Por SOLEDAD IGLESIAS, Psicóloga.
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Por SOLEDAD IGLESIAS, Psicóloga.
íEstoy agotado! íNo doy más! íNo voy a llegar con todo! Estas son frases y pensamientos que suelen ser muy frecuentes en las personas, sobre todo en esta época del año. Los estilos de vida apurados se refieren a vivir el día a día como si se nos agotaría la batería constantemente. Estas personas hacen muchas tareas al mismo tiempo, en general dicen "sí" a casi todo los que se le pide y se la pasan organizando los tiempos para ver cómo llegan al final del día cumpliendo con todo. Esto genera un inevitable desgaste tanto físico como mental y emocional, ocasionando una experiencia estresante y síntomas de ansiedad que terminan empeorando la situación.
Podemos pasar varios días de nuestra vida apurados, estresados, colapsados, sobrepasados y alborotados.
Nuestra cerebro tiene una misión: sobrevivir en un mundo lleno de amenazas reales o imaginarias. Y por amenazas entendamos un león a punto de devorarnos o la sensación de que no voy a poder con todo lo que tengo que hacer en el día. Ante la señal de peligro la mente intentará predecir el futuro lo que más pueda para encontrar la manera de evitar la mayor cantidad de riesgos posibles. Y en ese intento de anticiparse al futuro, se van sumando cosas a mi lista mental de actividades, entonces me estreso, me apuro y comienzo a hacer, no solamente las cosas lo más rápido posible, sino que por momentos nos exigimos hacer más de una cosa a la vez.
Estar regularmente navegando en tiempos futuros (lo que se viene por hacer) y pasados (y lo que fue) hace que dejemos de ser conscientes de lo que hacemos en momentos reales como el presente. Cómo pretender recordar llevarme la agenda del trabajo, si ya quería estar en casa comiendo, cómo pretender encontrar las llaves si ni siquiera miré donde las dejé, cómo encontrar la billetera o el bolso si la guardo en distintos lugares... cómo pretender no ponerme nervioso o irritable si veo que no estoy pudiendo con todo.
Sería interesante preguntarnos: ¿Cuál es realmente la amenaza para vivir en un piloto automático que nos apura y saca del presente y nos hace fallar en él? ¿Este estilo de vida apurado, me está dejando disfrutar la vida o tengo la sensación de que me faltan horas para terminar la lista interminable de tareas? Por otro lado, se ha descubierto, ya hace varios años, que el organismo al recibir la señal de amenaza (insisto, real o imaginaria) activa la secreción de ciertas neurohormonas, que en un principio pueden servir como defensoras de nuestra supervivencia, pero a mediano y largo plazo comienzan a ser tóxicas para las áreas del cerebro que llevan adelante nuestras funciones cognitivas como la atención, memoria, lenguaje, regulación de emociones, planificación y un largo etcétera. Particularmente, mucho se habló acerca de que el daño de estas sustancias asociadas al estrés crónico puede verse reflejado en fallas en la focalización de la atención, dificultad para mantener la concentración, problemas de memoria con el famoso "lo tengo en la punta de la lengua" o "¿cómo era que se llamaba?" y, por último, se ve reflejado en la dificultad ejecutiva de organizarse, planificar y seguir un plan de acción realista y flexible.
Sin embargo, tanto la memoria como nuestro funcionamiento ejecutivo no son sino funciones que necesitan de buenos procesos atencionales para ser efectivos en las labores encomendadas. Justamente, bajo situaciones de estrés, cuando las personas estamos más apuradas que nunca, justo ahí es donde nuestro cerebro detecta el peligro, focaliza la atención en la señal de alarma y luego se anticipa para no correr riesgos en el futuro.
Te invito a que reflexiones cuál es la amenaza que justifica tu apuro.
En el estrés lo que falla es la atención. La persona se focaliza en su amenaza y su riesgo. ¿Resultado? Posiblemente se descuiden las cosas que se hacen en automático en tiempo presente. Y sí... el cerebro no puede estar en dos lugares al mismo tiempo. O focalizamos nuestra amenaza en tiempo mental o prestamos atención a lo que estamos haciendo en tiempo real.
Sólo prestando atención a lo que hacemos, podremos organizarnos y mejorar nuestro desempeño. Si esto va bien, nuestros centros de memoria estarán dispuestos a brindarnos la información que queremos recordar. El estilo de vida apurado nos desconecta, nos automatiza, difícilmente algún cerebro tenga la capacidad de seguir un ritmo tan acelerado. íAlgo puede fallar!
¿Qué estilo de vida quisieras tener? ¿Qué crees que pasaría si le prestaras atención a tu presente? ¿Qué te apura tanto? ¿Todo es urgente? ¿Todo lo tienes que hacer hoy? ¿Lo que insistes en hacer solo, depende únicamente de vos? ¿Aquella zanahoria a la que persigues es realmente importante para vos? Les dejo estas preguntas para cerrar este artículo con la esperanza de que, por lo menos el día en que leas esto, intentes salir del modo apurado y te conectes con vos viviendo el único tiempo real, tu presente.