27 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Gotas y gotitas: Más vale tarde... que nunca

Viernes, 20 de noviembre de 2015 01:30

Gotas y gotitas: Más vale tarde... que nunca

Ayer caminaba por el parque San Martin de nuestra ciudad y de pronto en medio de todos los árboles, llamó mi atención un lapacho amarillo, amo los lapachos amarillos, estaba recién florecido, coposo, bello. Mientras lo miraba pensaba, que raro, todos los otros ya florecieron, y ya pasó el tiempo de verlos por todos lados. Sin embargo este lapacho tardío, embellecía la vida de igual manera que los otros, no importaba que estuviera fuera del tiempo estipulado para florecer. Esto me llevó a reflexionar, cuántas veces en la vida, creemos que ya es tarde para algunas cosas, sin siquiera intentar llevarlas a cabo. Más vale tarde que nunca significa que es preferible que hagamos algo después de lo previsto, a que no lo hagamos nunca, ya que por lo menos lo habremos hecho. Es mejor que lleguemos un poco tarde a una cita, a que dejemos plantada a la persona con la que habíamos quedado. Es mejor pedir perdón después de un tiempo a que no nos arrepintamos nunca por algo malo que hayamos hecho. Es mejor empezar tarde esa carrera universitaria que siempre quisimos hacer a que nunca lo intentemos. Es mejor que terminemos tarde una tarea a que la dejemos inacabada para siempre. A veces nos quedamos con ganas, con sueños incumplidos, por pensar que ya no es tiempo. Por pensar que ya no tenemos edad, o que los demás van a burlarse de nuestros intentos. Si lo deseamos y nos hacemos responsables de ese deseo; yendo hacia él, utilizando los recursos que tenemos, pidiendo ayuda a las personas adecuadas, es muy probable que lo podamos cumplir, y si no es así, también habrá valido la pena el camino recorrido que seguramente nos dejará muchas enseñanzas acerca de nosotros y de los demás, que va a aumentar nuestra sabiduría para vivir más y mejor. Así que, si no llegás a tiempo de hacer algo y te entra la duda, recordá la columna de hoy: más vale tarde que nunca. Hasta la próxima. Namasté.

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Gotas y gotitas: Más vale tarde... que nunca

Ayer caminaba por el parque San Martin de nuestra ciudad y de pronto en medio de todos los árboles, llamó mi atención un lapacho amarillo, amo los lapachos amarillos, estaba recién florecido, coposo, bello. Mientras lo miraba pensaba, que raro, todos los otros ya florecieron, y ya pasó el tiempo de verlos por todos lados. Sin embargo este lapacho tardío, embellecía la vida de igual manera que los otros, no importaba que estuviera fuera del tiempo estipulado para florecer. Esto me llevó a reflexionar, cuántas veces en la vida, creemos que ya es tarde para algunas cosas, sin siquiera intentar llevarlas a cabo. Más vale tarde que nunca significa que es preferible que hagamos algo después de lo previsto, a que no lo hagamos nunca, ya que por lo menos lo habremos hecho. Es mejor que lleguemos un poco tarde a una cita, a que dejemos plantada a la persona con la que habíamos quedado. Es mejor pedir perdón después de un tiempo a que no nos arrepintamos nunca por algo malo que hayamos hecho. Es mejor empezar tarde esa carrera universitaria que siempre quisimos hacer a que nunca lo intentemos. Es mejor que terminemos tarde una tarea a que la dejemos inacabada para siempre. A veces nos quedamos con ganas, con sueños incumplidos, por pensar que ya no es tiempo. Por pensar que ya no tenemos edad, o que los demás van a burlarse de nuestros intentos. Si lo deseamos y nos hacemos responsables de ese deseo; yendo hacia él, utilizando los recursos que tenemos, pidiendo ayuda a las personas adecuadas, es muy probable que lo podamos cumplir, y si no es así, también habrá valido la pena el camino recorrido que seguramente nos dejará muchas enseñanzas acerca de nosotros y de los demás, que va a aumentar nuestra sabiduría para vivir más y mejor. Así que, si no llegás a tiempo de hacer algo y te entra la duda, recordá la columna de hoy: más vale tarde que nunca. Hasta la próxima. Namasté.

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