El gigante de la tecnología, Microsoft, ha introducido un cambio significativo en sus requisitos de soporte para Windows 11, lo cual ha generado un revuelo entre los usuarios. Antes de la actualización 24H2, los requisitos mínimos incluían un procesador de 64 bits, al menos 4 GB de RAM y un chip TPM 2.0, entre otros. Sin embargo, Microsoft ha dado un paso que sorprende a muchos: ha eliminado el soporte oficial para los procesadores Intel Core de 8ª, 9ª y 10ª generación.
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El gigante de la tecnología, Microsoft, ha introducido un cambio significativo en sus requisitos de soporte para Windows 11, lo cual ha generado un revuelo entre los usuarios. Antes de la actualización 24H2, los requisitos mínimos incluían un procesador de 64 bits, al menos 4 GB de RAM y un chip TPM 2.0, entre otros. Sin embargo, Microsoft ha dado un paso que sorprende a muchos: ha eliminado el soporte oficial para los procesadores Intel Core de 8ª, 9ª y 10ª generación.
Impacto en los usuarios de Windows 11
Con esta nueva política, los usuarios con procesadores de generaciones mencionadas ya no tendrán soporte oficial para Windows 11. Este cambio es inesperado, especialmente considerando que estos procesadores cumplían con los requisitos mínimos iniciales. La explicación de Microsoft no es explícita, pero algunos expertos sugieren que podría estar relacionada con el soporte en modo legado de las GPU integradas. No obstante, lo curioso es que algunos de estos modelos de procesadores no tienen GPU integrada, lo que añade más confusión a la decisión.
A pesar de estos cambios, aquellos que ya tienen Windows 11 instalado podrán seguir usándolo sin problemas y recibir actualizaciones a corto y medio plazo; aunque queda la duda sobre el acceso a futuras versiones importantes del sistema operativo.
Windows 12 y el futuro de las actualizaciones
La decisión de Microsoft plantea preguntas sobre lo que depara Windows 12, su próximo sistema operativo. Dada la tendencia de aumentar los requisitos del sistema, es razonable pensar que Windows 12 será más exigente. Esto podría suponer complicaciones para aquellos usuarios que utilizan hardware más antiguo pero todavía funcional.
Opciones para los afectados
¿Qué pueden hacer los usuarios afectados por este cambio? Una posibilidad es seguir usando sus equipos hasta que quede claro el alcance total de estas restricciones. Otra opción es considerar sistemas operativos alternativos, como Linux, que son más ligeros y menos exigentes en cuanto a requisitos de hardware.
Por otro lado, la compañía todavía permitirá el uso de Windows 10 hasta 2028, aunque con ciertas condiciones. Los usuarios tendrán que pagar por actualizaciones de seguridad a través del programa Extended Security Updates, con un costo anual de 30 euros para particulares. Este programa ofrece únicamente actualizaciones críticas de seguridad, sin nuevas funciones ni soporte técnico.