Los líderes de la
Unión Europea (UE) alcanzaron ayer un polémico principio de acuerdo sobre nuevas exigencias presentadas por
Turquía para frenar el flujo hacia Europa de inmigrantes irregulares y refugiados, también sirios, que incluyen otros 3 mil millones de euros y agilizar la liberalización de visados.
Reunidos en
Bruselas y desesperados por el aluvión de refugiados, los líderes europeos no dudaron en aceptar la deportación de sirios, pese a venir de un país en guerra y a su derecho de pedir asilo para recibir protección internacional.
El organismo de la ONU para los refugiados (Acnur) señaló que el plan viola las leyes europeas e internacionales. "La expulsión colectiva está prohibida por la Convención Europea de Derechos Humanos, y un acuerdo que parece que establece la expulsión directa de extranjeros hacia un país tercero no es consistente con la legislación europea ni con la legislación humanitaria internacional", dijo el responsable de Acnur.
El funcionario, Vicent Cochetel, puntualizó que aún se desconocen las garantías que se aplicarían previamente a la expulsión, aunque mostró su estupefacción por el hecho "de que la Unión Europea establezca un acuerdo con un país tercero que tiene menos garantías que uno entre naciones comunitarias".
Los líderes se centraron así en un nuevo plan para motivar la cooperación con la UE que el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, puso sorpresivamente sobre la mesa durante una cumbre entre los jefes de Estado y Gobierno del bloque europeo y el jefe de gobierno de Turquía.
La cumbre en Bruselas era considerada una de las últimas oportunidades de la UE para acordar una estrategia a largo plazo que le permita lidiar con la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
Más de 135 mil personas llegaron a Europa en lo que va de 2016 tras cruzar desde las costas turcas a Grecia, que se suman al 1,1 millón de migrantes, en su mayoría refugiados de guerra de Siria, Irak o Afganistán, arribados el año pasado a un continente desbordado y por momentos enfrentado por el aluvión.
Desesperada, la UE quiere que Turquía, que ya alberga a 2,7 millones de refugiados, la ayude a detener a los migrantes antes de que lleguen las islas griegas, y a fines del año pasado se comprometió a darle 3 mil millones de euros y a liberalizar los visados para los turcos para octubre.
Sin embargo, durante las discusiones con los jefes de Estado y de gobierno europeos, Davutoglu solicitó 3 mil millones de euros adicionales, en sucesivos aportes hasta 2018, y adelantar la liberación de los visados para los turcos para junio.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y Davutoglu ya habían acordado la semana pasada que Turquía aplicaría el acuerdo bilateral de readmisión con Grecia para los migrantes que no necesiten protección internacional, y para aquellos interceptados en aguas turcas.
De ahí que las nuevas propuestas turcas tomaron con la guardia baja a algunas delegaciones, como a la sueca, que dijo no tener el mandato para tomar una decisión sin consultar con su parlamento nacional.
Ello, sumado a la oposición de Hungría y de los demás miembros del grupo de Visegrado -República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría- sirvió para impedir cerrar este capítulo ayer.
Ankara se compromete a aceptar la devolución de "todos los inmigrantes irregulares que crucen desde Turquía a las islas griegas, siempre que la UE se haga cargo de los costes de repatriación", según la declaración de los mandatarios europeos.
Por cada sirio que readmita Turquía desde las islas griegas, otro sirio será reubicado desde Turquía a los Estados miembros de los UE.
A cambio de las "concesiones" turcas, la UE acepta adelantar a más tardar a finales de junio la liberalización de visados, así como el desembolso de los 3 mil millones de euro acordados para los refugiados para 2016 y 2017 a antes de finales de marzo.
Los líderes de la
Unión Europea (UE) alcanzaron ayer un polémico principio de acuerdo sobre nuevas exigencias presentadas por
Turquía para frenar el flujo hacia Europa de inmigrantes irregulares y refugiados, también sirios, que incluyen otros 3 mil millones de euros y agilizar la liberalización de visados.
Reunidos en
Bruselas y desesperados por el aluvión de refugiados, los líderes europeos no dudaron en aceptar la deportación de sirios, pese a venir de un país en guerra y a su derecho de pedir asilo para recibir protección internacional.
El organismo de la ONU para los refugiados (Acnur) señaló que el plan viola las leyes europeas e internacionales. "La expulsión colectiva está prohibida por la Convención Europea de Derechos Humanos, y un acuerdo que parece que establece la expulsión directa de extranjeros hacia un país tercero no es consistente con la legislación europea ni con la legislación humanitaria internacional", dijo el responsable de Acnur.
El funcionario, Vicent Cochetel, puntualizó que aún se desconocen las garantías que se aplicarían previamente a la expulsión, aunque mostró su estupefacción por el hecho "de que la Unión Europea establezca un acuerdo con un país tercero que tiene menos garantías que uno entre naciones comunitarias".
Los líderes se centraron así en un nuevo plan para motivar la cooperación con la UE que el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, puso sorpresivamente sobre la mesa durante una cumbre entre los jefes de Estado y Gobierno del bloque europeo y el jefe de gobierno de Turquía.
La cumbre en Bruselas era considerada una de las últimas oportunidades de la UE para acordar una estrategia a largo plazo que le permita lidiar con la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
Más de 135 mil personas llegaron a Europa en lo que va de 2016 tras cruzar desde las costas turcas a Grecia, que se suman al 1,1 millón de migrantes, en su mayoría refugiados de guerra de Siria, Irak o Afganistán, arribados el año pasado a un continente desbordado y por momentos enfrentado por el aluvión.
Desesperada, la UE quiere que Turquía, que ya alberga a 2,7 millones de refugiados, la ayude a detener a los migrantes antes de que lleguen las islas griegas, y a fines del año pasado se comprometió a darle 3 mil millones de euros y a liberalizar los visados para los turcos para octubre.
Sin embargo, durante las discusiones con los jefes de Estado y de gobierno europeos, Davutoglu solicitó 3 mil millones de euros adicionales, en sucesivos aportes hasta 2018, y adelantar la liberación de los visados para los turcos para junio.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y Davutoglu ya habían acordado la semana pasada que Turquía aplicaría el acuerdo bilateral de readmisión con Grecia para los migrantes que no necesiten protección internacional, y para aquellos interceptados en aguas turcas.
De ahí que las nuevas propuestas turcas tomaron con la guardia baja a algunas delegaciones, como a la sueca, que dijo no tener el mandato para tomar una decisión sin consultar con su parlamento nacional.
Ello, sumado a la oposición de Hungría y de los demás miembros del grupo de Visegrado -República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría- sirvió para impedir cerrar este capítulo ayer.
Ankara se compromete a aceptar la devolución de "todos los inmigrantes irregulares que crucen desde Turquía a las islas griegas, siempre que la UE se haga cargo de los costes de repatriación", según la declaración de los mandatarios europeos.
Por cada sirio que readmita Turquía desde las islas griegas, otro sirio será reubicado desde Turquía a los Estados miembros de los UE.
A cambio de las "concesiones" turcas, la UE acepta adelantar a más tardar a finales de junio la liberalización de visados, así como el desembolso de los 3 mil millones de euro acordados para los refugiados para 2016 y 2017 a antes de finales de marzo.