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11 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Una fe que no es solidaria o está enferma o está muerta | Papa Francisco, Asunción, Estado, Roma

Lunes, 13 de julio de 2015 00:00
El Papa Francisco criticó ayer la fe sin solidaridad al visitar uno de los barrios más pobres de Asunción, donde sus habitantes denunciaron el desprecio del Estado hacia los campesinos desplazados que viven en la miseria urbana.
En su última jornada de tres días en este país, y antes de regresar a Roma luego de una gira sudamericana de ocho días que lo llevó a Ecuador y Bolivia, el pontífice visitó dos viviendas precarias, donde le ofrecieron un desayuno típico guaraní, con té de mate cocido y chipa, un pan de mandioca y queso.
"No podía estar con ustedes, sin estar en su tierra, su tierra", recalcó el Papa argentino, quien conoce los pedidos de las 23 mil familias del barrio para que les entreguen los terrenos en donde residen en pésimas condiciones desde hace más 30 años.
Jovial con todos los niños que se lanzaban a tocarlo, y dispuesto a repartir besos a enfermos y ancianos, celebró "la pelea" por la tierra y por una vida más digna "que no les ha sacado la solidaridad, por el contrario, la ha estimulado, la ha hecho crecer", dijo a miles de vecinos.
El pontífice de 78 años criticó a los católicos que tampoco se dan por enterados de la realidad que vive gente como la del barrio Bañado, víctima frecuente de inundaciones en un predio poco apto para residir.
De esta manera Francisco dijo: "Una fe que no es solidaria o está enferma o está muerta", "no dejen que el diablo los divida", repitió dos veces despertando la aclamación de la multitud.
El pontífice ingresó al Bañado por un corredor de tierra y entre varias viviendas se detuvo en un par de ellas para conversar con las familias.
Visitó y bendijo la casa de Asunción Jiménez, y la de Carmen Sánchez, de 50 años, quien declaró que ante la emoción "me quedé muda".

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El Papa Francisco criticó ayer la fe sin solidaridad al visitar uno de los barrios más pobres de Asunción, donde sus habitantes denunciaron el desprecio del Estado hacia los campesinos desplazados que viven en la miseria urbana.
En su última jornada de tres días en este país, y antes de regresar a Roma luego de una gira sudamericana de ocho días que lo llevó a Ecuador y Bolivia, el pontífice visitó dos viviendas precarias, donde le ofrecieron un desayuno típico guaraní, con té de mate cocido y chipa, un pan de mandioca y queso.
"No podía estar con ustedes, sin estar en su tierra, su tierra", recalcó el Papa argentino, quien conoce los pedidos de las 23 mil familias del barrio para que les entreguen los terrenos en donde residen en pésimas condiciones desde hace más 30 años.
Jovial con todos los niños que se lanzaban a tocarlo, y dispuesto a repartir besos a enfermos y ancianos, celebró "la pelea" por la tierra y por una vida más digna "que no les ha sacado la solidaridad, por el contrario, la ha estimulado, la ha hecho crecer", dijo a miles de vecinos.
El pontífice de 78 años criticó a los católicos que tampoco se dan por enterados de la realidad que vive gente como la del barrio Bañado, víctima frecuente de inundaciones en un predio poco apto para residir.
De esta manera Francisco dijo: "Una fe que no es solidaria o está enferma o está muerta", "no dejen que el diablo los divida", repitió dos veces despertando la aclamación de la multitud.
El pontífice ingresó al Bañado por un corredor de tierra y entre varias viviendas se detuvo en un par de ellas para conversar con las familias.
Visitó y bendijo la casa de Asunción Jiménez, y la de Carmen Sánchez, de 50 años, quien declaró que ante la emoción "me quedé muda".

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