Con sus ganas de vivir y una voluntad férrea por compartir su día a día, Maximiliano Juan Ramos dejó ver su encanto para descubrir su esencia como persona.
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Con sus ganas de vivir y una voluntad férrea por compartir su día a día, Maximiliano Juan Ramos dejó ver su encanto para descubrir su esencia como persona.
"Maxi" -como todos le dicen- llegó al mundo el 29 de diciembre del año 1993, con una luz tan particular y una paz que desde su sueño, desplegaba a su alrededor.
"Al poco tiempo de parir, le dijeron a mi mujer que 'Maxi' tenía síndrome de Down, así nos enteramos", comenzó relatando Oscar Ramos, padre de este joven y gran maestro de la vida. En ese momento, la extrañeza y el no saber bien de qué se trataba la condición, hizo que los padres de inmediato, buscaran información al respecto y entre conversaciones, una decisión termine por definirse dentro del seno familiar.
Como tocado por una varita mágica, fue guiado hacia la asociación "Todos Juntos" donde forjó sus primeros años de vida en sociedad. Con un brillo en sus ojos y una dulzura que aún lo acompaña, fue formando un entorno que lo contiene de una manera incondicional.
Su tiempo como jardinerito en el colegio Che-il fue vivido con ilusión y entrega, siempre rodeado de un amor familiar genuino que no hizo diferencias en ningún instante. "Dios me envió un angelito", dijo Oscar, un padre orgulloso del noveno de sus descendientes que le regala sólo dulzura. "Yo rezo para que mi mamá no se sienta sola y por mis hermanos; además para que mi papi se cure los ojos", compartió "Maxi" en un acto cariñoso que lo pintó de auténtica bondad.
En el compartir se movilizan sensaciones que dan lugar a la expresión humana. Por ello, halla la importancia de encontrar en la familia esa calidez que ningún otro lugar puede brindar.
"En la familia todos sus hermanos lo quieren muchísimo", contó el padre, feliz de haber integrado a su hijo a "Todos Juntos", lugar donde adquirió conocimientos y potenció sus habilidades en manualidades, cocina y danzas.
En este punto fue el inicio de un nuevo rumbo en los aprendizajes para "Maxi", quien además es amante del tradicional asado. Es que continuó con la estimulación asistiendo al cursado del primer grado en la Escuela 388 "General Juan Galo Lavalle", pero no continuó por motivos particulares.
No obstante, las enseñanzas que tuvo quedaron fijadas en su mente que recuerda aquellas vivencias cuando siendo pequeño cocinaba y lo ayudaban, así como cuando intervenía en las tareas de jardinería.
Como todo adolescente celebró su mayoría de edad con un lindo festejo donde participó su familia y amigos queridos. Y junto a esta nueva etapa, viviría otra experiencia que duraría cuatro años más.
Es que empezó la actividad laboral desde los 18 y hasta los 22 años en el Hiper Comodín, donde era repositor de góndolas.
Allí no manejaba piezas de vidrio, pero sí otros productos junto a la verificación de códigos. Una tarea que lo enriqueció para bien y en la que conoció a una gran cantidad de personas, hasta que hubo un malestar con un compañero que lo hizo repensar la situación y alejarse.
Sin embargo, una vida con diferentes circunstancias transitó entre las que valora amistades como César Lizarazu del grupo Felicidad, Bandy2 y La Repandilla, algunos de los grupos que sigue. Aunque baila chacarera, gato y chamamé siempre está dispuesto para la cumbia que es la melodía que siente como favorita.
"Tengo traje de diablero, de pin pin, de coya y de gaucho para bailar los cuadros. Me gusta zapatear y mostrar lo que aprendo", dijo "Maxi" que aunque tiene un problema de tiroides sigue realizando actividad física, a su ritmo.
Gracias al profesor Carlos Burgos, hoy integra el ballet "Ecos de Luz", su bonito grupo de compañeros que conoció a los 21 años.
Así, demostrando sus destrezas en danza conoció gran parte del país, pero la ciudad que más le gustó descubrir a este hincha del "Lobo" fue Córdoba.
Con una conciencia digna de destacar, el joven de treinta y un años invitó a sus pares de la sociedad a que comprendan a sus padres y los acompañen con amor en el camino de la vida. "Yo quiero mucho a mi mami y a mi papi, todos deberían querer a sus papis porque ellos cuidan a sus hijos", destacó "Maxi" con un sentido profundo de la existencia.