Por Siletreando
Llueve, hace frío, hace calor, nieva, hay niebla, contaminación, arena del Sahara o vientos huracanados, sin importar las condiciones, mi amiga fit sale a correr. Corre todos los días del año, menos los domingos que, al igual que Jehová después de crear el mundo, descansa. Lleva sus zapatillas a la playa o a la ciudad, cuando se va de vacaciones y también cuando viaja por trabajo. No, no es extraterrestre, les aseguro. íEs real! y no solo eso, además tiene un alma buena y generosa. Ella nos habla de los beneficios del ejercicio, y quisiera que todas sus amigas abracemos la idea, comulguemos con la causa, que nos calcemos las zapatillas y salgamos todas a mover las cachas. Pero conmigo, la conversión está difícil. Suelo cruzármela cuando salgo para llevar los niños hasta la parada del bus, a las 6,45 de la mañana. Yo: en pijamas, pantuflas, un saco arriba para tapar un poco la vergüenza, los pelos parados, los ojos hinchados, y una taza de café recargado en la mano. Ella: en su ropa deportiva, volviendo transpirada de correr diez kilómetros. “¿Pero a qué hora te levantaste, Natalia?” le pregunto horrorizada. “A las cinco, por supuesto”, me contesta, me guiña un ojo y sigue trotando hasta el edificio.
íCómo admiro a mi amiga fit! ¿Estás nerviosa?, salí a correr, te dice. ¿Estás cansada?, al gimnasio, “no sabés cómo se te activan los músculos después de los primeros quince minutos de tortura”. A mí me dan ganas de ser como ella, siento envidia de su disciplina y voluntad admirables, pero no me sale. ¿Te duele la cabeza, te peleaste con tu marido, te llega la suegra de visita?, al gimnasio, o a correr a la costanera. A veces la miro con cierto escepticismo. íNo puede ser que todo se solucione con el ejercicio!, le digo. Ella aclara: “no, querida, no se soluciona todo, pero te despeja la cabeza, te hace cambiar el foco, te da claridad de pensamiento y te llena de energía”.
No hablemos del cuerpo musculoso, fibroso y torneado que tiene mi amiga. Mejor hablemos de lo bien que le hace a nuestra salud física y mental el hacer ejercicios diariamente. íLa explicación tiene base científica! Las personas tenemos en el interior de nuestros cuerpos la capacidad de producir una de las sustancias más efectivas para generar placer: las endorfinas. Y eso se logra con el ejercicio.
La Clínica Mayo dice: “La actividad física puede ayudarte a aumentar la producción de los neurotransmisores del cerebro que nos hacen sentir bien, denominados endorfinas. Aunque esta función con frecuencia se describe como la satisfacción que se siente al correr, cualquier actividad aeróbica (como un partido de tenis emocionante o una caminata para disfrutar de la naturaleza) pueden generar la misma sensación”.
íClaro! como siempre anda el ser humano en búsqueda de placerà íeureka! íEs por eso que hay tanta gente como mi amiga fit, que se calzan las zapatillas y salen a correr a cualquier hora, entre los charcos de la calle o bajo pleno sol! íBuscan sentir placer!
Listo, me convencí, termino de escribir estas líneas, y salgo a correr. ¿Vamos?, también se puede caminar, hacer yoga, pilates, funcional, o fútbol. Es imprescindible que encontremos una actividad que nos guste y que implique movimiento porque, simplemente, nos hace bien al cuerpo, a la mente, íy nos genera placer! como predica mi amiga fit. íVamos! Que no nos limite el frío, ni la economía, ni la alineación de los planetas. Hoy es un buen día para empezar.