Gotas y gotitas: Compartir...
Hace algún tiempo ya que aprendí las bondades de compartir con los demás cosas agradables. Cuando hago esto, me ocurren algunas cosas que me parecen muy buenas y te las quiero contar a vos que lees mis columnas, simplemente porque a mí me sirvió para vivir mejor. Compartir buenas noticias, produce efectos beneficiosos sobre nuestra felicidad, bienestar y la de los demás. Sin embargo, habitualmente solemos compartir con los demás las cosas desagradables que nos acontecen. Buscamos a familiares, al amigo o al compañero amable del trabajo para contarle lo que nos pasó, lo mal que lo pasamos... Con ello minimizamos nuestro nivel de estrés y las emociones negativas a corto plazo. Una de las cosas que me pasan cuando hago comparto lo bueno y agradable es que saboreo de nuevo el evento, lo embellezco y saco todavía más beneficios de la alegría. No menos importante es que contagio a otras personas. A la mayoría de nosotros nos es familiar la frase "estamos en la misma onda" cuando nos referimos a compartir con otros algunas alegrías, hobbies o preferencias. Por ejemplo, nos sentimos alegres en una reunión de amigos, y tristes en un entierro. Solemos reír en el cine cuando oímos a otras personas que se ríen, contagiándonos sus emociones, si somos amantes del deporte, nos alegramos cuando nuestro equipo gana... En estos casos, podemos decir que de una forma u otra "captamos" las emociones de los que nos rodean y las hacemos nuestras. Y no se trata de disfrazar la realidad, sino de realizar una búsqueda activa de aquellas cosas positivas que también pasan en el día a día. Hagamos un pequeño esfuerzo consciente de buscar cada día algo positivo que ocurra a nuestro alrededor, experimentar esa emoción positiva en nosotros mismos, y compartir la buena noticia con nuestro entorno cercano: familia, amigos...y, vas a ver lo que pasa. Más caritas sonrientes y más alegría a tu alrededor. Hasta la próxima. Namasté.
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Hace algún tiempo ya que aprendí las bondades de compartir con los demás cosas agradables. Cuando hago esto, me ocurren algunas cosas que me parecen muy buenas y te las quiero contar a vos que lees mis columnas, simplemente porque a mí me sirvió para vivir mejor. Compartir buenas noticias, produce efectos beneficiosos sobre nuestra felicidad, bienestar y la de los demás. Sin embargo, habitualmente solemos compartir con los demás las cosas desagradables que nos acontecen. Buscamos a familiares, al amigo o al compañero amable del trabajo para contarle lo que nos pasó, lo mal que lo pasamos... Con ello minimizamos nuestro nivel de estrés y las emociones negativas a corto plazo. Una de las cosas que me pasan cuando hago comparto lo bueno y agradable es que saboreo de nuevo el evento, lo embellezco y saco todavía más beneficios de la alegría. No menos importante es que contagio a otras personas. A la mayoría de nosotros nos es familiar la frase "estamos en la misma onda" cuando nos referimos a compartir con otros algunas alegrías, hobbies o preferencias. Por ejemplo, nos sentimos alegres en una reunión de amigos, y tristes en un entierro. Solemos reír en el cine cuando oímos a otras personas que se ríen, contagiándonos sus emociones, si somos amantes del deporte, nos alegramos cuando nuestro equipo gana... En estos casos, podemos decir que de una forma u otra "captamos" las emociones de los que nos rodean y las hacemos nuestras. Y no se trata de disfrazar la realidad, sino de realizar una búsqueda activa de aquellas cosas positivas que también pasan en el día a día. Hagamos un pequeño esfuerzo consciente de buscar cada día algo positivo que ocurra a nuestro alrededor, experimentar esa emoción positiva en nosotros mismos, y compartir la buena noticia con nuestro entorno cercano: familia, amigos...y, vas a ver lo que pasa. Más caritas sonrientes y más alegría a tu alrededor. Hasta la próxima. Namasté.