Todo llega cuando tiene que llegar
Palabras sabias que solía repetirme mi abuelita Leonor. Claro que cuando me las decía tenía, no sé, seis o siete años, y la necesidad de que todo ocurriera muy rápidamente, y como yo quería. Con el correr de los años esta necesidad no fue cambiando mucho. Seguía queriendo lo mismo y en tiempos a veces muy, muy cortos. Creer que algo nos llegó en el momento que no era, es simplemente un juego de nuestro ego. Todo, absolutamente todo es perfecto y llega a nuestra vida por alguna razón en el momento que es. Lo importante es aprender a recibirlo como es y no juzgarlo creyendo que estamos en el lugar o el momento equivocado. Aprender a crear los momentos para recibir oportunidades es también un poder que tenemos en nuestras manos y si reconocemos con nuestro corazón y aceptamos el momento, estaremos creando un mejor momento para recibir algo más grande y poderoso. Seamos firmes en nuestras actitudes y perseverante en nuestros ideales. Pero seamos pacientes, no pretendiendo que todo nos llegue de inmediato. Hacé tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno. Aprendé a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamás. Esperá con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura. Dejá ir lo que no pertenece a este momento, déjalo ir con amor y sin sentir que perdiste algo. Debemos saber que el aceptar las cosas tal y como llegan a tu vida es un triunfo de tu corazón. Así como recibís con los brazos abiertos deja ir también con los brazos abiertos, con amor y sin lamentos. Cada momento es sagrado y cada cosa que te llega también, acéptalos tal y como son y viví la vida que realmente te merecés. Hasta la próxima. Namasté.
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Todo llega cuando tiene que llegar
Palabras sabias que solía repetirme mi abuelita Leonor. Claro que cuando me las decía tenía, no sé, seis o siete años, y la necesidad de que todo ocurriera muy rápidamente, y como yo quería. Con el correr de los años esta necesidad no fue cambiando mucho. Seguía queriendo lo mismo y en tiempos a veces muy, muy cortos. Creer que algo nos llegó en el momento que no era, es simplemente un juego de nuestro ego. Todo, absolutamente todo es perfecto y llega a nuestra vida por alguna razón en el momento que es. Lo importante es aprender a recibirlo como es y no juzgarlo creyendo que estamos en el lugar o el momento equivocado. Aprender a crear los momentos para recibir oportunidades es también un poder que tenemos en nuestras manos y si reconocemos con nuestro corazón y aceptamos el momento, estaremos creando un mejor momento para recibir algo más grande y poderoso. Seamos firmes en nuestras actitudes y perseverante en nuestros ideales. Pero seamos pacientes, no pretendiendo que todo nos llegue de inmediato. Hacé tiempo para todo, y todo lo que es tuyo, vendrá a tus manos en el momento oportuno. Aprendé a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamás. Esperá con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura. Dejá ir lo que no pertenece a este momento, déjalo ir con amor y sin sentir que perdiste algo. Debemos saber que el aceptar las cosas tal y como llegan a tu vida es un triunfo de tu corazón. Así como recibís con los brazos abiertos deja ir también con los brazos abiertos, con amor y sin lamentos. Cada momento es sagrado y cada cosa que te llega también, acéptalos tal y como son y viví la vida que realmente te merecés. Hasta la próxima. Namasté.