Qué semanita nos tocó atravesar! Como tema sobresaliente la grieta en la cumbre del poder ya alcanzó niveles exasperantes. A pesar de los esfuerzos de Fernández, Alberto Ángel por minimizarlos, los planteos y ninguneos de Fernández, Cristina Elisabet, llegan como latigazos, no sólo sobre su espalda, sino sobre todo un país, que sigue imaginando cómo hubiese sido la Argentina en este primer año del cuarto gobierno K, si hubiera primado la concordia entre las dos figuras más importantes del gobierno.
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Qué semanita nos tocó atravesar! Como tema sobresaliente la grieta en la cumbre del poder ya alcanzó niveles exasperantes. A pesar de los esfuerzos de Fernández, Alberto Ángel por minimizarlos, los planteos y ninguneos de Fernández, Cristina Elisabet, llegan como latigazos, no sólo sobre su espalda, sino sobre todo un país, que sigue imaginando cómo hubiese sido la Argentina en este primer año del cuarto gobierno K, si hubiera primado la concordia entre las dos figuras más importantes del gobierno.
Una nueva carta de la señora, estalló esta vez sobre el Poder Judicial y especialmente sobre la Suprema Corte. Quedó patentizada con la embestida feroz que la jefa del Senado consolidó los objetivos que muchos imaginaron que se había propuesto desde que como suprema electora de la Nación, bendijo a uno de sus principalísimos críticos para sentarlo en la Presidencia: colonizar la Justicia Federal, de cualquier manera, para aliviar su futuro judicial, y no dejar ninguna duda acerca de quien tiene el poder real. El Presidente, conocida la carta, salió presuroso a colgarse de ella, reiteró cien veces que la justicia no funciona como debiera, pero obvió referirse a la más grave denuncia de CEFK, acerca del supuesto objetivo de los jueces de hacer caer el gobierno.
En tanto, el Congreso aprobaba la ley de legalización del aborto, que distrajo al país por un tema importante pero ajeno a los requerimientos urgentes de la ciudadanía (seguridad, hambre, la pobreza, la indigencia, el 64% de niños en la miseria, la inflación, desempleo, etc.). Y ahora vendrán el presupuesto, el nuevo pacto fiscal, la suspensión de las Paso, el apuro por designar al juez ultra k Alejo Ramos Padilla como juez electoral de Buenos Aires; el freezado de la designación de Daniel Rafecas -el candidato de AAF- como Procurador General; la movilidad jubilatoria; y hasta una movida nacional para cambiar el status de los presos condenados por corrupción al de perseguidos políticos donde sobresale Amado Boudou, a quien el relato oficial pretende mostrar como un mártir de la antipatria. Todos estos pasos, de neta inspiración vicepresidencial y del Instituto Patria, marcan qué lugar le asigna a cada uno el primer año de gestión en la pulseada cotidiana Fernández vs. Fernández.
Poco se recuerda cuando en los primeros meses de pandemia, AAF rozó el 80% de popularidad e imagen positiva, cuando se creía que las decisiones antivirus evitarían males mayores, y que a la vuelta del almanaque, nos dejan en el top five de los peores resultados en el mundo. Parecía que asomaba un líder portentoso. ¿Dilapidó el Presidente aquel tesoro, o se lo arrebataron? La Vicepresidenta, verdadera dueña del poder, ¿siempre priorizó sus objetivos personales en el uso de ese poder por encima del interés general? Respuestas a los interrogantes, comenzarán a verse, cuando entremos de lleno al 2021, año electoral. Sobre la oposición, llevada de la nariz a los temas, los debates y las acciones que genera el cristinismo, es preferible tender un manto de silencio que disimule la falta de brújula y de liderazgos claros, a excepción de unos pocos radicales y macristas talentosos, puñado de golondrinas que no harán un verano este 21 de diciembre.
