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18 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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El amor por una hija, todo lo puede, lo supera y lo crea

La vida para Hilda Chauque, cambió trece años atrás con la llegada de su pequeña Zaira Jazmín Baldiviezo.
Miércoles, 17 de enero de 2024 01:03

El amor de una madre batalla cualquier guerra. Y siempre se hace más fuerte ante cualquier adversidad. Así es como día a día, lo vive Hilda Beatriz Chauque, una jujeña que es ejemplo de lucha y admiración.

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El amor de una madre batalla cualquier guerra. Y siempre se hace más fuerte ante cualquier adversidad. Así es como día a día, lo vive Hilda Beatriz Chauque, una jujeña que es ejemplo de lucha y admiración.

Hace trece años, la vida para esta mujer trabajadora cambiaría con la llegada de su pequeña Zaira Jazmín Baldiviezo.

En aquel entonces, ella trabajaba como empleada doméstica y se ocupaba de los quehaceres de casa, cuando un nuevo corazón comenzó a latir en su vientre.

Sin saberlo todavía, decidió hacerse chequeos para controlar su salud, acaso fue su intuición la que le había dictado que lo debía hacer de inmediato.

"A los cuatro meses, me enteré que estaba embarazada. Los médicos me retaron porque tenía que haber ido antes a los controles. A partir de ahí, tuve mucho cuidado", expresó en el inicio de su relato Chauque.

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Entonces, transcurrió su embarazo bajo el acompañamiento de sus otros hijos y el 2 de febrero de 2010, nació la princesa de la familia. "En realidad, tenía que haber nacido en enero, pero yo no tenía dolores, ni contracciones; ni estaba incómoda, me hicieron cesárea", dijo.

Como un milagro que la sorprendió, a sus 43 años dio a luz a su niña; esto luego de 17 años, instante del nacimiento de su anteúltimo hijo. No obstante, los primeros momentos de la recién nacida, fueron complicados y los médicos confirmaron que sufría de problemas respiratorios.

"Hasta los dos meses y medio estuvo internada y a los tres meses, vi cómo tenía que estar dependiente del oxígeno. Fue dejando de a poco y no tomó teta", aseguró esta mamá que tuvo que aprender con ella y atravesar este tiempo delicado en el inicio de vida de su pequeña. Y es debido a un complicado panorama que los médicos decidieron colocarle sonda por la nariz para que la criatura pueda alimentarse. "Verla con sonda fue muy difícil para mí, porque no se alimentaba como tenía que ser. Recuerdo que pesaba 2,600 kg. y tenía que ser todo líquido", contó Chauque, quien aprendió a asistirla en cada detalle.

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A medida que pasaron los días, más resultados de estudios develarían el estado de salud de Zaira. Es así que en el nuevo cuadro, figuraba la displasia broncopulmonar. Este diagnóstico fue muy duro para su familia que debió entender que sus pulmones estaban dañados. "Era una bebé con las defensas bajas, ella no se podía enfriar, sufrió bronquitis seguida hasta los seis años", explicó esta mamá que no se dejó caer. Los esfuerzos por mantener su bienestar -a estas alturas- se tornó en un asunto familiar, que tenía que ser y fue tomado con responsabilidad. Juntos la rodearon de amor para darle fuerzas para que pueda salir adelante. "Me costó aceptar esta nueva situación en mi vida, pero por un hijo, cualquier mamá hace de todo. Después de eso, seguimos con los controles al pie de la letra", comentó.

Con estricto accionar y asimilando las nuevas conductas de Zaira, comprendieron mejor la situación.

"Hubo momentos en que mi hija no respondía, no le gustaba comer y yo no sabía qué hacer. Me costó un montón entender que no pueda comer, pero tuve que tener paciencia", reveló.

Los días fueron dejando tras de sí, gran experiencia. Así, transcurrieron dos años. Hasta que sufrió de un episodio de convulsiones que fue la única vez que le ocurrió en su vida.

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La niña no podía aprender a dejar los pañales, comportamiento que no logró cambiar en los dos años siguientes. "A los cuatro años, la inscribí para que fuera al prejardín. Ahí, las maestras se dieron cuenta que era una nena distinta. Ella no se integraba y seguía usando pañales", indicó con preocupación.

Es así que las maestras del jardín le avisaron lo que sucedía y le recomendaron que nuevos estudios se realicen en la pequeña. "Me dijeron que fuera al psicólogo, neurólogo y fonoaudiólogo. La llevé y le diagnosticaron retraso madurativo", dijo Chauque.

Ante este nuevo panorama, la dedicación y todas las miradas estuvieron puestas en Zaira. Y como lo haría cualquier mamá, se dedicó a atenderla con amor. "Era muy nerviosa y tiraba los juguetes en la sesión con el neurólogo", aseguró, quien entendió progresivamente cuál era el estado cognitivo del cerebro de su hija. Difícil de explicar, pero vivirlo significó experimentar algo nuevo, una situación que no había pasado con sus otros hijos. Con el paso del tiempo se abrió a la posibilidad de inscribirla en la Fundación "Ideas" pero Zaira, sólo asistió un tiempo. Luego fue el turno de la Fundación "Sentir", donde el avance fue notable a través del aprendizaje lúdico. "Hoy en día tiene trece años pero es como una nena de seis años", expresó esta mamá orgullosa de su pequeña.

Es que la conexión entre madre e hija es más que especial, ya que el amor y la contención que se brindan, movilizan emociones. "El aprendizaje en 'Sentir' es muy positivo, ella hace todo y cada consigna pero en casa es mimosa. A mediados de año y al final de clases, tenemos devoluciones. La maestra me dice que hace su tarea y en educación física es muy activa. No hace siesta y le encanta cortar papeles y pintar dibujitos infantiles", describió. La inquietud de la niña es bailar y hacer actividad física. "Pensé en inscribirla en una escuela de danzas, pero mi miedo es por cómo me la pueden ver", confesó. Con casi catorce años, a Zaira le gusta jugar a disfrazarse de "Tinker Bell", entre otros personales.

Y, actualmente, ella es el centro de atención en su familia. "De a poco está avanzando, aunque en palabras, le falta. Todavía no tengo la confianza para dejarla sola, por eso siempre estoy con ella", explicó esta madre que intuye un mejor porvenir para la más pequeña de sus hijos. "Creo que vino al mundo para cambiarme la vida, es mi compañerita. Tenía que salir adelante por ella", dijo Hilda Chauque afirmando que todo sacrificio es válido mientras sea por la salud y bienestar de la criatura. El mensaje a los padres que están atravesando un camino similar es que tengan fe porque a pesar de lo complicado que pueda ser, atravesar por esta situación, todo es aprender con paciencia.

 

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