Corea del Sur propuso ayer a Corea del Norte celebrar esta semana las primeras conversaciones militares en tres años y retomar las reuniones de familiares separados desde la guerra, en un intento de descomprimir la tensión regional, agudizada por las pruebas de misiles de Pyongyang.
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Corea del Sur propuso ayer a Corea del Norte celebrar esta semana las primeras conversaciones militares en tres años y retomar las reuniones de familiares separados desde la guerra, en un intento de descomprimir la tensión regional, agudizada por las pruebas de misiles de Pyongyang.
El gobierno surcoreano se ofreció, en un comunicado leído en rueda de prensa por el viceministro de Defensa, Suh Choo-suk, a celebrar la reunión el próximo viernes en la Zona de Seguridad Conjunta (JSA, siglas en inglés), situada en el corazón de la zona desmilitarizada que actúa como división entre Norte y Sur.
El lugar propuesto por Seúl, el llamado "Pabellón de la paz" (un edificio de la JSA bajo control norcoreano), pretende ser un guiño al régimen de Pyongyang.
La propuesta llega a raíz de la oferta de diálogo planteada recientemente por el presidente surcoreano, Moon Jae-in, en un discurso en Berlín.
Moon invitó a rebajar tensiones y se ofreció a reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-un. Sin embargo, inicialmente Pyongyang rechazó la oferta a través de un editorial en el diario oficial Rodong Sinmun.
La nota considera que la propuesta estaba plagada "de falsedades, como cuando uno habla en sueños, y éstas sólo plantean obstáculos en lugar de ayudar a mejorar las relaciones Norte-Sur".
Tras llegar al poder en mayo, el liberal Moon trata de tender la mano al Norte tras los diez años de pésimas relaciones con Pyongyang de los gobiernos conservadores en Seúl, en un momento marcado por las insistentes test de armas norcoreanas.
El más resonante de esos ataques nucleares fue el lanzamiento de su primer misil intercontinental el pasado 4 de julio, expresamente en el "dia de la independencia" estadounidense, con quien, técnicamente, Corea del Norte mantiene una guerra.
Al mismo tiempo, los ensayos armamentísticos norcoreanos encendieron la dialéctica de la Casa Blanca, que a través del Pentágono ha insinuado la posibilidad de llevar a cabo ataques preventivos contra el gobierno comunista.
Según explicó ayer el viceministro surcoreano de Defensa, la reunión busca poner fin a "cualquier acto de hostilidad" a lo largo de la frontera ante el aniversario del alto el fuego que puso fin a la actividad militar abierta en la guerra de Corea en 1953 y que se celebrará el próximo 27 de julio.