Toda esta situación, devino en que el gobernador, Gerardo Morales, también vio eclipsada la estrella que lo alumbraba con espectacular brillo en los albores de la gestión Fernández/Fernández. Entonces nadie dudaba de sus razonables aspiraciones de alcanzar la titularidad en las más altas ligas en el 2023. Pero el lío de Juntos por el Cambio y la declinación de la economía, limaron sus deseos. Abjuró de Macri, no termina de respaldar a Rodríguez Larreta o Vidal pero sostiene que en JxC debe seguir unido. Pero mientras tanto soporta que los altos caciques como Mario Negri o Alfredo Cornejo, ensayen excusas de compromiso por su cercanía cada vez más funcional a los deseos del gobierno nacional. Paradójicamente, del cristinismo.
Así con sus expresiones públicas y con las órdenes emitidas a sus legisladores nacionales, el GM de hoy se enfrenta al GM de los cuatro años del primer mandato. La fortaleza ideológica de aquel conductor, debió dar paso al pragmatismo dominante del momento. El gobernador, de sólida historia radical desde su juventud en Franja Morada, su militancia rojiblanca alfonsinista y su protagonismo en Cambiemos, hoy dio paso a la necesidad de mantener relaciones al menos diplomáticas con el poder K. A cambio recibe tibios apoyos desde la Casa Rosada: aparecen funcionarios con fondos para obras, respaldos para proyectos adormecidos, y ayudas para evitar un caos social. Para el Gobierno nacional son un vuelto, para Jujuy, un oxígeno importantísimo que no debe ni puede cortar.
Quizá la más significativa adhesión haya sido firmar el nuevo pacto fiscal, que obligará a que la Provincia no endeudarse en moneda extranjera, que redefina sus esquemas impositivos, y que resigne su derecho a litigar contra la Casa Rosada en caso de alguna discordia, punto éste que agravia a la Constitución. Pero la realidad, obliga al radical de Jujuy, como a los de Mendoza y Corrientes, a blindar su provincia. GM no tiene internas dañinas en el gobierno. (Al revés, quizá tolera demasiadas obsecuencias, también dañinas). Pero su conducción no permitiría jamás voces discordantes o atisbos de rebeldía legislativa o administrativa. Apenas reapareció en estos días la Corriente de Opinión Nacional, antigua formación que conduce el exfuncionario radical Lucio Giménez y que integran en otros notables, Cristina Romano, Goyo Tolaba, Agustín Bernis, Luis Conde y Verónica Ruge.
Plantean recuperar los principios de "los radicales que ya no están" y afirman que como David contra Goliat enfrentarán al poderoso que gobierna partido y Provincia. GM tiene otros problemas: fortalecer la economía, resolver la agonía de Mina El Aguilar, enfrentar a los gremios estatales, sostener el empleo público, y que la buena reaparición del Norte Grande no quede en una foto. Y preparar la Provincia para la segunda pasada del coronavirus. La situación es delicada y muy demandante.
El peronismo de Jujuy ajusta posiciones. Cerró la pretensión de algunos afiliados que permanentemente reclaman renuncias, exigen llamados al Congreso Partidario y hasta pedían elecciones internas este año. El mandato de la conducción que preside Rubén Rivarola se extingue en Noviembre del 2021, pero es obvio que los disconformes aprovechan resquicios mediáticos y de redes sociales para mantener vigencia. Sin embargo llamó la atención que algunos de los protagonistas de estas movidas fueran recibidos por el presidente Fernández.
Ante él hablaron de "temas de Jujuy" y se esmeraron más por pasar varias manos de bleque sobre las figuras de los dirigentes que cuestionan día a día. Quedaron interrogantes: ¿quién les abrió la puerta de la Presidencia?, ¿eran peronistas opositores al PJ local?, ¿eran radicales voluntariosos -con llegada a Olivos- que insisten en dividir al justicialismo para seguir reinando? Y la última y más importante: el Presidente Fernández, ¿estará realmente convencido que alimentando de estas actitudes, le hace un bien al Frente de Todos en Jujuy? En pocos días se conocerán las respuestas. Otro si digo: el diputado Julio Ferreyra, tras un insignificante culebrón mediático que le regaló 30 segundos de fama, y denuncias de amenazas, se abstuvo de votar la ley del aborto, contrariando sus declaradas sólidas convicciones. Con todo, el PJ va, en busca de su destino.