Decenas de bebés tigres congelados fueron descubiertos ayer durante el registro del "Templo del Tigre", una atracción turística de Tailandia que acaba de ser clausurada.
"Hemos encontrado 40 bebés tigres, fallecidos uno o dos días después de su nacimiento. Desconocemos cuándo murieron", declaró el coronel de Policía Bandith Meungsukhum.
Unas imágenes difundidas ayer por los medios locales mostraron los cuerpos de los pequeños tigres alineados sobre una manta en el suelo, después de su descubrimiento.
El departamento de Parques Nacionales de Tailandia anunció que iba a presentar una denuncia contra los responsables del templo por "conservación ilegal de cadáveres de animales".
El "Templo del Tigre", situado en la provincia tailandesa de Kanchanaburi, está regentado por monjes. El lugar tiene gran éxito entre los turistas, encantados de fotografiarse junto a los felinos, por lo que el recinto dejó hace tiempo de ser considerado un centro espiritual.
Los monjes tuvieron que aceptar el lunes la evacuación de los felinos, que eran su gran fuente de ingresos, pero rechazaron las acusaciones de maltrato y tráfico de animales.
Los responsables del lugar aseguraron que la pasividad de los tigres, con los que los turistas se hacían selfis, se conseguía gracias al adiestramiento y no mediante drogas.
Un defensor de los derechos de los animales, Edwin Wiek, que ha hecho campaña durante largo tiempo para que el templo fuera cerrado, evocó la pista de un tráfico ilegal de los restos de los tigres, que según la creencia popular en Asia tienen virtudes mágicas. El templo explicó en su página oficial de Facebook que morir a edad temprana era algo común para los bebés tigres, pero no explicó en ningún momento el motivo de su congelación.
"En lugar de incinerarlos, los bebés muertos fueron congelados", explicaron los autoridades del centro.
"Hemos encontrado 40 bebés tigres, fallecidos uno o dos días después de su nacimiento. Desconocemos cuándo murieron", declaró el coronel de Policía Bandith Meungsukhum.
Unas imágenes difundidas ayer por los medios locales mostraron los cuerpos de los pequeños tigres alineados sobre una manta en el suelo, después de su descubrimiento.
El departamento de Parques Nacionales de Tailandia anunció que iba a presentar una denuncia contra los responsables del templo por "conservación ilegal de cadáveres de animales".
El "Templo del Tigre", situado en la provincia tailandesa de Kanchanaburi, está regentado por monjes. El lugar tiene gran éxito entre los turistas, encantados de fotografiarse junto a los felinos, por lo que el recinto dejó hace tiempo de ser considerado un centro espiritual.
Los monjes tuvieron que aceptar el lunes la evacuación de los felinos, que eran su gran fuente de ingresos, pero rechazaron las acusaciones de maltrato y tráfico de animales.
Los responsables del lugar aseguraron que la pasividad de los tigres, con los que los turistas se hacían selfis, se conseguía gracias al adiestramiento y no mediante drogas.
Un defensor de los derechos de los animales, Edwin Wiek, que ha hecho campaña durante largo tiempo para que el templo fuera cerrado, evocó la pista de un tráfico ilegal de los restos de los tigres, que según la creencia popular en Asia tienen virtudes mágicas. El templo explicó en su página oficial de Facebook que morir a edad temprana era algo común para los bebés tigres, pero no explicó en ningún momento el motivo de su congelación.
"En lugar de incinerarlos, los bebés muertos fueron congelados", explicaron los autoridades del centro.
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Decenas de bebés tigres congelados fueron descubiertos ayer durante el registro del "Templo del Tigre", una atracción turística de Tailandia que acaba de ser clausurada.
"Hemos encontrado 40 bebés tigres, fallecidos uno o dos días después de su nacimiento. Desconocemos cuándo murieron", declaró el coronel de Policía Bandith Meungsukhum.
Unas imágenes difundidas ayer por los medios locales mostraron los cuerpos de los pequeños tigres alineados sobre una manta en el suelo, después de su descubrimiento.
El departamento de Parques Nacionales de Tailandia anunció que iba a presentar una denuncia contra los responsables del templo por "conservación ilegal de cadáveres de animales".
El "Templo del Tigre", situado en la provincia tailandesa de Kanchanaburi, está regentado por monjes. El lugar tiene gran éxito entre los turistas, encantados de fotografiarse junto a los felinos, por lo que el recinto dejó hace tiempo de ser considerado un centro espiritual.
Los monjes tuvieron que aceptar el lunes la evacuación de los felinos, que eran su gran fuente de ingresos, pero rechazaron las acusaciones de maltrato y tráfico de animales.
Los responsables del lugar aseguraron que la pasividad de los tigres, con los que los turistas se hacían selfis, se conseguía gracias al adiestramiento y no mediante drogas.
Un defensor de los derechos de los animales, Edwin Wiek, que ha hecho campaña durante largo tiempo para que el templo fuera cerrado, evocó la pista de un tráfico ilegal de los restos de los tigres, que según la creencia popular en Asia tienen virtudes mágicas. El templo explicó en su página oficial de Facebook que morir a edad temprana era algo común para los bebés tigres, pero no explicó en ningún momento el motivo de su congelación.
"En lugar de incinerarlos, los bebés muertos fueron congelados", explicaron los autoridades del centro.
"Hemos encontrado 40 bebés tigres, fallecidos uno o dos días después de su nacimiento. Desconocemos cuándo murieron", declaró el coronel de Policía Bandith Meungsukhum.
Unas imágenes difundidas ayer por los medios locales mostraron los cuerpos de los pequeños tigres alineados sobre una manta en el suelo, después de su descubrimiento.
El departamento de Parques Nacionales de Tailandia anunció que iba a presentar una denuncia contra los responsables del templo por "conservación ilegal de cadáveres de animales".
El "Templo del Tigre", situado en la provincia tailandesa de Kanchanaburi, está regentado por monjes. El lugar tiene gran éxito entre los turistas, encantados de fotografiarse junto a los felinos, por lo que el recinto dejó hace tiempo de ser considerado un centro espiritual.
Los monjes tuvieron que aceptar el lunes la evacuación de los felinos, que eran su gran fuente de ingresos, pero rechazaron las acusaciones de maltrato y tráfico de animales.
Los responsables del lugar aseguraron que la pasividad de los tigres, con los que los turistas se hacían selfis, se conseguía gracias al adiestramiento y no mediante drogas.
Un defensor de los derechos de los animales, Edwin Wiek, que ha hecho campaña durante largo tiempo para que el templo fuera cerrado, evocó la pista de un tráfico ilegal de los restos de los tigres, que según la creencia popular en Asia tienen virtudes mágicas. El templo explicó en su página oficial de Facebook que morir a edad temprana era algo común para los bebés tigres, pero no explicó en ningún momento el motivo de su congelación.
"En lugar de incinerarlos, los bebés muertos fueron congelados", explicaron los autoridades del centro.
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