El cambio climático global es un tema recurrente en la agenda pública y política, aunque no todas sus aristas reciben la misma atención. Es interesante reflexionar sobre la relación entre los combustibles fósiles, los conflictos bélicos y sus consecuencias en el cambio climático, vínculos conocidos pero que se tornan más evidentes ante los recientes acontecimientos en Medio Oriente.
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El cambio climático global es un tema recurrente en la agenda pública y política, aunque no todas sus aristas reciben la misma atención. Es interesante reflexionar sobre la relación entre los combustibles fósiles, los conflictos bélicos y sus consecuencias en el cambio climático, vínculos conocidos pero que se tornan más evidentes ante los recientes acontecimientos en Medio Oriente.
En los últimos años, muchos países, según su capacidad financiera, han incrementado significativamente sus presupuestos en defensa, destinando recursos a la modernización de equipamientos militares. Las naciones más desarrolladas han avanzado con mayor rapidez, alcanzando actualmente un poder militar considerable.
Algunos países, como Pakistán e Irán, también han profundizado su desarrollo en energía nuclear. Irán, sin embargo, niega poseer armamento nuclear, asegurando que su uso es estrictamente civil.
La región de Medio Oriente arrastra conflictos históricos desde tiempos bíblicos, con enfrentamientos que aún hoy parecen seguir el eco de antiguas enemistades. Israel, Palestina, Siria y Libia son escenarios de tensiones que, pese a nuevos argumentos, conservan raíces profundas.
Actualmente, el panorama es sumamente complejo: Israel mantiene un conflicto abierto con Hamas y, más recientemente, con Irán. Rusia continúa su guerra con Ucrania, y se suma el ataque de Estados Unidos a instalaciones nucleares iraníes, acción que muchos consideran una provocación con potenciales consecuencias globales. Esta intervención paralizó momentáneamente al mundo por el temor a una eventual Tercera Guerra Mundial. Aunque no parece haber voluntad inmediata de escalar hacia un conflicto global, las condiciones están, lamentablemente, dadas.
Irán respondió amenazando con cerrar el estrecho de Ormuz, una vía clave por la que transita alrededor del 20% del petróleo mundial. De concretarse esta medida, el impacto sería enorme, especialmente para los países más industrializados, que dependen fuertemente del suministro de combustibles fósiles. La sola posibilidad de un cierre en Ormuz generó alarma por el probable aumento en los precios del crudo y un posible colapso energético.
Por otro lado, el cambio climático sigue siendo una amenaza persistente. Desde la Revolución Industrial (1760), el uso intensivo de combustibles fósiles ha contribuido al deterioro ambiental global. El aumento de la temperatura media del planeta ya alcanza 1 °C por encima del promedio preindustrial. Se espera que este incremento no supere los 1,5 °C para el año 2030, con un límite máximo de 2 °C, aunque las proyecciones actuales sugieren que las metas podrían no cumplirse a tiempo.
Muchos países, dependiendo de su capacidad económica y voluntad política, han emprendido esfuerzos para mitigar los efectos del cambio climático mediante acciones preventivas, de restauración y promoción de energías renovables. Sin embargo, estos avances aún no logran generar un impacto global significativo. La dependencia de los combustibles fósiles continúa siendo dominante.
La guerra en Medio Oriente ha expuesto con crudeza las prioridades actuales de muchos Estados: mientras los compromisos ambientales se diluyen, las inversiones en armamento y defensa se multiplican. El conflicto también evidenció la vulnerabilidad energética global, al depender fuertemente del tránsito de combustibles fósiles por zonas geopolíticamente inestables como el estrecho de Ormuz.
Por el momento, las tensiones han disminuido, y se alcanzaron acuerdos temporales para evitar una escalada mayor. Sin embargo, el cambio climático sigue avanzando con ritmo propio, sin pausa y ajeno a las disputas humanas. Mientras tanto, la producción y el consumo de combustibles fósiles no solo no se reducen, sino que, en muchos casos, se busca aumentarlos.