27 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Gotas y gotitas: La rutina, muchas veces mi amiga

Jueves, 05 de noviembre de 2015 01:30

Gotas y gotitas: La rutina, muchas veces mi amiga

Rutina es una palabra a la que muchos temen. En ocasiones se utiliza para describir el fracaso de una relación personal, el malestar que sentimos al retomar nuestras ocupaciones diarias después de un período de descanso, para referirnos al vacío que existe en nuestras vidas, al aburrimiento, la pesadez, el cansancio, la frustración, etc. Lo mejor sería comenzar a saber el significado de esta palabra: parece ser que procede de una palabra francesa routine, de la raíz route y ésta de la ruta en latín. O sea nada menos que la ruta, es decir el camino. Tomándolo así creo que no es algo malo o indeseable. Según qué camino, claro. Pero en este caso el camino, la rutina, generalmente es lo que simplifica nuestra vida, nada menos. El camino es algo que tenemos que encontrar o incluso crear. Y en este sentido es muy deseable sobre todo si hablamos de nuestro camino. Pero muchas veces cuando nos referimos a la rutina, hablamos más bien de las acciones repetitivas, en su mayor parte automáticas que no suelen ser muy interesantes. Hoy puedo muchas veces ver a la rutina como mi amiga, Gracias a ella, me libero de la presión que supondría tomar decisiones sobre aquello que realizo con mucha frecuencia. Sé que amanecerá, que necesito comer y beber para seguir viviendo, que al dormir repongo energías; la rutina me ayuda a organizar el tiempo. A lo largo de nuestra vida, importantes habilidades que adquirimos necesitan de práctica (caminar, hablar, leer, etc.). Sin que haya organización, sin rutina, no podríamos contar con ellas. También la rutina, nos permite concentrar las energías en aquello que sí es novedoso y requiere toda nuestra atención. El truco consiste en saber salpicarla con pequeñas dosis de improvisación para que no se convierta en aburrimiento. Las rutinas las establecemos nosotros (en la mayoría de los casos), por lo que muchas de ellas son susceptibles de ser cambiadas. Como siempre, creo que somos dueños de nuestra vida y elegimos como vivirla. No trasformemos nuestras rutinas en amarras, no las necesitamos. Podemos ir acomodándolas y transformándolas conforme lo vayamos necesitando para sentirnos mejor y ser más felices. Hasta la próxima. Namasté.

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Gotas y gotitas: La rutina, muchas veces mi amiga

Rutina es una palabra a la que muchos temen. En ocasiones se utiliza para describir el fracaso de una relación personal, el malestar que sentimos al retomar nuestras ocupaciones diarias después de un período de descanso, para referirnos al vacío que existe en nuestras vidas, al aburrimiento, la pesadez, el cansancio, la frustración, etc. Lo mejor sería comenzar a saber el significado de esta palabra: parece ser que procede de una palabra francesa routine, de la raíz route y ésta de la ruta en latín. O sea nada menos que la ruta, es decir el camino. Tomándolo así creo que no es algo malo o indeseable. Según qué camino, claro. Pero en este caso el camino, la rutina, generalmente es lo que simplifica nuestra vida, nada menos. El camino es algo que tenemos que encontrar o incluso crear. Y en este sentido es muy deseable sobre todo si hablamos de nuestro camino. Pero muchas veces cuando nos referimos a la rutina, hablamos más bien de las acciones repetitivas, en su mayor parte automáticas que no suelen ser muy interesantes. Hoy puedo muchas veces ver a la rutina como mi amiga, Gracias a ella, me libero de la presión que supondría tomar decisiones sobre aquello que realizo con mucha frecuencia. Sé que amanecerá, que necesito comer y beber para seguir viviendo, que al dormir repongo energías; la rutina me ayuda a organizar el tiempo. A lo largo de nuestra vida, importantes habilidades que adquirimos necesitan de práctica (caminar, hablar, leer, etc.). Sin que haya organización, sin rutina, no podríamos contar con ellas. También la rutina, nos permite concentrar las energías en aquello que sí es novedoso y requiere toda nuestra atención. El truco consiste en saber salpicarla con pequeñas dosis de improvisación para que no se convierta en aburrimiento. Las rutinas las establecemos nosotros (en la mayoría de los casos), por lo que muchas de ellas son susceptibles de ser cambiadas. Como siempre, creo que somos dueños de nuestra vida y elegimos como vivirla. No trasformemos nuestras rutinas en amarras, no las necesitamos. Podemos ir acomodándolas y transformándolas conforme lo vayamos necesitando para sentirnos mejor y ser más felices. Hasta la próxima. Namasté.

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