El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su par iraní, Hasan Rohani, acordaron ayer intensificar las relaciones comerciales entre sus países, durante un encuentro en Teherán en el que trataron de minimizar los crecientes roces entre ambas capitales por crisis como las de Yemen o Siria.
Erdogan llegó a Teherán para una visita de 24 horas y fue recibido por Rohani en su residencia oficial del palacio de Sadabad, donde los mandatarios firmaron un total de ocho acuerdos antes de ofrecer una conferencia de prensa en la que destacaron la importancia de intensificar la cooperación económica.
El vínculo entre Turquía, un país musulmán de mayoría sunnita, e Irán, la principal potencia islámica chiita, no atraviesa su mejor momento, y sus respectivos Gobiernos tienen posturas opuestas respecto a los conflictos en Yemen, Siria e Irak.
Erdogan ha manifestado su apoyo a la campaña de bombardeos aéreos contra los rebeldes chiitas hutíes de Yemen, liderada por Arabia Saudita. Irán se opone a la intervención extranjera contra los hutíes, a los que sus adversarios acusan de vínculos con Teherán. Sin embargo, esta agenda opuesta en la región se compensa con un importante volumen de relaciones comerciales que en 2014 trepó hasta los 14.000 millones de dólares, cifra considerable teniendo en cuenta las sanciones que sufre Teherán por parte de las potencias mundiales debido a su plan nuclear.
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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su par iraní, Hasan Rohani, acordaron ayer intensificar las relaciones comerciales entre sus países, durante un encuentro en Teherán en el que trataron de minimizar los crecientes roces entre ambas capitales por crisis como las de Yemen o Siria.
Erdogan llegó a Teherán para una visita de 24 horas y fue recibido por Rohani en su residencia oficial del palacio de Sadabad, donde los mandatarios firmaron un total de ocho acuerdos antes de ofrecer una conferencia de prensa en la que destacaron la importancia de intensificar la cooperación económica.
El vínculo entre Turquía, un país musulmán de mayoría sunnita, e Irán, la principal potencia islámica chiita, no atraviesa su mejor momento, y sus respectivos Gobiernos tienen posturas opuestas respecto a los conflictos en Yemen, Siria e Irak.
Erdogan ha manifestado su apoyo a la campaña de bombardeos aéreos contra los rebeldes chiitas hutíes de Yemen, liderada por Arabia Saudita. Irán se opone a la intervención extranjera contra los hutíes, a los que sus adversarios acusan de vínculos con Teherán. Sin embargo, esta agenda opuesta en la región se compensa con un importante volumen de relaciones comerciales que en 2014 trepó hasta los 14.000 millones de dólares, cifra considerable teniendo en cuenta las sanciones que sufre Teherán por parte de las potencias mundiales debido a su plan nuclear.
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