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18 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Transforma los residuos urbanos en obras de arte

René Velázquez es el maestro del reciclaje que propone distintos objetos de diseño con una impronta particular.
Viernes, 02 de febrero de 2024 01:00
POESÍA AL COLOR | LOS CREATIVOS LLAVEROS DE LLAMITAS DE SACHETS CON SUS ALFORJAS Y OJITOS PICARESCOS.

El disfrazado es el símbolo del carnaval norteño en nuestra tierra, arquetipo de la diversión que se renueva en cada año para disfrutarse.

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El disfrazado es el símbolo del carnaval norteño en nuestra tierra, arquetipo de la diversión que se renueva en cada año para disfrutarse.

Y en este caso, el "pujllay" es el que se libera para que esto suceda desde las manos de René Velázquez, un artista jujeño que encuentra en la acción de reciclar, una maravilla que lo hace abrir más los ojos hacia lo original desde una labor que apuesta a la renovación sí o sí.

El diablito es el que personaje que lleva los hilos de su potencial creativo y cada vez que lo modela, suelto, baila como si lo haría por caminos quebradeños. "Es el modelo estrella de diseño regional que tiene un valor agregado cada año", dijo Velázquez sobre su obra que expone con simpatía, texturas a colores en conjunción a una impronta bien jujeña. Su historia artística, que se corona con el misticismo hacerlo con alegría, es una poesía de la transformación, con un mensaje especial. Y es que con una estructura de alambre, una cola como trípode; es una figura hecha de plástico de embalaje que tiene un modelado particular con masa hecha de cartón de huevo y aserrín que viste con telas acordes, lentejuelas y extractos de discos compactos.

PUJLLAY EN SERIE | CON ESTRUCTURA ARTICULADA E INGENIO PUESTO EN ACCIÓN

Un todo que mezcla componentes diversos con un resultado que hace de su obra, una exquisita forma de concebir el festejo, sin dejar de lado el cuidado por el medio ambiente. "Reciclar es darles una segunda oportunidad a los desechos", expresó este joven oriundo de San Pedro y siempre, desde pequeño, estuvo vinculado con las comparsas, los colores y la diversión vivida en febreros pasados. Desde su hacer, apuesta a la creatividad como un sueño que es un gran valor.

Lo piensa, lo proyecta y lo transforma a través de diferentes perspectivas que complementa con técnicas. Los hombres-diablos no dejan de ser protagonistas en su fuente de inspiración que aplica desde ese espíritu inquieto que lo caracteriza.

DULZURA EN “OVEJITAS” | CON SEMILLAS DE GIRASOL Y LANA RECUPERADA.

Y su energía la direccionó hacia experimentar -inicialmente- con hojas secas, ramas de árboles caídas y semillas. Todo orgánico para efectuar objetos con alguna utilidad. "Al momento de crear, estudio las formas y trato de ver más allá", reveló. Así lo que vislumbra, se rubrica en su mente y directo lo vuelve materializado a la realidad que hace posible. Las ideas surgen como pinceladas visionarias que vibran con cada elemento que llega a sus manos para cobrar una nueva vida. Sea funcional o meramente decorativa.

Su energía para realizar cada acción de reciclaje, es clave al igual que su curiosidad para que cada obra abra la puerta a una explosión de color intencional, que se desprende en elementos únicos. Para el estudiante avanzado en Artes Visuales, la renovación es originalidad, por ello, amplió su espectro, animándose a más. "Tenía un local de ropa y lo ambienté con elementos reciclados. Hoy en día tengo un local gastronómico al que también le apliqué piezas reutilizables", explicó.

TALLER DE “ROBOBICHOS” | JUNTO A LOS NIÑOS PARA GENERAR CONCIENTIZACIÓN.

Este pequeño universo ubicado en La Mendieta es -en sí mismo- un espacio que potencia el mensaje del cuidado por el medio ambiente. Con lámparas hechas de vasos de licuadoras usadas, mosaiquismo con tapitas de gaseosas y herrería para mesas que -anteriormente- eran puertas; los objetos que decoran este lugar poseen un concepto propio y diseño de autor. "Con sachets de leche hago llamas móviles y llaveros, siempre relacionado con lo que es lo sociocultural jujeño", expresó Velázquez que con filtros de camión y aros de freno, focaliza su instinto siempre activo. Un ejemplo encantador es "ovejitas", un colgante con lana blanca recuperada, plástico con orejitas de cáscaras de semilla de girasol que abrazan detalles en la idea de los nuevos ciclos y posibilidades.

Y es así cómo llevó adelante el taller de "robobichos" destinado a los niños. Esta propuesta acercó a los niños a que sean partícipes de una acción por la ecología, recuperando plásticos de potes y botellas para elaborar criaturas, recurriendo a la imaginación como consigna principal. "Los chicos lo tienen más claro, ellos mismos generan concientización y cuidan mejor que nosotros al planeta. Les gustó mucho", aseguró este creativo que expuso su arte en ferias de diseño a nivel nacional.

 

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