La mayor crisis no es la incertidumbre del no saber para dónde vamos. La mayor crisis es aferrarnos a las viejas estructuras que nos han imperado por años. Seguir tratando de mirar un mundo en movimiento de una mirada estática. La mayor crisis no tiene que ver con los cambios de juego, ni de tablero. Tiene que ver con nuestra resistencia al cambio.
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La mayor crisis no es la incertidumbre del no saber para dónde vamos. La mayor crisis es aferrarnos a las viejas estructuras que nos han imperado por años. Seguir tratando de mirar un mundo en movimiento de una mirada estática. La mayor crisis no tiene que ver con los cambios de juego, ni de tablero. Tiene que ver con nuestra resistencia al cambio.
Dijo Jesús una vez, "Nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará" (Lucas 5:37).
Estamos no solo ante un cambio de jugadores, sino en múltiples cambios de juegos y de reglas en viejos juegos. Ante lo disruptivo, emerge lo que hay dentro de nosotros: miedos, pánico, desafío, fe, creatividad, asociarnos a otros jugadores, reconocer todo lo que no nos sirve, lo que no sabemos, lo que necesitamos aprender.
En el mundo de antes eran importantes cosas que no ya no son importantes, se podrían cosas que quizás hoy no se pueden. El tema es dónde nos quedaremos mirando. Un nostálgico pasado y avanzaremos de espaldas a lo nuevo.
Las decisiones político-económicas no sólo tienen un impacto económico. Aunque obvio, es importante visibilizarlo.
No podemos hablar de salud mental sin hablar de economía. Una vez, trabajando en mis procesos personales desde memoria celular encontré la frase: "Sin base firme la torre se desmorona".
Todo nuestro ser y siguiendo a Maslov en su jerarquización de las necesidades fisiológicas, de seguridad, amor, estima y autorrealización, parte de una estructura donde todos los procesos se efectúan bajo la materia del sustento. Lo emocional y la autorrealización son procesos que emergen desde un sustrato económico. Puedo alimentar mi familia porque cuento con recursos económicos.
Es interesante que te pongas a pensar cuáles son los paradigmas que imperan en tu mente. Obviamente podrás reconocer aquellos que aparecen en tu conciencia, sin embargo, los que más te potencian o limitan son los inconscientes. ¿Cómo acceder a ellos? Desde el acompañamiento profesional. Todos crecimos en un paradigma positivista, newtoniano, patriarcal, con un Estado paternalista, una cultura judeocristiana atravesada por un platonismo. Podría desarrollar estos conceptos, pero te dejaré a ti que los indagues. Te sorprenderá todo lo que vas a encontrar. Yo descubrí que en mi mente, formateada por valores religiosos, altruistas, etéricos, la economía no era lo más importante; que lo superior era el alma. Me preparé para ser misionera. Me costó esa conexión con lo concreto, tuve que desinstalar muchos programas en mi mente y energía. No veía el dinero con buenos ojos. Claro que en ese momento, solo era yo. Mi mente comenzó a cambiar cuando me volví madre. Pude empezar a ver el dinero con buenos ojos.
¿Con qué ojos miras el dinero?
¿Desde la carencia, desde el juzgar a quienes lo tienen?
Salgo de este paréntesis personal y vuelvo a mirar lo macro.
Es vital que el Estado cumpla y redefina su rol y que pueda dar ciertas garantías. Y también es verdad que es vital que la población pueda avanzar a un estado adulto.
¿Qué caracteriza el estado adulto? La responsabilidad, el desarrollo de la capacidad agresiva: esto, comparado con el proceso evolutivo de la vida está vinculado al proceso en el que el bebé deja de mamar y puede comenzar a elegir, masticar - triturar, asimilar, digerir, soltar. Un adulto, no es un adolescente quejón. Es proactivo. No resiste, fluye.
¿Dónde estás tú? ¿Sigues creyendo que no puedes? ¿Crees que otros debiesen hacerse cargo de ti?
Hablamos en algún momento que una de las claves para el afrontamiento del estrés es saber sobre qué tenemos el control, para poder accionar donde sí podemos, en lugar de quedar en juicios, en la mente, perdiendo energía. En esa estaticidad que nos lleva a la impotencia. Hay cosas que dependen de nosotros y otras que no. Hay cosas que haremos que pasen y otras que serán, incluso sin nuestro consentimiento.
¿Dónde pondrás tu mirada, tu energía?
Ante la muerte de un estado paternalista, ¿Qué estado surge? ¿Qué estado querés construir?
Los cambios suceden. Generalmente sin transición. Es como una suerte de péndulo que de un lado se va hacia el otro. Luego, si se mira lo micro, podemos ver que si llegamos donde llegamos, algo todos hicimos para avanzar hacia donde estamos.
Para cerrar, me gusta recordar que los procesos creativos no vienen del orden, sino del caos y el vacío. El orden es lo que sucede al acto creador que viene por la palabra: "Que sea la luz".
Mira desde donde aún no has mirado.
(*) Licenciada en Psicología; coach ontológico profesional; magíster en Salud Pública con mención en Atención primaria de la salud; especialista en Salud Pública; consteladora; facilitadora en procesos de comunicación, resolución de conflictos, expansión de la conciencia, liderazgo; coordinación de grupos y conciencia de redes; y facilitadora en entrenamientos a líderes en gestiones de oratoria y comunicación; [email protected].