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7 de Octubre,  Jujuy, Argentina
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Jujuy, capital del corredor bioceánico de Capricornio

Será el punto donde se cruzan las rutas, las culturas y las oportunidades del nuevo Mercosur periférico.
Martes, 07 de octubre de 2025 00:00
VISTA NOCTURNA DE SAN SALVADOR DE JUJUY | LA CAPITAL PROVINCIAL SERÁ ESCENARIO DEL FORO DE GOBIERNOS SUBNACIONALES DEL CORREDOR BIOCEÁNICO DE CAPRICORNIO.

POR ALEJANDRO SAFAROV

Director de Carrera Relaciones Internacionales UCSE-DASS Integrante

Departamento de América Latina y el Caribe

IRI-UNLP y del Consejo Federal de Estudios Internacionales -CoFEI-

 

Los días 8, 9 y 10 de octubre, San Salvador de Jujuy será sede del Foro de Gobiernos Subnacionales del Corredor Bioceánico de Capricornio. La capital no oficial de la guerra de la independencia argentina se convierte en unos días en el eje central de un proyecto que escala irrefrenablemente.

No se trata de un evento más: este encuentro refleja un proceso que está redefiniendo el mapa de integración del Cono Sur, con epicentro en el Trópico de Capricornio. Un corredor que conecta el Atlántico con el Pacífico y que atraviesa territorios estratégicos de Argentina, Brasil, Paraguay y Chile, abriendo nuevas posibilidades para nuestras regiones.

Pero el desafío no es solo explicar en qué consiste este nuevo proyecto de integración. La verdadera tarea pendiente es transformar la narrativa en acciones concretas que generen oportunidades de negocios, de empleo, de agregado de valor y de inclusión en cadenas locales y regionales de producción. De nada sirve que los documentos oficiales (que duermen el sueño de los justos en alguna oficina gubernamental), hablen de competitividad y conectividad si nuestras poblaciones siguen sin comprender, ni recibir los beneficios de estos procesos.

En este sentido, el rol de los municipios es central. Son los primeros niveles de gobierno, los que están en contacto directo con la ciudadanía y conocen de cerca las demandas cotidianas. El corredor vial bioceánico debe ser, para ellos, una herramienta que abra caminos de desarrollo real: parques industriales, polos logísticos, servicios de transporte, innovación agroindustrial y cadenas de valor turístico. Si no logramos que cada comunidad vea reflejado en su vida diaria el potencial de esta integración, el corredor se quedará en un concepto abstracto, tal vez con beneficios para unos pocos privilegiados.

La articulación con el sector privado es igualmente decisiva. Ningún proceso de desarrollo se sostiene sin empresas que inviertan, arriesguen y creen empleo. El foro debe ser un espacio para tender puentes entre los gobiernos subnacionales y el empresariado regional, con proyectos y compromisos que trasciendan las declaraciones y se traduzcan en inversiones y hechos concretos.

En paralelo, hay un actor que con un rol central: la educación, con énfasis en educación para la integración, a través de la red de universidades de los países involucrados, la Unirila, articulando con los sistemas educativos del corredor.

El conocimiento es la infraestructura invisible que sostiene cualquier estrategia de integración. Formar capital humano, investigar, transferir tecnología y acompañar a los gobiernos locales con diagnósticos y propuestas debe ser parte del compromiso universitario. No alcanza con seguir "predicando entre conversos" en seminarios académicos. La universidad tiene que salir a territorio, trabajar con municipios, articular con empresarios y convertirse en motor del desarrollo regional, generando más y mayores oportunidades intrarregionales.

Es momento de dar un salto cualitativo: impulsar un verdadero programa de movilidad académica inspirado en el Erasmus europeo, un "Erasmus del Corredor", que permita a estudiantes, docentes e investigadores recorrer y formarse en universidades de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Bolivia. Esto no solo ampliaría la formación profesional y cultural, sino que también consolidaría la identidad común del Corredor Bioceánico como una verdadera comunidad de aprendizaje y de futuro compartido.

Si bien el trazado del Corredor involucra a localidades ya señaladas en el documento madre de la Cumbre de Asunción de 2015, la Declaración de Asunción sobre corredores bioceánicos; debemos impulsar y promover lo que llamo el Mercosur periférico, es decir el involucramiento y protagonismo de las regiones no centrales del proceso que nace en 1991, no casualmente en Asunción del Paraguay.

