligreses ofrecieron con fervor luego de la misa para la santa patrona en su día.
En la puerta del templo esperaban los jóvenes samilantes, incluyendo niños ataviados con plumajes, quienes rindieron homenaje a la Virgen con una danza tradicional al ritmo de erke y quena, preservando las raíces culturales de la región. A medida que el frío de la mañana se disipaba, los rayos del sol bañaron el pueblo, dando inicio a un día cargado de simbolismo y tradición.
Mientras tanto, en un acto cívico, las autoridades locales, encabezadas por el intendente de Abra Pampa, Ariel Machaca, anunciaron importantes avances para la comunidad, incluyendo la inauguración de una cisterna de agua potable, una obra largamente esperada que beneficiará a todos los habitantes de Casabindo. Este proyecto, junto con la construcción de una nueva cocina para el centro vecinal, son logros que, según Machaca, fueron posibles gracias al trabajo conjunto entre el gobierno provincial, el municipio y la comunidad local que las autoridades del lugar, Enrique Cruz de la comisión Pro Templo, de la comisión vecinal Julio Carrillo, entre otras, supieron agradecer.
Pero el momento más esperado del día fue sin duda el Toreo de la Vincha. Detrás de la antigua iglesia, se erigió un corral donde aguardaban los toros traídos desde Doncellas, de la familia de Eliseo Tito, y de Cerro Colorado de la familia Colque, cuyo "torito Nieve", que hizo su último ingreso a la plaza para esta celebración; además de otros ejemplares de Tolayo, Tucuti y Río Negro. Al frente de ellos los cerros cercanos, cubiertos de vistosas rocas, se convirtieron en miradores naturales para locales y turistas, quienes se preparaban para presenciar un espectáculo único.
A medida que la tarde avanzaba, la Plaza Quipildor se llenó de un expectante público. Alrededor de 20 toreros, incluyendo a valientes como Leonel Martínez, Sergio Vázquez y Armando Quispe, se enfrentaron a los toros en un acto de profunda devoción, pese a que algunos salieron heridos. Con una reverencia a la Virgen de la Asunción, cada torero pedía protección antes de lanzarse al ruedo, donde los más audaces lograron obtener la preciada vincha, un símbolo de valor y fe, entre ellos Miguel Zárate, Lian Vilte y Eloy Suárez de Casabindo.
La fiesta de la Virgen de la Asunción no solo es una manifestación de la religiosidad popular, sino también una oportunidad para el encuentro y la unidad de la comunidad. Con la participación de visitantes de toda la región y turistas de diversas partes del mundo, la celebración se convirtió en un importante aporte económico para el pueblo, cuya recaudación permitirá avanzar con nuevas obras, como la construcción de una tribuna adicional en la plaza para futuras ediciones de la festividad.
La festividad sirve también para reunir gente de toda la región y es que no solo se vió numerosos stands de venta gastronómica que incluyó empanadas, asado de cordero a la estaca, papines, además de chicha, helados, que se sumaron a las artesanías y tejidos que trajeron de distintos pueblos. Por otro lado fue estratégico para la cartera sanitaria que puso stands de testeos de HIV y de promoción de la salud.
Así, entre danzas, procesiones y el emocionante toreo de la vincha, Casabindo vivió una jornada donde la fe, la tradición y el esfuerzo comunitario se entrelazaron en una celebración perdurable en la memoria.
Preciada por turistas
La mística celebración fue algo destacado por los turistas franceses Paul y Justine Delahaye, quienes llegaron por recomendación de un guía en un viaje junto a una joven tucumana. "Es de una gran belleza y muy impresionante el desafío con los toros, me ha dado miedo por los hombres", afirmó Paul. Mientras Justine destacó la danza de samilantes. "No conocemos celebraciones como esto en Francia", dijo y su compañero añadió que fue muy tradicional y verdadero.
En tanto, Teresa Vedia y Lidia Alejo, de Rinconadillas, llegaron para vender sus tejidos de llama que hacen las hijas, y encuentran en la festividad cada año una oportunidad para comercializarlos, además de tener ganado.