El
papa Francisco aseguró hoy que "judíos y cristianos deben sentirse hermanos", en su visita a la
Sinagoga de
Roma donde hizo un fuerte llamado por el Diálogo Interreligioso y recordó a las víctimas del campo de exterminio de Auschwitz, al tiempo que exclamó que "el pasado debe servir de lección para el presente y para el futuro". "Nuestras relaciones están muy cerca de mi corazón. Ya en Buenos Aires solía ir a las sinagogas y encontrarme con las comunidades allí reunidas, seguir de cerca las fiestas y conmemoraciones judías y dar gracias al Señor, que nos da la vida y nos acompaña en el camino de la historia", recordó Francisco, que se convirtió ayer en el tercer Papa de la historia en visitar el Templo Mayor de la capital italiana.
Al llegar a la Sinagoga minutos antes de las 16 de Roma (12 de Argentina), Francisco puso flores en la placa conmemorativa de la deportación de los Judíos de Roma en 1943 y de la víctima de un ataque palestino de 1982.
Dentro del Templo, el sumo pontífice se encontró con el rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, y juntos entraron en la sinagoga donde, con la Comunidad romana, comenzó la ceremonia de la que también participó invitado especialmente por la comunidad judía local el encargado de negocios de la embajada argentina, Carlos Cherniak.
El
papa Francisco aseguró hoy que "judíos y cristianos deben sentirse hermanos", en su visita a la
Sinagoga de
Roma donde hizo un fuerte llamado por el Diálogo Interreligioso y recordó a las víctimas del campo de exterminio de Auschwitz, al tiempo que exclamó que "el pasado debe servir de lección para el presente y para el futuro". "Nuestras relaciones están muy cerca de mi corazón. Ya en Buenos Aires solía ir a las sinagogas y encontrarme con las comunidades allí reunidas, seguir de cerca las fiestas y conmemoraciones judías y dar gracias al Señor, que nos da la vida y nos acompaña en el camino de la historia", recordó Francisco, que se convirtió ayer en el tercer Papa de la historia en visitar el Templo Mayor de la capital italiana.
Al llegar a la Sinagoga minutos antes de las 16 de Roma (12 de Argentina), Francisco puso flores en la placa conmemorativa de la deportación de los Judíos de Roma en 1943 y de la víctima de un ataque palestino de 1982.
Dentro del Templo, el sumo pontífice se encontró con el rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, y juntos entraron en la sinagoga donde, con la Comunidad romana, comenzó la ceremonia de la que también participó invitado especialmente por la comunidad judía local el encargado de negocios de la embajada argentina, Carlos Cherniak.