29 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Laberintos humanos. Apellido materno

Miércoles, 08 de marzo de 2017 19:15

Pauperia Limerén, junto a la mesa del almacén, nos dijo queera condesa de Huacalera. Con mi madre eran ocho hermanos, y mamá nunca quiso que usáramos otro apellido que el suyo. El de papá era poca cosa, no lo recuerdo bien pero no viene al caso, dijo dejándose invitar al asiento junto a la mesa en torno a la que conversábamos.

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Pauperia Limerén, junto a la mesa del almacén, nos dijo queera condesa de Huacalera. Con mi madre eran ocho hermanos, y mamá nunca quiso que usáramos otro apellido que el suyo. El de papá era poca cosa, no lo recuerdo bien pero no viene al caso, dijo dejándose invitar al asiento junto a la mesa en torno a la que conversábamos.

Miren ustedes que la pobre, dicen que en un carnaval de sus tiempos, se vino a enamorar de papá, un hombre que, aunque trabajador y medianamente adinerado como tantos, carecía de esa herencia que sólo la aristocracia tiene, porque el donde gentes no se aprende, m´hijitos. Hay cosas que se llevan en la sangre, agregó.

Qué se yo, lo cierto es que le gustó ese hombre que resultó ser mi padre y dicen que porque en la comparsa venía disfrazado con un frac, cosa que por entonces se estilaba para imitar a los políticos. Y pasado el carnaval, porque mamá era terca pero impulsiva, ya estaban casados y en la familia nunca se dio un caso de divorcio, Dios nos libre.

Y como entre los ocho hermanos se habían repartido los condados, ducados y principados que nos diera la corona en honor de los servicios de mi chozno don Humberto, mi abuelita dijo que le dejaran el de Huacalera, que nadie reclamaba y pocos conocían y que, como desde 1813 no se reconocía título nobiliario en Argentina, capaz que ni siquiera llegaran a ejercer.

Pero ustedes saben que si uno presenta un título de conde o de condesa, nunca le falta quien lo invite a comer por más pobre que sea, y así vivieron con mediana decencia.

 

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