Los actos centrales por las fiestas patronales de la ciudad siderúrgica se cumplieron con la misa celebrada por el obispo Fernández y la comunidad cristiana, que se sumó a las actividades enmarcadas en múltiples acciones a cargo de diversas instituciones estatales y de la sociedad civil. Posteriormente tuvo lugar la procesión que culminó en avenida Martijena.
La renovada fe de los feligreses católicos, encabezada por funcionarios públicos acompañaron las actividades centrales de una jornada colmada de muestras de amor y renovado compromiso por el bien común.
Pablo Palomares, como jefe comunal junto a los ediles, Alfredo Gerry, Roxana García, Aníbal Mansilla y demás diputados provinciales acompañaron la ceremonia.
El momento más emotivo, fue la consagración del pan y el vino en manos del padre obispo junto a los sacerdotes, ante la mirada de las manos consagradas para repartir y compartir el pan, entre cánticos y alabanzas de un pueblo que clama por mejores oportunidades para los que menos tienen y dirección para quienes tienen que gobernar.
Durante la celebración, los jóvenes tuvieron una destacada participación en todo, desde el seguimiento en lenguaje de señas, las instancias de la ceremonia litúrgica, colaborando en la organización de los feligreses y acompañando a quienes con dificultad llegaron para compartir el pan bendecido, a agradecer y pedir favores al patrono de la ciudad siderúrgica.
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Los actos centrales por las fiestas patronales de la ciudad siderúrgica se cumplieron con la misa celebrada por el obispo Fernández y la comunidad cristiana, que se sumó a las actividades enmarcadas en múltiples acciones a cargo de diversas instituciones estatales y de la sociedad civil. Posteriormente tuvo lugar la procesión que culminó en avenida Martijena.
La renovada fe de los feligreses católicos, encabezada por funcionarios públicos acompañaron las actividades centrales de una jornada colmada de muestras de amor y renovado compromiso por el bien común.
Pablo Palomares, como jefe comunal junto a los ediles, Alfredo Gerry, Roxana García, Aníbal Mansilla y demás diputados provinciales acompañaron la ceremonia.
El momento más emotivo, fue la consagración del pan y el vino en manos del padre obispo junto a los sacerdotes, ante la mirada de las manos consagradas para repartir y compartir el pan, entre cánticos y alabanzas de un pueblo que clama por mejores oportunidades para los que menos tienen y dirección para quienes tienen que gobernar.
Durante la celebración, los jóvenes tuvieron una destacada participación en todo, desde el seguimiento en lenguaje de señas, las instancias de la ceremonia litúrgica, colaborando en la organización de los feligreses y acompañando a quienes con dificultad llegaron para compartir el pan bendecido, a agradecer y pedir favores al patrono de la ciudad siderúrgica.