Pablo César Silva es un periodista argentino que saltó a la fama por ser el creador del aerosol con el que se marca la distancia de la barrera y marcar el lugar donde va la pelota para la ejecución del tiro libre. Este jueves se conoció que le ganó un millonario juicio a la FIFA, que deberá pagarle a él y a su socio, el brasileño Heine Allemagne, cerca de 120 millones de dólares.
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Pablo César Silva es un periodista argentino que saltó a la fama por ser el creador del aerosol con el que se marca la distancia de la barrera y marcar el lugar donde va la pelota para la ejecución del tiro libre. Este jueves se conoció que le ganó un millonario juicio a la FIFA, que deberá pagarle a él y a su socio, el brasileño Heine Allemagne, cerca de 120 millones de dólares.
El conflicto comenzó luego del Mundial de Brasil 2014. Con la muerte de Julio Grondona, de quien Silva es un gran admirador, y la salida de Josep Blatter a la presidencia de la entidad madre del fútbol, aguardaron que Gianni Infantino, el sucesor, entablara relaciones para llegar a un acuerdo para continuar utilizando el aerosol denominado "9,15" por los nueve metros y quince centímetros de distancia que debe haber entre la pelota y la barrera.
"Esperamos paciente y prudentemente durante tres años, pero en 2017 iniciamos el juicio para poder hacer valer nuestros derechos. Después de que pasó todo eso, no tuvimos ninguna comunicación. Grondona fue el gran impulsor, pero también estuve reunido con Blatter en Conmebol, antes de que se envíe el informe a la International Board y después también en Zúrich. Hubo siempre una relación fluida. Pero, cuando cambió la conducción, en lugar de sentarse a charlar con nosotros, que habíamos fabricado un instrumento que terminaba con la trampa para una institución que tiene al Fair Play en su lema, nos dieron un destrato inmerecido", había contado en 2020 a TyCSports.com el oriundo de La Paternal, que ya se mostraba optimista por haber ganado todas las cautelares.
Con Grondona y Blatter, la FIFA se había comprometido a comprar el producto, que ya se venía utilizando, después de la Copa del Mundo de 2014, pero con la nueva conducción no tuvieron diálogo y lo siguieron implementando alrededor de todo el mundo, pero la falta más grave fue el haberlo usado en el Mundial de Rusia 2018. Tres años más tarde, la FIFA recibió el duro revés de la justicia y deberá pagarle a Silva cerca de 120 millones de dólares.