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Cómo usar un equipo desfibrilador y hacer RCP

Viernes, 11 de agosto de 2023 23:26
POR TOMÁS PIQUERAS, CEO DE CENTRO de Servicios Hospitalarios.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Los infartos de miocardio cobran más de 17 millones de vidas al año y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones para el año 2030, según la OMS.

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POR TOMÁS PIQUERAS, CEO DE CENTRO de Servicios Hospitalarios.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Los infartos de miocardio cobran más de 17 millones de vidas al año y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones para el año 2030, según la OMS.

Pero la nueva Ley número 27.159, cuyo objetivo es que cada espacio público disponga de desfibriladores externos automáticos DEA, y la cantidad de personas que están aprendiendo técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) han logrado que las personas que sufren un accidente cardiológico, tengan un 70% de chances de sobrevivir incluso antes de que una ambulancia y un médico lleguen a asistirlos.

Luego de un accidente, aunque no se conozca exactamente la causa, si se percibe que la persona está inconsciente y no respira espontáneamente, hay que iniciar rápidamente las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), nos explica el doctor Patricio Rattagan, médico cardiólogo.

La reanimación cardiopulmonar (RCP) es lo que se debe realizar para mantener el riego y oxigenación de los diferentes órganos y tejidos. Si logramos poner en marcha de nuevo el corazón, la persona que ha sufrido el paro cardíaco puede seguir con vida. Las posibilidades de supervivencia y la reducción de las lesiones cerebrales siempre son mayores cuando se realiza una reanimación adecuada, aunque esta se ejecute por parte de alguien que no es personal de salud.

La Ley 27.159 determina que en los espacios públicos o privados con acceso público debe haber desfibrilador automático externo (DEA) en cantidad y localización adecuadas. Estas dos herramientas, tener un equipo de DEA y saber hacer RCP, son fundamentales para salvar muchísimas vidas.

El desfibrilador es un dispositivo electrónico portátil con capacidad para diagnosticar fibrilación ventricular o taquicardia ventricular. Emite la señal de alerta para la aplicación de una descarga eléctrica que restablezca el ritmo cardíaco normal.

Sin dudas, para que estas instancias se den, es necesario que las personas tengan acceso a la información sobre primeros auxilios, maniobras de resucitación cardiopulmonar básica y desfibrilación automática externa. Todos pueden aprender qué hacer en caso de una muerte súbita y no es necesario ser médico, médica o tener una ocupación relacionada con la salud para poder ayudar a los demás.

El proceso para usar un desfibrilador consiste en colocar unos parches en el pecho del paciente, normalmente se indica la posición en ilustraciones incorporadas en el propio desfibrilador, y esperar a que el aparato nos indique si hay que realizar o no una descarga. En caso afirmativo, es importante no tocar al paciente y confirmar la descarga en el botón correspondiente. A continuación, reanudar el masaje cardíaco hasta que llegue la ambulancia.

El doctor Rattagan nos ha explicado en varias oportunidades cómo es importante que las personas aprendan a hacer RCP, pero nos da también algunos pasos fundamentales para realizarla.

En el ámbito extra hospitalario primero hay que comprobar que la escena sea segura para tomar contacto con la víctima, y, posteriormente, evaluar su estado de consciencia. Lo mejor es arrodillarse a la altura de los hombros de la persona afectada y sacudirlos con cuidado preguntándole en voz alta si se encuentra bien.

Si la persona no responde, no respira o lo hace con dificultad, hay que quedarse con ella pero pedir ayuda. Que alguien llame al sistema de emergencias y, si se dispone, de un DEA, solicitar que lo acerquen al lugar. Inmediatamente se deben iniciar las maniobras de reanimación.

En ese mismo momento, hay que ponerla en posición de reanimación. Boca arriba con brazos y piernas alineados sobre una superficie rígida y con el tórax al descubierto.

Luego, colocar una mano sobre la frente y con la otra tirar del mentón hacia arriba, para evitar que la lengua obstruya el paso del aire a los pulmones.

Se deben iniciar las compresiones torácicas a razón de 100 a 120 compresiones torácicas por minuto en el centro del pecho. El objetivo es realizar compresiones de calidad -permitiendo una correcta expansión del tórax- minimizando las interrupciones de las mismas. En caso de ser más de una persona en la escena es conveniente relevarse cada dos minutos para mantener una compresión eficaz, explica con detenimiento Rattagan.

Respecto a la respiración boca a boca en adultos, cabe resaltar que en los últimos tiempos se puso mucho énfasis en los beneficios de una buena compresión torácica. Con lo cual si a la persona que se encuentra realizando la reanimación le genera incomodidad la respiración boca a boca, puede seguir realizando las compresiones de calidad y estará ayudando de igual manera a salvar esa vida.

En el caso de los bebés y niños, donde en la mayoría de los casos el RCP se produce por falta de oxigenación sanguínea, las ventilaciones/compresiones recobran más importancia y se sugiere la secuencia 30 compresiones y 2 ventilaciones. No debe interrumpirse esto hasta que la persona inicie una respiración espontánea o una vez llegado y conectado el DEA al paciente para poder seguir sus indicaciones.

 

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