La presidenta electa
Tsai Ing-wen, del
Partido Democrático Progresista (DPP), asume hoy el mando de un gobierno que estuvo ocho años bajo la administración de Ma Ying-jeou, quien piloteó un acercamiento civil y económico a
China, un rumbo que la nueva mandataria desviará hacia el desarrollo sostenible y democrático de la isla.
Hoy será un día que quedará marcado en las páginas de la historia de Taiwán.
La flamante presidenta, de 59 años, encabeza un partido de corte independentista que, por primera vez, controlará tanto el Ejecutivo como el Legislativo, tras una elección aplastante contra Eric Chu, del conservador y pro chino partido Kuomintang (KMT).
Taiwán, con su primera mujer presidenta, se prepara para una nueva era que traerá desafíos en todos los niveles y aspectos, desde gestionar la delicada relación con el continente pasando por relanzar la economía hasta llegar a restablecer la confianza popular.
Tsai Ing-wen, de carácter dialoguista y capaz de unir voluntades, pretende imprimir mayor transparencia a la política isleña, rendición de cuentas y control popular, por medio de una reforma del Parlamento y la expansión de las leyes de referéndum y de consulta popular.
En economía defiende políticas de reparto, apoyo al bienestar social y alza de salarios y muestra un cierto recelo ante las grandes empresas, sobre todo las que mantienen fuertes intereses en China.
La presidenta electa
Tsai Ing-wen, del
Partido Democrático Progresista (DPP), asume hoy el mando de un gobierno que estuvo ocho años bajo la administración de Ma Ying-jeou, quien piloteó un acercamiento civil y económico a
China, un rumbo que la nueva mandataria desviará hacia el desarrollo sostenible y democrático de la isla.
Hoy será un día que quedará marcado en las páginas de la historia de Taiwán.
La flamante presidenta, de 59 años, encabeza un partido de corte independentista que, por primera vez, controlará tanto el Ejecutivo como el Legislativo, tras una elección aplastante contra Eric Chu, del conservador y pro chino partido Kuomintang (KMT).
Taiwán, con su primera mujer presidenta, se prepara para una nueva era que traerá desafíos en todos los niveles y aspectos, desde gestionar la delicada relación con el continente pasando por relanzar la economía hasta llegar a restablecer la confianza popular.
Tsai Ing-wen, de carácter dialoguista y capaz de unir voluntades, pretende imprimir mayor transparencia a la política isleña, rendición de cuentas y control popular, por medio de una reforma del Parlamento y la expansión de las leyes de referéndum y de consulta popular.
En economía defiende políticas de reparto, apoyo al bienestar social y alza de salarios y muestra un cierto recelo ante las grandes empresas, sobre todo las que mantienen fuertes intereses en China.