Nuestra macro región posee lo que el mundo demanda: minerales estratégicos como litio, tierras raras, cobre, plata, oro o uranio y otros; agro alimentos que nutren al planeta; culturas vivas que necesitan ponerse en valor a partir de la herencia hispanoamericana, de los pueblos andinos y guaraníes, de la memoria afroamericana y de los inmigrantes europeos y asiáticos que llegaron en los siglos XIX y XX, nuestra multiculturalidad en acción, como un activo fabuloso.

Todo ello en el marco de una zona de paz única en el planeta, parte del acuífero guaraní y de la magnífica Cuenca del Plata, con bosques que son pulmones del mundo y con patrimonios de la humanidad como la Quebrada de Humahuaca en Jujuy y Bonito en Mato Grosso do Sul, junto al Pantanal y las reservas de Yungas.

Estos activos hacen de nuestra región un espacio formidable, con un potencial de desarrollo que no debe seguir postergado.

Este proceso de integración se debe, en gran medida, a la necesidad del centro-oeste de Brasil y del norte de Paraguay de acceder más rápido y a menor costo a los mercados de Asia. Hoy, las exportaciones de soja, carne, minerales y otros productos deben salir principalmente por los puertos del Atlántico, enfrentando demoras crecientes y fletes más costosos. A esto se suma la saturación del Canal de Panamá, que alarga los tiempos y encarece aún más la logística. En cambio, llegar a los puertos del norte de Chile -Antofagasta, Iquique, Mejillones- reduce los días de navegación hacia China y el resto de Asia, mejorando la competitividad regional. El Corredor Bioceánico no es entonces una declaración de buenas intenciones, sino una respuesta a una necesidad real y urgente del comercio internacional.

El desafío de argentinos, brasileños, chilenos, paraguayos y bolivianos es claro: agregar valor a nuestras producciones y sumarnos a las cadenas de valor regionales y globales en minería, turismo, agronegocios, logística y transporte, energías renovables, economía del conocimiento y todas las áreas estratégicas que definen la quinta revolución industrial. Solo de esa manera podremos generar oportunidades de desarrollo para el activo más importante que tenemos: nuestra gente.

Los jóvenes, con su energía y creatividad, y los adultos, con toda su experiencia acumulada, son el verdadero motor de este proceso. El futuro es ahora, y en esta región tenemos todo para hacerlo posible.

En ese camino, nuestro desafío es doble: cumplir con los clientes internacionales en todos los niveles, pero sin descuidar nuestra propia necesidad de desarrollarnos. Tenemos que evitar la dependencia enfermiza de la reprimarización, que históricamente nos ha condenado a la vulnerabilidad. En un contexto en el que empresas chinas, japonesas, europeas, estadounidenses y canadienses, junto a los capitales sudamericanos, se relacionan, integran y compiten por mercados y recursos estratégicos -particularmente el litio, el cobre y otros minerales críticos-, debemos fortalecer nuestra soberanía productiva y tecnológica. El riesgo de que la región quede atrapada como simple proveedora de insumos básicos es real, y por eso la integración debe traducirse en desarrollo con valor agregado local, en lugar de una nueva subordinación a intereses externos.

El Foro de Gobiernos Subnacionales llega en un momento en que el mundo debate nuevas formas de integración y desarrollo frente a los desafíos de la transición energética, la digitalización y la geopolítica. El Corredor Bioceánico de Capricornio puede ser nuestra gran oportunidad, pero solo si pasamos de la retórica a la acción. Lo que está en juego no es un mapa ni un discurso, sino el futuro concreto de nuestras comunidades.

El compromiso y el trabajo permanente, más allá de los tres días de foro, serán la clave para que la integración no se quede en los titulares, sino que se traduzca en verdaderas oportunidades para nuestra gente.

Nuestro futuro no se juega en discursos ni en reuniones, sino en la capacidad de nuestras sociedades en liderar para transformar los activos en desarrollo real para nuestra gente: el corredor bioceánico debe dejar de ser sólo un mapa y convertirse en un espacio de prosperidad compartida para todos.

"San Salvador de Jujuy será por estos días la capital del Corredor Bioceánico: el punto donde se cruzan las rutas, las culturas y las oportunidades del nuevo Mercosur periférico".

*Licenciado en Relaciones Internacionales. Director de la carrera de Relaciones Internacionales de la Ucse Jujuy, miembro del Departamento de América Latina y el Caribe del IRI- Universidad Nacional de La Plata e integrante del Consejo Federal de Estudios Internacionales (Cofei).

 

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