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2 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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¿Vivimos o morimos?, la opción está en nuestras manos

Lunes, 03 de junio de 2024 01:04

Dura expresión que compromete y conmueve aunque finjamos lo contrario.

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Dura expresión que compromete y conmueve aunque finjamos lo contrario.

Es que si hablamos de vivir, obviamente nos anotamos. Pero su complemento no agrada, no es materia de conversación y por lo tanto no me interesa su razón. ¿Por qué? Si tan cierto es lo uno como lo otro, me atrevería a decir más, la muerte va a llegar sí o sí. En cambio vivir como vivir está por verse (muy bien planteado por Gregorio Marañón).

Así ya podemos aventurar cierto análisis con el fáctico riesgo de equivocarnos, pero igualmente lo haremos.

Existen personas que parecen cautivas de cuanto infortunio da vuelta por la vida, en oportunidades, si no lo padecen parecen buscarlo. Frente a ello es posible el más fácil de los comentarios, íeso no es vida! Estamos afirmando que los padeceres de esa persona son tantos, que llenos de piedad exclamamos: "pobre". Y si eso no es vida, ¿cómo debe ser la vida?

Veamos, ¿qué decimos con "pobre"?

Con frecuencia el hombre contemporáneo es víctima, entre otras cosas, de "padecer o disfrutar en exceso la era tecnológica", de vivir apurado, tenso, ofuscado o nervioso, "estresado". Productos cultivados en la vida así elegida o aceptada (cuando no impuesta). A ello obviamente debe agregar sus relaciones interpersonales y consigo mismo, es decir, todo un abanico de compleja realización que proyecta un presente por lo general de agobio y frecuente intransigencia.

¿Allí estamos todos? íClaro que no! Faltan los heridos que quedaron en el campo de la postergación sin poder acceder al tren del progreso (alfabetización). Son los que miran como convidados de piedra por donde van las cosas, o en qué idioma habla el resto de la comunidad. ¿Cuánto padece o sufre esa persona? Es difícil cuantificar, más fuerte es aún el mensaje cuando tomamos conciencia de que, por lo general, no se escucha su queja. No por ello deja de ser pobre, íaunque suene horrible!

Entonces, como lo hacen los organismos especializados, empiezan a medir cuál está en peores condiciones y a tomar debida nota de las diferencias entre vivir adecuadamente o morir en el intento. Es decir, una muerte anunciada, como diría García Márquez.

Todo comienza cuando negociamos la dignidad y aceptamos la injusticia, gesto con el cual perdemos el respeto por nosotros mismos.

Con el silencio avalamos la corrupción y otros tantos males sociales y así, sin proponernos estamos muriendo en la peor de las indiferencias: "no honrar la vida".

Si digo que la vida es corta, no aporto ninguna novedad, pero es buena su recordación para darle una mejor aplicación y calidad a cada día que nos reste vivir.

Acostumbrarnos a homenajear al tiempo, una constante que ayuda a tomar conciencia de la magnitud que tenemos para administrar. Eso nos convierte en soberanos de la mayor riqueza que mortal alguno pueda soñar: "La vida y sentada a su falda, la libertad".

"Mientras vivas, sigue aprendiendo a vivir" decía Séneca en el siglo anterior a Cristo. Sería bueno tenerlo presente y ejercitar su práctica cada día asistiendo al mayor de los milagros: Nunca dejar de "ser"... ni de "soñar".

 

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