Después del mes sagrado del ayuno, llega la fiesta del Al Fitr, de Yakarta a Jerusalén, pasando por Argel o La Meca. Durante la celebración, que dura entre uno y cuatro días según los países, los fieles visitan a sus allegados y se ofrecen pasteles y regalos.
La jornada se inició de madrugada en la oración de la mañana, en especial en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este donde se congregaron 150 mil fieles, según el Waqf, el organismo que administra este lugar sagrado.
En Arabia Saudí, donde se encuentran los dos principales lugares santos del islam, los preparativos del Aid se vieron alterados por un atentado suicida sin precedentes perpetrado el lunes delante de la Mezquita del Profeta en Medina. El atentado causó la muerte a cuatro guardias de seguridad.
Delante de decenas de miles de fieles, el imán de esta mezquita, el jeque Abdelbari al Thabiti, denunció este "crimen odioso" perpetrado por "una entidad que no respeta más los ritos divinos ni la santidad de la Mezquita del Profeta".
Este atentado, que no fue reivindicado, provocó una gran indignación en el mundo musulmán.
La conmoción fue aún mayor porque este ataque sucedió a una serie de cruentos atentados cometidos durante estos últimos días del ramadán.
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Después del mes sagrado del ayuno, llega la fiesta del Al Fitr, de Yakarta a Jerusalén, pasando por Argel o La Meca. Durante la celebración, que dura entre uno y cuatro días según los países, los fieles visitan a sus allegados y se ofrecen pasteles y regalos.
La jornada se inició de madrugada en la oración de la mañana, en especial en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este donde se congregaron 150 mil fieles, según el Waqf, el organismo que administra este lugar sagrado.
En Arabia Saudí, donde se encuentran los dos principales lugares santos del islam, los preparativos del Aid se vieron alterados por un atentado suicida sin precedentes perpetrado el lunes delante de la Mezquita del Profeta en Medina. El atentado causó la muerte a cuatro guardias de seguridad.
Delante de decenas de miles de fieles, el imán de esta mezquita, el jeque Abdelbari al Thabiti, denunció este "crimen odioso" perpetrado por "una entidad que no respeta más los ritos divinos ni la santidad de la Mezquita del Profeta".
Este atentado, que no fue reivindicado, provocó una gran indignación en el mundo musulmán.
La conmoción fue aún mayor porque este ataque sucedió a una serie de cruentos atentados cometidos durante estos últimos días del ramadán.