La agencia para los refugiados Acnur y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) advirtieron ayer que la ayuda para los más de 5 millones de sirios emigrados a Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Turquía y para los miles que escaparon a Europa, corren peligro porque sólo se recibió una pequeña parte de los fondos necesarios.
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La agencia para los refugiados Acnur y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) advirtieron ayer que la ayuda para los más de 5 millones de sirios emigrados a Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Turquía y para los miles que escaparon a Europa, corren peligro porque sólo se recibió una pequeña parte de los fondos necesarios.
"La situación es crítica, hay niños que no pueden ir a la escuela y familias que no tienen refugio y no pueden satisfacer sus necesidades más básicas", advirtió Filippo Grandi, el alto comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur)
La mayoría de los refugiados sirios están por debajo de la línea de pobreza de los países que los acogen y el desempleo continúa en ascenso.
En un comunicado conjunto, las agencias de la ONU advirtieron que de no recibir pronta financiación "todos los programas de asistencia tendrán que reducirse o cancelarse a mediados de este año". Esto significa el corte de ayuda alimentaria y en efectivo para millones de familias sirias y un desafío para su estabilidad y seguridad.
"La historia es la misma en toda la región, agua y servicios de sanidad, empleo y vivienda están amenazados. El Pnud y sus socios están en el terreno apoyando con infraestructura, impulsando los medios de vida de estas familias y fomentando el desarrollo, pero las necesidades son enormes y necesitamos más ayuda", agregó Helen Clark, administradora del Pnud.
Grandi explicó que para llevar a cabo la más importante estrategia regional de los organismos que apoyan a millones de sirios, el Plan de Refugiados y Resiliencia (3RP), se precisan 4.630 millones de dólares y sólo se han recibido 433 millones, un 9% del monto.
Estas denuncias de los dos organismos de la ONU se conocen en el séptimo año de guerra en el país árabe, lapso en el que los sirios vieron como grandes extensiones de su país se redujeron a polvo, cientos de miles de personas fueron asesinadas y 12 millones -la mayoría mujeres y niños- huyeron de la violencia, entre ellos 5 millones de refugiados.
O'Brien precisó que hay 13,5 millones de personas en Siria que necesitan ayuda humanitaria y que familias y comunidades enteras tienen dificultades para satisfacer sus necesidades alimentarias básicas.
Otra víctima de esta guerra es el sistema de salud, ya que más de la mitad de los hospitales públicos y centros de atención primaria cerraron o están funcionando parcialmente y alrededor de dos tercios de los trabajadores de salud han huido, según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En su comunicado, la OMS aseguró que el acceso a la salud es un desafío para la mayoría de sirios, sin importar dónde se encuentren.
Los centros de salud que permanecen abiertos en el país carecen de agua limpia, electricidad y suministros médicos y quirúrgicos adecuados, por lo que la OMS los apoya a través de la capacitación de personal.
“Di la orden durante el postre”
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio la orden de disparar decenas de misiles contra Siria “durante el postre” cuando acogía a su par chino, Xi Jinping, dijo en una entrevista emitida ayer.
“Habíamos terminado la cena. Estábamos en el postre. Disfrutando de la más hermosa porción de torta de chocolate que uno haya visto jamás y el presidente Xi la estaba disfrutando”, relató Trump a la red de televisión Fox Business.
“Y me llegó un mensaje de los generales de que los buques estaban anclados y cargados, ¿qué hacer?”, continuó. “Así que decidimos hacerlo, los misiles estaban en camino”.
“Y dije: señor presidente, déjeme explicarle algo -esto fue durante el postre- recién disparamos 59 misiles!"
Según Trump, Xi “se detuvo unos 10 segundos y después pidió al intérprete que lo repitiera. No me pareció una buena señal”.
Pero luego, Xi respondió que “si alguien es tan cruel como para usar gases y hacerle eso a niños pequeños y bebés, está bien”. “Le pareció bien”, reiteró Trump.
Los hechos se desarrollaron durante la visita de Xi a la residencia privada de Mar-a-Lago.
Expusieron sus diferencias
Rusia y Estados Unidos expusieron ayer sus divergencias sobre Siria , y más ampliamente los recelos que prevalecen entre ambos, a pesar de una reunión entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson.
En su primera visita a Rusia desde que asumiera el cargo a principios de febrero, Tillerson se reunió durante varias horas con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, y con Vladimir Putin.
Pero, si bien Moscú y Washington afirmaron estar dispuestos a intentar superar su “bajo nivel de confianza” para llevar a cabo una “lucha implacable contra el terrorismo”, según las palabras de Lavrov, los responsables de la diplomacia de ambas potencias mostraron, principalmente, que discrepan en lo esencial: la responsabilidad del régimen sirio en el presunto ataque químico de Jan Sheijun el 4 de abril y en el futuro del presidente sirio, Bashar al Asad.
Tillerson defendió la salida “de forma organizada” del presidente sirio, mientras que su homólogo ruso insistió en los precedentes caos creados por la salida de “dictadores”.
“A pesar de la cantidad de problemas existentes, (...) existen perspectivas considerables de trabajar juntos”, aseguró Lavrov, diciendo estar “abierto al diálogo” en todos los ámbitos.
Pero, en una inusual señal de concordia en la conversación, “el presidente Putin confirmó estar dispuesto a restablecer” el acuerdo de prevención de incidentes aéreos en vigor en Siria, que Moscú suspendió tras el bombardeo estadounidense de una base aérea del régimen de Damasco.
Tillerson también indicó que Moscú y Washington pondrán en marcha “grupos de trabajo para los problemas más pequeños (...) para que nosotros podamos ocuparnos de los problemas más serios”.
Horas antes de recibir al responsable estadounidense, Putin había declarado que las relaciones entre Moscú y Washington estaban en peor situación que en la época de la presidencia de Barack Obama.