A “Pajarito” Conde lo conocí a mediados de la década de los cincuenta, cuando iba con mi padre a la cancha de la Liga Jujeña en la Tablada. Mi padre era socio y formaba parte de la CD de Gimnasia. Participó en los momentos de la construcción del estadio, en Luján. Él me llevaba los domingos que jugaba Gimnasia y en unos de esos partidos lo conocí al “Pajarito”, era muy joven y gustaba mucho por su forma de juego, por la picardía que ponía y lo que muchas veces hacía para descuidar al defensor y poder meter un gol. Lo vi corriendo en una jugada para meterse en el área chica, y al tener al defensor de espaldas con la pelota, tirar de su pantalón, quitarle “la chuta” y meter el gol. Así jugaba y a veces lo perseguían y amonestaban.
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A “Pajarito” Conde lo conocí a mediados de la década de los cincuenta, cuando iba con mi padre a la cancha de la Liga Jujeña en la Tablada. Mi padre era socio y formaba parte de la CD de Gimnasia. Participó en los momentos de la construcción del estadio, en Luján. Él me llevaba los domingos que jugaba Gimnasia y en unos de esos partidos lo conocí al “Pajarito”, era muy joven y gustaba mucho por su forma de juego, por la picardía que ponía y lo que muchas veces hacía para descuidar al defensor y poder meter un gol. Lo vi corriendo en una jugada para meterse en el área chica, y al tener al defensor de espaldas con la pelota, tirar de su pantalón, quitarle “la chuta” y meter el gol. Así jugaba y a veces lo perseguían y amonestaban.
Por supuesto que después, cuando ingresó como locutor lo escuchaba en radio y con esa voz vibrante y muy personal, llegaba a su auditorio y ganaba al público jujeño. Tuve la suerte, cuando ya adultos, tanto él como yo, nos encontramos en un acto cultural que para mí fue una verdadera gratificación, en los llamados “Jueves de Palabra y Canto”, organizados por la Dirección de Cultura en el año 1986. En esa oportunidad Hugo Cid Conde tenía a su cargo la locución y presentó mi primer libro de poesía “Aquí se murió de olvido”. El acompañamiento de música contó con la guitarra de Daniel Coria y el conjunto “Huellas Argentinas” del Maestro Nicolás Lamadrid y las guitarras de: José Artasa, Alfonso Aisama y Efraín Cordero, un “concierto de lujo”, para mi libro, publicado hacía 10 años y recién presentado. La locución de Hugo Conde fue excelente, parecía que estábamos en el estudio de Radio y él dirigía y explicaba con una claridad muy natural, que nos daba seguridad a todos los que participábamos. Todo fue grabado en un casete a cargo de “Sammy”, que guardo de recuerdo como una verdadera joya.
Pasado el tiempo nos encontramos en una actividad cultural organizada por el “Café Literario de la Escuela Marina Vilte” sin conocer pormenores de su creación. Allí, directivos de la escuela hablaron de Hugo Conde como fundador de la institución escolar. A partir de ese momento nos vimos en varias ocasiones y disfrutamos muchos de esos eventos. Recuerdo que tenía un gesto muy generoso conmigo: aparecía con mi primer libro “Aquí se murió de olvido” y lo mostraba a los circunstanciales invitados. En otra oportunidad le pedí el libro y leí un poema que él me indicó. Parecía que quería sostener un dialogo con el pasado y retornar a aquellos momentos de su actividad de locutor, oficio que le dio grandes satisfacciones y le permitió conocer a distintas personas, tanto del campo del deporte, de cultura, como de política. En relación a este último campo, sostenía que no era un hombre hecho para la política, pero que el deporte y la locución lo llevaron a la política.
A continuación, presento parte de una entrevista, realizada antes de la pandemia, con la intención de escribir una biografía de “Pajarito” Conde, que quedó inconclusa por su triste adiós.
Al asumir su responsabilidad municipal, cuenta su primera impresión y encuentro con el conocido “Perro” Santillán, y momentos previos que lo llevaron a la creación de la Escuela Marina Vilte. Nos dice Hugo Conde: “A la semana que estuve ahí veo que estaban quemando gomas a la entrada... ¿eh quién ha echo esto? (¿qué pasó?) Ah son los del Seom. Agarro un balde de agua (del “Perro”) y me bajo solito, con el balde de agua a echar a las cubiertas y apagar lo del show en fila del Seom, se mataban de risa. Se viene “el perro” (Ya lo conocía al perro). Se viene “El perro”, “el perro negro” gritaban... digo: -... Vení... subí, hablemos, que yo no sé nada de esto, que sé yo, bueno eh, ahí nomás nos hemos hecho amigos, nunca me tomó la municipalidad.
Obra pública, hambre y escuela “Me la rebuscaba con la guita como podía, había que elegir, había veces con la recaudación, los impuestos, elegí o darle de comer a 8000 chicos, o hacer una cuadra de un pavimento, (claro) al pavimento lo ves, disfrutas, pero la comida de los chicos..., más lindo es verlos cucharear. ¿qué te parece? ja he sufrido (y sí) ípero he aguantado 12 años! (12 años) y pienso que lo mejor ha sido la escuela. Ahí en esa bibliotequita que tengo, en hora de la siesta voy a leer cualquier libro. “Historia de Sarmiento”, (ha)..., me leo la Historia de Sarmiento, ¿no ha sido tan buenito Sarmiento no? y después digo: ha hecho escuelas y si él ha hecho tantas escuelas, ¿por qué no voy hacer yo unita? porque no... Has cumplido con un pedido de Belgrano, que cualquier político que realmente quiere demostrar que hace una obra: construye una escuela.
Hoy, le digo a mi secretario de la Muni, lo de la escuela, ninguno de acuerdo, - bueno, yo quiero una escuela, y al que no le guste renuncie. Nadie ha renunciado. Tenía que elegir lugar. Agarro el auto de la Muni y voy por villa Belgrano, San Martín, Alto Comedero, hasta que encuentro el lugar donde está un grupo de changuitos jugando con tierra, que sé yo, ni de pantaloncito nada más, “con decisión y firmeza”, digo: aquí va ser mi escuela. Pero los diputados no lograban que me den... Un día iba a pata por la plaza y justo bajaba del auto el pelado Domínguez, que era gobernador, y yo era amigo del pelado y le digo, este Domínguez, se da vuelta: -he Pajarito, quiero hablar un ratito con vos, -vení, vení, subí, subí vamos... me lleva a su oficina y le explico, también me reta primero: -que te metes en escuela que eso es cosa nuestra..., pero quiero tener una escuela, bueno, bueno, ¡basta! ¿Tengo un terreno, pero no se lo dan - a dónde es?, en tal lugar, chapa el tel., Catastro: -hay un terreno en tal lugar, ¿a quién pertenece?: -gobierno de la provincia, pertenecía, ya le haces el pase a la municipalidad, (íhum!) -te das cuenta (si... mira), menos mal que el Chuli se ha portado ahí. Se refería a la construcción de la escuela.
Este corto relato de “Pajarito” Conde, lo dibuja tal como fue su Vida y su Obra. Se merece de los jujeños, ahora que dejó su profunda huella, no lo olvidemos jamás.