En la mayoría de los colegios de Japón, los estudiantes de escuela elemental y secundaria tiene que realizar muchas tareas como parte de su rutina escolar, entre ellas, barrer, mapear, servir la merienda y limpiar los baños, en lo que compone una tradición conocida como "o-soji", según reportó BBC Brasil.
"En la escuela, un alumno no sólo estudia las materias, también aprende a cuidar lo que es público y a ser un ciudadano más consciente", explicó el maestro Toshinori Saito a dicho medio. "Y nadie reclama porque siempre ha sido así", le expuso al periodista de BBC Brasil, Ewerthon Tobace.
Tobace sostuvo que en las escuelas japonesas no existen cafeterías o comedores y que son los pupilos los que organizan los alimentos y sirven a sus compañeritos. Después, limpian la escuela.
El periodista también explicó al citado medio que a cada grupo de alumnos se les asigna tareas, entre ellas, lavar lo que se utilizó durante la comida, la limpieza del salón, los pasillos, las escaleras y los baños. Son los maestros los que determinan el orden en que se realizaran las tareas de forma rotativa.
Y si pensó que los menores limpian el plantel ante la ausencia de conserjes, sepa que sí existen personas que tienen dicho trabajo, y se conocen como "yomushuji".
Lo que sucede es que el "o-soji" es una tradición en las escuelas japonesas.
"Yo también ayudé a cuidar la escuela, así como lo hicieron mis padres y abuelos, y nos sentimos felices de recibir la tarea porque adquirimos una responsabilidad", recordó el profesor Saito.
Michie Afuso, presidente de la organización sin fines de lucro, ABC Japan, comentó que dichas tareas hacen que los niños entiendan la importancia de limpiar lo que está sucio.
El citado medio opinó que, un reflejo de dicha situación fue cuando los hinchas japoneses limpiaron las gradas durante los juegos de la Copa Mundial de Brasil, al igual que las calles japonesas.
"Eso demuestra el nivel de organización del pueblo japonés, que aprende desde pequeño a cuidar del patrimonio público que va a ser utilizado por las próximas generaciones", opinó la mujer.
Emilia Mie Tamada, brasileña que trabaja en la provincia de Nara, que colinda con Kioto, dijjo que no recuerda haber escuchado a ningún padre que haya haya "cuestionado la participación de su hijo en la limpieza de la escuela".
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En la mayoría de los colegios de Japón, los estudiantes de escuela elemental y secundaria tiene que realizar muchas tareas como parte de su rutina escolar, entre ellas, barrer, mapear, servir la merienda y limpiar los baños, en lo que compone una tradición conocida como "o-soji", según reportó BBC Brasil.
"En la escuela, un alumno no sólo estudia las materias, también aprende a cuidar lo que es público y a ser un ciudadano más consciente", explicó el maestro Toshinori Saito a dicho medio. "Y nadie reclama porque siempre ha sido así", le expuso al periodista de BBC Brasil, Ewerthon Tobace.
Tobace sostuvo que en las escuelas japonesas no existen cafeterías o comedores y que son los pupilos los que organizan los alimentos y sirven a sus compañeritos. Después, limpian la escuela.
El periodista también explicó al citado medio que a cada grupo de alumnos se les asigna tareas, entre ellas, lavar lo que se utilizó durante la comida, la limpieza del salón, los pasillos, las escaleras y los baños. Son los maestros los que determinan el orden en que se realizaran las tareas de forma rotativa.
Y si pensó que los menores limpian el plantel ante la ausencia de conserjes, sepa que sí existen personas que tienen dicho trabajo, y se conocen como "yomushuji".
Lo que sucede es que el "o-soji" es una tradición en las escuelas japonesas.
"Yo también ayudé a cuidar la escuela, así como lo hicieron mis padres y abuelos, y nos sentimos felices de recibir la tarea porque adquirimos una responsabilidad", recordó el profesor Saito.
Michie Afuso, presidente de la organización sin fines de lucro, ABC Japan, comentó que dichas tareas hacen que los niños entiendan la importancia de limpiar lo que está sucio.
El citado medio opinó que, un reflejo de dicha situación fue cuando los hinchas japoneses limpiaron las gradas durante los juegos de la Copa Mundial de Brasil, al igual que las calles japonesas.
"Eso demuestra el nivel de organización del pueblo japonés, que aprende desde pequeño a cuidar del patrimonio público que va a ser utilizado por las próximas generaciones", opinó la mujer.
Emilia Mie Tamada, brasileña que trabaja en la provincia de Nara, que colinda con Kioto, dijjo que no recuerda haber escuchado a ningún padre que haya haya "cuestionado la participación de su hijo en la limpieza de la escuela".
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